Los reyes del escándalo

Una imagen de Koldo García.

Una imagen de Koldo García. / EFE

Marc Llorente

Marc Llorente

Venga de donde fuere, no es preciso repetir que la corrupción es inasumible y que la lucha contra ella debe ser rotunda. No siempre es así y algunos se escaquean por la puerta de atrás de una u otra forma. Por la exculpación de los tribunales o porque no existen pruebas suficientes. Depende. «El que la hace, la paga», afirma el presidente Sánchez. No es así siempre como decimos. Durante el Gobierno del PP, la cooperación con la justicia para esclarecer casos que implicaban a ese partido, consistió en entorpecer investigaciones e impedir con mayor o menor éxito esa acción.

La corrupción de la derecha fue una constante. La ampararon y la transparencia fue nula. Esta era la ejemplaridad absoluta. Sigue habiéndola siempre que tienen la oportunidad de demostrarla echando balones fuera, mirando al tendido y enrocándose. Viendo la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio a propósito del exasesor de Ábalos, respecto a la investigación relacionada con la venta de mascarillas de forma fraudulenta, al parecer, en plena pandemia. Aunque el exministro de Transportes no sea el acusado, la ética y la estética exigen que asuma cierta responsabilidad por lo ocurrido. O deja su escaño del Congreso o expulsión, lo cual no será obstáculo para un PP con nueva excusa a fin de ir de cacería con la bala apuntando a Pedro Sánchez.

De tal forma, el grupo estrella de la corrupción española, con causas que le acosan desde 2009, pone el énfasis en el caso Koldo como manera de intentar seguir desgastando al Ejecutivo a cualquier precio. En 2024 orbitan alrededor del PP unos 30 sumarios con la instrucción concluida. La Gürtel, Lezo, Púnica, Erial, Taula, Tandem y más con varias decenas de exdirigentes procesados. Juicios pendientes de los que, aun con retraso, puede presumir la formación conservadora presidida hoy por Núñez Feijóo. Hasta 2025 la Audiencia Nacional juzgará casos de corrupción del Partido Popular.

La Comunidad Valenciana ha sido experta en estas gracias cuando gobernó la derecha antes de llegar Ximo Puig. Malversación, cohecho, financiación irregular, blanqueo de capitales, contratos zombis (cobrar sin ir a trabajar), amaño de contratos, cobros de mordidas, alzamiento de bienes… Condenas, absoluciones, fallecidos, prescripciones, archivos o recursos. Personajes como Alfonso Grau, García-Fuster, Rita Barberá, el «yonqui del dinero» Marcos Benavent, Máximo Caturla, Zaplana, Camps

La desfachatada ofensiva no ha hecho más que comenzar personándose en la causa judicial correspondiente, «en defensa de la higiene democrática». Por supuesto, higiene con la que solo se puede estar conforme. Pero que venga de las manos del PP es una tomadura de pelo. ¡Una farsa! Otra huida hacia delante y una de esas bromas pesadas a las que nos tienen acostumbrados. Los reyes del escándalo, cínicos y oscuros organizadores de tracas, culpan a otros de ser lo que ellos son. Unos embaucadores.

Vean a Díaz Ayuso en uno de los frentes de guerra. Se denunciaron los contratos sospechosos coincidiendo con la investigación a su hermano por una jugosa comisión cobrada de la Comunidad de Madrid en un contrato de mascarillas, caso que se archivó con fundamento o sin él, o los sobrecostes de las mascarillas que pagó el Ayuntamiento de Madrid. Y ahora señalan a las altas instancias del PSOE y en particular a Sánchez, claro, como «líder de la organización criminal de la trama Ábalos». Una sentencia ya dictada con especulaciones sucias y gratuitas por parte de una formación que sí quedó señalada claramente como «partido corrupto» que ha saqueado a la ciudadanía en lugar de favorecerla, que buena falta hace siempre. Pues no.

Los falsos superhéroes de la libertad, infieles cumplidores de la democracia y la Constitución, crean un grupo de seguimiento que pretende responsabilizar a Sánchez de haber tapado esta trama indecente durante mucho tiempo y de no haberlo denunciado. Quieren defender a los españoles los que nada han hecho ni hacen en su favor. Al contrario. Y exige que se cumpla la ley el mismo grupo político que se la ha saltado multitud de veces. Naturalmente que hay que cumplirla. ¿No resulta esperpéntico que enarbolen la bandera de las manos limpias estas personas con turbias manos?

Vean, además, el macroproceso actual del caso Perla Negra, donde se investigan delitos relacionados con el sobrecoste en la construcción y compra por parte de la Consejería de Economía de la Junta de Castilla y León. Prevaricación, malversación de caudales públicos o tráfico de influencias. Una comunidad gobernada por Fernández Mañueco junto a Vox, con índices económicos que la sitúan a la cola de España y retrocesos en políticas de igualdad y diálogo social. Recortes en derechos y libertades, ataque a las minorías, deterioro de lo público, de la cultura y otras barbaridades. En síntesis, algunos quieren eclipsar el calvario judicial del PP y tapar sus variadas vergüenzas subrayando e inflando el lamentable asunto de Koldo García, que se deberá resolver totalmente.