TRIBUNA

La zorra y el cuervo

María Bas, en un instante del videoclip de 'Zorra'.

María Bas, en un instante del videoclip de 'Zorra'. / CEDIDA

Emilio Soler

Emilio Soler

Desde joven soy lector y coleccionista de tebeos. Esto, para los que me conocen, no resulta nada nuevo. Guardo en mi refugio de Biar un buen lote de esas publicaciones que he ido coleccionando desde mi más tierna infancia. Hoy en día, las sigo comprando de tanto en tanto cuando la feria del libro de ocasión se instala por Alicante. De entre los muchos personajes en eso que ahora los más jóvenes llaman comic, siempre ha habido uno que me entusiasmó y los compraba siempre que podía, “La Zorra y el Cuervo”.

Todo empezó, créanselo, en una serie de animación creada por un animador norteamericano, Frank Tashlin, a comienzos de los años cuarenta. Nunca he visto ninguna de esos dibujos animados en la tele ya por aquí todavía ni la esperábamos pero, como les prometo por el Barça y la Bisset, he seguido releyendo las aventuras de esos dos simpáticos personajes en los tebeos que la editorial mexicana Novaro, la de Superman, el Llanero Solitario, o la Pequeña Lulú nos ofrecía con sus textos en castellano.

En estos episodios que me divierten todavía sobremanera, el Cuervo, ave negra y maligna, experto en trampas y añagazas, siempre sorprendía a la ingenua y bondadosa Zorra, a la que terminaba dejando en mal lugar en clave cruelmente graciosa. Para los no tan mayores como un servidor, les remito a aquellos episodios televisivos de dibujos animados, inspirados en las travesuras del Cuervo contra la Zorra, donde un ágil y simpático Correcaminos siempre eludía al malvado Coyote que deseaba deglutirlo y terminaba, indefectiblemente, malparado.

Bien, pues con este lío del Festival Fest, o como se llame el certamen benidormí,  la Zorra, tras tantos fracasos históricos frente al malvado cuervo, ha conseguido vencer y, sobre todo, poner de los nervios a esa sociedad tan negra como el cuervo. La misma ciudadanía, política o no, que considera que la libertad de expresión tan solo consiste en promocionar tristes espectáculos taurinos donde el toro es sacrificado ante el público al estilo de los coliseos romanos, mantener la crueldad de la caza contra animales desvalidos mientras ellos disparan con fusiles de última generación, a lo lejos, eso sí. O que esa libertad de expresión les permita colgar impunemente muñecos del Presidente Sánchez para atizarle duro y a la cabeza.

Lo lamentable es que esa parte de la sociedad tan negra no sepa leer la letra de la canción vencedora del festival y que, espero, nos pueda representar en la cosa esa de Eurovisión ahora que, ya hace algún tiempo desapareció la Inquisición que tanto añoran. No puedo imaginar que dirán si a la cancioncita, con la publicidad que ellos mismos le están otorgando, le da por ganar. Por supuesto que ninguno de tantos críticos sobre el texto de “Zorra”, han escuchado la canción ni leída la letra, pero les da igual. Ay, si Esopo, Juan Manuel, Samaniego o Poe levantaran la cabeza…