EL TELEADICTO

Bob Pop

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Bob Pop pasó por el Teatro Arniches de Alicante. Pura inteligencia y sensibilidad. Ahora que se premia todo, yo le otorgaría el galardón al mejor monologuista que ha pasado por la ciudad en los últimos años (con permiso de Luis Piedrahita, mago y poeta, que juega en otra liga).

Con su cultura enciclopédica y las citas de sus diarios de cabecera como hilo conductor, Bob Pop no dejó títere con cabeza, y se atrevió a decir lo que muy pocos han pronunciado sobre un escenario. Quizá Pepe Rubianes. Pero como estamos en el territorio de la crítica televisiva, procedamos. Si según sus palabras, «la primera transición española acabó cuando Bárbara Rey anunció en Sálvame su relación con Chelo García Cortés», yo sostengo que el canal #0 inició su declive cuando Bob Pop se despidió de Late Motiv. Ese fue el principio del fin.

Después se despidió el programa de Andreu Buenafuente. Simultáneamente desapareció Jon Sistiaga con sus reportajes de autor, y cualquier atisbo de programa crítico e inteligente. En su lugar, llegaron supuestos espacios de humor, sospechosamente cortados por el mismo patrón. E incluso la en otro tiempo revolucionaria Mercedes Milá se adocenó, eligiendo entre la colección de entrevistas más lustrosa de la televisión española, a invitados de tan desfasados y extemporáneos como Jimmy Giménez-Arnau, Susana Estrada o Miguel Bosé.

Cómo echamos de menos a Fernando Jerez, el hombre que trazó la parrilla fundacional del canal #0. A Bob Pop, que fue cocinero antes que fraile, y crítico televisivo en el diario Público hasta su cierre abrupto, firmando como Roberto Enríquez, no le dio tiempo a hablar del canal en sus tres ventanas de la contraportada. Pero sobre en el escenario no calla nada. Y conmueve.