Opinión

¿Una visión sesgada y sectaria de la Guerra Civil?

Una fotografía tomada por Ana María Martínez Sagi durante la Guerra Civil Española.

Una fotografía tomada por Ana María Martínez Sagi durante la Guerra Civil Española. / Cedida

Las leyes autonómicas de la concordia han reactivado el debate sobre la guerra civil ya que, según leo en la prensa, PP y VOX desean terminar con una “visión sesgada y sectaria” de la contienda. Como historiador, me siento obligado a tratar brevemente tres cuestiones. La primera es que la Historia es una ciencia social que ratifica sus hipótesis mediante pruebas documentales. La segunda es que el franquismo fabricó una falsa historia de la guerra y la tercera, que existe una larga nómina de colegas que han demostrado documentalmente lo que expondré más adelante.

El franquismo construyó una historia de la guerra civil que puede resumirse así. Las elecciones de 1936 fueron la antesala del comunismo ya que, capturados por comunistas y separatistas, los gobiernos del Frente Popular promovieron una primavera revolucionaria preparando de este modo la insurrección que la Tercera Internacional tenía previsto iniciar en el verano para instaurar la dictadura del proletariado. Por ello fueron legítimos un Alzamiento Nacional y una guerra que derrotó a una república que colectivizó tierras y empresas; fusiló a decenas de miles de inocentes y perdió la contienda pese a disponer de un ejército mejor armado gracias al apoyo soviético.

Frente a esta visión, historiadores profesionales han ratificado documentalmente lo que sigue.

1º) El programa del Frente Popular era el mismo que el del primer bienio republicano-socialista, programa paralizado durante el bienio radical-cedista. Me refiero a la reforma agraria, la reforma educativa, la separación de Iglesia y Estado, la reforma fiscal, la descentralización mediante nuevos estatutos de autonomía y la continuación de la política de reformas laborales. Nada de esto era revolucionario ni separatista y en los gobiernos de coalición de Izquierda Republicana y Unión Republicana que se sucedieron durante la primavera de 1936 no hubo ningún ministro del PSOE, del PCE ni de los nacionalistas vascos y catalanes - sólo en mayo ocupó la cartera de Trabajo Juan Lluhí, militante de Esquerra Republicana-.

2º) Está documentado que, para detener las reformas arriba señaladas y con el apoyo de Mussolini, el general Mola y los monárquicos habían decidido dar un golpe de Estado si el Frente Popular ganaba las elecciones. Durante la primavera de 1936, se sumaron a la conspiración militar los falangistas, los requetés, las juventudes de la CEDA y en mayo, Gil Robles decidió apoyar política y económicamente a Mola. La trama civil organizó actos violentos con la finalidad de promover una situación caótica que justificara el golpe de Estado. Otro hecho acreditado es que no existió conspiración alguna para instaurar el comunismo en el verano de 1936. La documentación de la III Internacional ha sido desclasificada y no ha aparecido ninguna prueba de ello, sino todo lo contrario. La orden de Stalin fue que el PCE apoyara el Frente Popular para defender a la Unión Soviética del fascismo evitando su extensión por Europa y buscando la alianza con Francia y Gran Bretaña.

3º) Durante la primavera de 1936, la UGT y la CNT impulsaron movilizaciones sociales para presionar al gobierno a cumplir las promesas de reforma agraria y laboral (ocupación de tierras para repartirlas entre jornaleros y huelgas por el aumento de salarios y el restablecimiento de la legislación laboral del bienio republicano - socialista). También se ha probado que la ocupación de tierras no respetó en ocasiones lo establecido por los decretos de marzo del ministro de Agricultura Mariano Ruiz Funes. Esas movilizaciones contribuyeron a crear un clima de conflictividad y violencia política, pero no existe documentación alguna que acredite una conspiración revolucionaria, lo que refuta una de las mentiras del franquismo. No fue la revolución la que provocó el golpe de Estado, sino un fallido golpe de Estado quien la originó.

4º) Tras el 18 de julio, se produjo en efecto una revolución en algunas zonas de la España republicana. Milicias armadas anarquistas y del POUM con la colaboración de algunos extremistas de la UGT colectivizaron tierras y empresas, pero, insisto, esa revolución salió adelante no porque estuviera organizada, sino como consecuencia del fracaso del golpe de Estado. El gobierno de Giral licenció a las tropas por miedo a la insurrección de sus oficiales y entregó armas a milicianos que evitaron el triunfo de los golpistas en esas zonas y luego colectivizaron tierras y empresas dada la existencia de un Estado fallido. Sin embargo, los gobiernos de coalición de Largo Caballero y de Negrín llevaron a cabo una verdadera contrarrevolución: integración de las milicias en el Ejército de la República, restablecimiento del poder del Estado frente a la atomización que se dio en el verano del 36 y freno a las colectivizaciones tras los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona.

5º) Entro en el siempre espinoso asunto de los crímenes cometidos en los dos bandos. En el estado actual de las investigaciones, entre julio de 1936 y abril de 1939, fueron asesinadas 130.199 personas en la zona franquista y 49.272 en la republicana. ¿A qué se debió esa diferencia? Cito algunos documentos. Declaración del General Franco en 1937 a un periodista norteamericano: “Prefiero una ocupación sistemática del territorio acompañada por una limpieza necesaria que una rápida derrota del enemigo que deje al país lleno de adversarios”. General Mola, también en 1937: “Yo podría aprovechar nuestras circunstancias favorables para ofrecer una transacción a los enemigos; pero no quiero. Quiero derrotarlos para imponerles mi voluntad, que es la vuestra, y para aniquilarlos”. Los crímenes cometidos por los milicianos fueron intolerables y crueles, pero está documentado que los gobiernos de Largo Caballero y Negrín trataron de frenarlos y no sólo las cifras que he citado lo atestiguan. También lo hace este testimonio de Francisco Partaloa, fiscal del Tribunal Supremo, que huyó de los milicianos en 1936 y luego fue encarcelado por republicano en la Sevilla de Queipo de Llano: “Que quede bien claro: tuve la oportunidad de ser testigo de la represión en ambas zonas. Las autoridades militares de la zona nacional imponían su voluntad mediante el terror. Para ello, cometieron atrocidades. En la zona republicana también se cometieron atrocidades, pero la diferencia reside en que aquí los crímenes los perpetró gente apasionada, no las autoridades. Éstas siempre trataron de impedirlos”.

6º) La historia militar de la guerra civil ha experimentado grandes avances en las últimas décadas. Miaja, Rojo, Azaña, Negrín… sabían desde finales del 36 que la guerra estaba perdida dada la superioridad armamentística y logística del Ejército sublevado. Armamentística, por la mayor calidad del material bélico enviado por Hitler y Mussolini. Logística, porque Franco recibió petróleo de la Texas Oil Company y camiones de la Ford, de la General Motors y de la Studebaker. Todo ello explica la estrategia de los gobiernos de coalición de Negrín. Resistir mediante la defensa dinámica ideada por el general Rojo y retrasar la derrota a la espera de que Francia e Inglaterra ayudaran a la República o estallara la guerra mundial, ofreciendo asimismo a Franco una paz supervisada por la Sociedad de Naciones que rechazó.

Todo lo dicho es veraz y sólo nuevas pruebas documentales podrán refutarlo ordenen lo que ordenen las leyes de la concordia o cualesquiera otras.