Socialistas por la dignidad

Socialistas por la dignidad

Socialistas por la dignidad / INFORMACIÓN

Juan Carlos Padilla Estrada

Juan Carlos Padilla Estrada

-Pa, ¿quiénes son esos señores con los que te has reunido?

—Son siete diputados socialistas, que se hacen llamar «Socialistas por la dignidad».

—Ufff Pa, no sé yo en estos tiempos…

—Lo comprendo. Pero se trata de siete señores que han tomado una determinación para alejarse de lo que interpretan como la compra de votos independentistas a cambio de dignidad.

—Cuéntame eso, Pa, que suena bien.

—Pues verás, ante la deriva que ha ido tomando la política española, siete miembros del partido socialista, todos ellos escandalizados por los dislates que está obligando a perpetrar Pedro Sánchez a su partido a cambio de permanecer en el poder, y desencantados del mantra oficial, ese que dice que peor sería que gobernara la derecha, han decidido unirse en un pequeño grupo y negociar sus votos, igual que lo hacen los independentistas, pero en sentido contrario.

—¿Y eso se puede hacer, Pa?

—Se puede, aunque han de renunciar a seguir perteneciendo al grupo socialista y marcharse al mixto. Saben que solo les queda esta legislatura, pero todos ellos son personas que no están ancladas a la política como modo de vida. Hay un catedrático, dos médicos, un profesor de instituto, un funcionario de prisiones, un asesor fiscal y un instalador de aire acondicionado que ganaba mucho más con su negocio que en la política. Todos ellos han decidido negociar sus votos con el grupo socialista en sentido exactamente contrario al que lo hacen los independentistas catalanes, de manera que si para convencer a los catalanes hay que darles prebendas ellos votarán en contra, con lo que Pedro Sánchez se encuentra entre la espada y la pared.

—Me parece una iniciativa valiente y digna, desde luego. ¿Y de dónde son esos santos varones?

—Pues no sé exactamente, pero uno de ellos es de Alicante, y me ha parecido un tipo sensato y muy harto de la deriva que está sufriendo su partido, tanto que me ha definido a Sánchez como lo peor que le ha ocurrido al PSOE en toda su historia.

—¿Tú crees que esta estrategia resultará?

—Desde luego, es exactamente la misma que utilizan los catalanes, pero al contrario. Y se trata de individuos sin afán de medrar en política, con un sentido de servicio a su país más que encomiable, muy diferente del borreguismo que impera en la inmensa mayoría de sus compañeros, que se dejan guiar por el susodicho Sánchez, aplaudiendo sus cambios continuos de posición y riendo las gracias de sus continuas mentiras.

—Y, ¿no tienen miedo?

—Eso mismo les he preguntado yo. Y su respuesta me ha dejado muy satisfecho: «Miedo hay que tenerle al individuo que nos gobierna, que va a destruir el país llamado España y el partido llamado socialista».

—Entonces, ¿eso es legal?

—Absolutamente JC. Ellos se marchan al grupo mixto, se articulan como grupúsculo y negocian sus siete votos con las mayorías de la cámara. La aritmética parlamentaria les da un poder completamente desproporcionado a su magnitud, lo mismo que pasa con los catalanes y los vascos. Pero esas son reglas del juego.

—Sí Pa, esas mismas reglas del juego que hemos visto tantas veces como dañinas e injustas.

—Pues, por una vez, puede que con este grupo de socialistas por la dignidad, se conviertan en un instrumento de justicia y sentido común.

—¿Qué les has dicho cuando se han despedido?

—Les he animado, y les he contado la historia de una ciudad llamada Sodoma, hace muchos años. Abraham me imploró el perdón para ese lugar, y yo le dije que si encontraba cincuenta hombres justos lo tendría. No los encontró y yo fui rebajando la cifra a 40, a 30, luego a 20, después a 10… pero no los halló. Por eso borré a Sodoma del planeta Tierra. Ahora, quizá este Parlamento español se pueda salvar por estos siete diputados… Quizá ellos, aunque sean solo siete, puedan reverdecer la dignidad en un lugar donde parece que ese concepto está muy pasado de moda.