Opinión

¿Y ahora qué?

Mónica Oltra

Mónica Oltra / Información

El caso de Mónica Oltra tuvo tanto de mediático que acabó siendo un tema preferente en muchas tertulias, donde casi todos los dedos señalaban de una forma u otra a la que por aquel entonces era vicepresidenta de la Comunitat Valenciana y consellera de Igualdad. Y es que el asunto no era baladí: se la imputaba en relación con la denuncia de una menor tutelada por los abusos cometidos por su exmarido. Ella desde el principio negó tener relación alguna y negó haber ocultado pruebas o tratar de forma preferente a su expareja que a día de hoy está en prisión, pero poco pudo hacer porque el ruido era ensordecedor y los contrincantes políticos, en este caso PP y Vox, vieron en la caída de Oltra su posible conquista del poder, cosa que acabó ocurriendo.

El martes por fin supimos que el juez archivaba el caso contra Mónica Oltra al no ver delito en el caso que provocó su dimisión, porque Oltra tuvo que dimitir, así se lo pidió él entonces presidente de la comunidad, Ximo Puig, y sus propios compañeros de partido, Compromís, que veían como día tras día Oltra perdía credibilidad y eso no solo la perjudicaba a ella, sino también al partido, en la que creo fue una de las campañas mejor orquestadas para tirar por tierra a una persona, arruinar su presente y futuro político y lanzar todo tipo de infamias con la nula presencia de pruebas y con la negativa constante de todas las personas que estuvieron imputadas en el caso. Pero así es la política y cuando el adversario advierte debilidad se lanza sin miramiento y muerde donde más duele y castiga hasta que el no delito se hace delito y adorna todas las mesas de periodistas ávidos de crear culpables entre sorbos de morbo y desdén.

A Oltra la conocí allá por el año 2014 con motivo de unas elecciones europeas y guardo de ella un gran recuerdo. Su fuerza era fascinante, su discurso arrollador y tenía una empatía especial porque simplemente sabía mirar más allá y lo hacía con nobleza y con descaro y con ambas armas resultaba imbatible y eso sus contrincantes políticos también lo sabían. Ayer un compañero de su partido, Joan Baldoví, dijo algo así como ¿quién pagará ahora por todo el daño que se le ha ocasionado? y la respuesta es que nadie, porque Oltra no es la primera ni será la última y deseo que todo el dolor y vergüenza que haya podido padecer le den alas para recuperar su sonrisa, su discurso y su vida tras ese infierno al que fue lanzada sin tener más derecho que al del silencio y el ostracismo.

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