Opinión

La “halcón” de Berlín

Annalena Baerbock, ministra de Exteriores de Alemania y líder del partido verde.

Annalena Baerbock, ministra de Exteriores de Alemania y líder del partido verde. / EFE

Si hay un personaje en el Gobierno de Berlín que no ceja en su empeño de convencer a su canciller federal de que suministre a Ucrania todas las armas que este país dice necesitar es la titular de Exteriores, Annalena Baerbock.

La verde Baerbock, que llegó a la coalición de gobierno con socialdemócratas y liberales con el compromiso de hacer una política exterior “feminista”, no desentonaría en el actual equipo de neocons del Departamento de Estado norteamericano.

Hay, es cierto, otra política germana aún más vehemente que Baerbock en su apoyo a Ucrania y es la diputada Marie-Agnes Strack-Zimmerman, lobista de la industria armamentista y cabeza de lista del Partido Liberal para las próximas elecciones europeas.

Baerbock, que presionó ya en su día al canciller socialdemócrata a favor de la entrega a Ucrania de los carros de combate Leopard, le presiona ahora para que autorice cuanto antes el envío a ese país de los misiles alemanes de largo alcance Taurus.

Como ocurrió antes con los tanques, Scholz se resiste a suministrar a Kiev los misiles porque el canciller no acaba de fiarse totalmente del Gobierno de Volodímir Zelenski.

¿Qué ocurriría si a los militares ucranianos que estuviesen al cargo de esos misiles se les ocurriera elegir las coordenadas del Kremlin para atacarlo directamente?

¿Quién puede predecir de qué es capaz un país que lucha por su supervivencia como Ucrania?, se pregunta el semanario Der Spiegel, que no comparte el escepticismo del canciller, pero dice comprender al político.

Y por primera vez, el semanario, últimamente muy crítico con la coalición de Gobierno, reconoce como méritos de Scholz haber guiado al país por una grave crisis energética, impedido una explosión de precios e impulsado la reforma de las Fuerzas Armadas.

Todo lo cual no ha evitado el desplome de popularidad de la coalición y el espectacular ascenso de la ultraderecha populista de Alternativa para Alemania, que defiende negociar con Rusia para detener una guerra a la que culpa directamente de la desindustrialización alemana.

Nada de eso parece, sin embargo, afectar a Annalena Baerbock, que habla últimamente de una estratagema para vencer os reparos del jefe de Gobierno y que consiste en un canje de misiles con los británicos.

El Reino Unido intercambiaría sus misiles de crucero Storm-Shadow, que los ucranianos están ya utilizando frente a Rusia, por los Taurus alemanes, y sería entonces Londres quien hiciese llegar estos últimos a Ucrania.

Pero muchos advierten de que para que los Taurus puedan desarrollar todo su potencial, es decir, sortear automáticamente las defensas antiaéreas del enemigo y dar en el blanco con un margen de error máximo de tres metros, hace falta mucha preparación y destreza.

Preparación que sólo tienen los soldados alemanes, a los que habría que enviar a suelo ucraniano, algo a lo que se resiste Scholz por considerarlo demasiado peligroso.

Pero la ministra Baerbock seguirá pese a todo insistiendo. ¡Ay, quién vio a aquellos “verdes” tan pacifistas de finales de los setenta y comienzos de los ochenta y ve a los de “verdes” de ahora!

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