Del sur

Una mujer trata de sintonizar su televisión.

Una mujer trata de sintonizar su televisión. / / BERNABÉ / GUTIER

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Permitan que me abra en canal. Confieso públicamente que de no haber sido por un hecho que sucedió hace 40 años justos, mi vida habría sido distinta. En 1984 se consumó una canallada por parte de los responsables de Fomento: desmantelaron la línea férrea entre Lorca y Granada. Desconozco quién estaba detrás de aquella medida, pero desde entonces Levante y Andalucía quedaron desconectadas por tren. Aquel Ter azul y plata que unía diariamente València con Granada en ambos sentidos hizo su último viaje, y a partir de entonces para desplazarse a las provincias andaluzas hubo que hacerlo en autobús o en eternos viajes de hasta doce horas con trasbordos en Alcázar de San Juan.

Sé positivamente que mi destino estaba allí. Andaluces son los dos mejores críticos televisivos que he conocido, Cipriano Torres (granadino) y Francisco Andrés Gallardo (gaditano). Críticos televisivos de verdad, no firmantes que usaron ese rincón, con la anuencia de sus jefes, para hablar de sus asuntos que nada tenían que ver con las pantallas, desde Michi Panero y Haro hasta muchos más recientes que se sirvieron de su rincón como catapulta para hacer carrera literaria. Por el contrario, desde la humildad, Torres (ya jubilado) y Gallardo, dos personas íntegras, nunca dejaron de darnos verdaderas lecciones catódicas.

Cumpliendo a pie juntillas los rasgos de mi signo zodiacal (un cáncer hogareño, sensible, familiar) me fue imposible despegarme de las cuatro paredes de casa, o imitar al caracol y llevármela a cuestas. Pero para mis adentros tengo clara mi adscripción al sur. Es una querencia. No es casualidad que colaborase en la sección de TV con Inmaculada Jabato (la Pepa Fernández de Canal Sur Radio) en La buena estrella mientras sigo inédito en la radio autonómica 35 años después, o que fuese crítico televisivo desde el número 1 de La Opinión de Málaga. Por eso hoy celebro el Día de Andalucía.