Opinión | Tribuna

Francisco Polo Candela

El Arreglo de Pasos: un rito peculiar

Teresa mantiene la tradición de hacer buñuelos en El Huerto. | F.P.

Teresa mantiene la tradición de hacer buñuelos en El Huerto. | F.P. / FranciscoPoloCandela

Durante la segunda mitad del siglo XIX fueron las familias crevillentinas quienes adquirieron los pasos procesionales y, con el transcurrir del tiempo, este hecho dio lugar a que se estableciera uno de los «ritos» más característicos y peculiares de la Semana Santa en la localidad como es el tradicional Arreglo de Pasos que se viene desarrollando las tardes de Martes y Miércoles Santo.

Esta costumbre surgió puesto que los grupos o imágenes procesionales permanecían custodiados durante todo el año en locales propiedad de las familias que los habían adquirido. En algunos casos, las imágenes convivían como uno más con dicha familia cuando se trataba de la imagen de Cristo o bien, con el rostro cubierto y de cara a la pared como castigo, cuando se trataba de los judíos que azotan a Jesús.

Al permanecer durante todo el año en las casas particulares, las tardes de Martes y Miércoles Santo los herederos de las familias propietarias se reúnen para proceder a preparar y adecentar el paso de su devoción para la Concentración en el templo Belén y para la posterior procesión de La Pasión de Cristo, que tiene lugar el Miércoles Santo por la noche y en la que participan 16 pasos.

Como si de un ritual se tratase, cada miembro de la familia tiene asignada una tarea en concreto, bien sea vestir la imagen con los ropajes procesionales, limpiar los enseres de la cofradía, colocar debidamente la corona al Señor....

Mientras tanto, otros se vienen encargando de la intendencia y preparan algunas variedades gastronómicas como pueden ser los buñuelos con chocolate caliente, torrijas, habas hervidas regadas con vino del terreno o también alguna variedad de las «cocas» crevillentinas con las que obsequian tanto a familiares como a los costaleros y cuantos se acercan por el local.

Con la inauguración del Museo de Semana Santa en febrero de 2005, se tenía cierta preocupación por si esta entrañable tradición pudiera llegar a perderse al permanecer los pasos todo el año en el Museo Pasional, pero, con el arraigo que existe entre las familias y la devoción al grupo procesional de sus mayores, el Arreglo de Pasos no sólo no se ha visto menguado sino que ha experimentado un impulso puesto que ahora únicamente disfrutan de su presencia en los locales durante escasos días.

Esta es la fuerza de la Semana Santa crevillentina que ha sabido mantener su particular forma de celebración y continúa defendiendo su arraigo entre la población que la siente como propia.