La última línea de defensa del Estado frente a grandes catástrofes: La UME

Archivo - Un agente de la UME (Unidad Militar de Emergencias) durante una práctica de tendido de manguera para la extinción de incendios, en la base de Torrejón de Ardoz, Madrid (España), a 2 de julio de 2020.

Archivo - Un agente de la UME (Unidad Militar de Emergencias) durante una práctica de tendido de manguera para la extinción de incendios, en la base de Torrejón de Ardoz, Madrid (España), a 2 de julio de 2020. / Ricardo Rubio - Europa Press - Archivo

Salvador Ivorra Chorro

Salvador Ivorra Chorro

La UME, se constituyó en 2005 para dar respuesta a la necesidad de contar con una fuerza estatal especializada en situaciones críticas cuando los medios de las comunidades autónomas quedan desbordados. Su versatilidad para intervenir en una amplia gama de escenarios, desde desastres naturales hasta crisis sanitarias, la posiciona como un actor clave en la salvaguarda de la seguridad y el bienestar de la población. Su lema “PARA SERVIR” es una clara muestra de ello.

Todos conocemos la enorme labor que realiza la UME en situaciones extremas de emergencia y catástrofes pero siempre los vemos en acción y en muy pocas ocasiones podemos conocer cómo se preparan diariamente para el momento en el que se necesitan. Estos últimos días he tenido la posibilidad de compartir su trabajo de preparación completamente integrado en el Batallón de Intervención Militar número III situado en Bétera (Valencia). En esta estancia he podido conocer de primera mano el intenso ritmo diario para disponer de todo el material necesario operativo y a la vez estar perfectamente preparados para afrontar una emergencia.

Como no puede ser de otra manera, el frenético ritmo de trabajo diario está basado en una intensa planificación de todas las actividades de formación, así como las de instrucción y adiestramiento diario con prácticamente un año de antelación. Este ha sido uno de los aspectos que más me ha sorprendido positivamente.

La jornada se inicia a las 7:30 h. y a continuación se procede a realizar la formación de las 500 personas que forman el batallón. A partir de ese momento y tras el entrenamiento físico cada sección realiza la instrucción correspondiente y planificada para poder afrontar situaciones de emergencia en incendios forestales, inundaciones, terremotos y rescate urbano, entre otras. Sin duda, este aspecto refuerza la eficacia de la UME con su continuo compromiso con la preparación constante.

He tenido la oportunidad de asistir a diferentes operaciones tácticas de rescate urbano, apuntalamientos, construcción de diques para contener inundaciones, uso de maquinaria pesada para movimiento de tierras y equipos e intervención en incendios forestales. En todas ellas oficiales del cuerpo de ingenieros las han planificado, han registrado tiempos, han calculado volúmenes de agua o volúmenes de tierras movidas por maquinaria pesada, aplicado el método científico para analizar y mitigar el efecto de la emergencia utilizando ingeniería. En definitiva se analizan las capacidades y los tiempos de respuesta para en una futura intervención conocer qué medios y qué respuesta se podría dar a en esa catástrofe desde un punto de vista racional.

En la Comunidad Valenciana las situaciones de emergencia más habituales son los incendios forestales y las inundaciones, aunque en ocasiones también tenemos grandes nevadas que afectan a territorios del interior de Castellón e incluso el riesgo latente de los terremotos en el sur de la provincia de Alicante y Murcia del que he hablado en tantas ocasiones. La formación y preparación para el rescate urbano es absolutamente necesaria para intervenir en esta clase de catástrofes como se demostró en la intervención del terremoto de Lorca de 2011. Esta especialidad dedicada a la localización, extracción, y la estabilización inicial de personal atrapado en espacios cerrados o bajo escombros debido a un colapso de una construcción, tiene también una especial relevancia en las intervenciones en el extranjero. La acreditación que dispone la UME por parte del INSARAG (Grupo Asesor Internacional de Búsqueda y Rescate) de la ONU es sin duda una muestra de los exigentes protocolos de trabajo y del material que dispone.

En el campo del rescate urbano, la instrucción en situaciones posteriores a un terremoto lo más importante es recuperar las vidas humanas atrapadas en el menor tiempo posible. Para ello se emplea personal altamente capacitado en el manejo de la última tecnología para la detección de vidas humanas, así como el uso de herramientas avanzadas de desescombro manual. El dominio de sistemas de apuntalamiento convencionales y muy específicos es esencial para el acceso de los rescatadores y la extracción de las personas atrapadas. En esa situación de emergencia el dominio de las técnicas y procedimientos a utilizar basada en una constante instrucción en campos de experimentación especialmente diseñados para ello es esencial para una adecuada respuesta.

Tras conocer de primera mano cómo se preparan diariamente para estas intervenciones, me quedo más que convencido en que depositar en la UME nuestras esperanzas en una situación extrema de emergencia, es depositarlas en un conjunto de personas muy formadas y sobretodo con una constante instrucción y adiestramiento para cumplir con la misión encomendada.

De esta estancia se abren enormes posibilidades de colaboración entre la Universidad de Alicante y la UME en el ámbito de la formación y la investigación pudiendo plantear ideas para el intercambio de conocimientos y experiencias que contribuirán a forjar un futuro más seguro y resiliente para todos.