Opinión

De historia e ideales

El expresidente Donald Trump, durante una vista previa por el 'caso Stormy Daniels' el pasado 25 de marzo.

El expresidente Donald Trump, durante una vista previa por el 'caso Stormy Daniels' el pasado 25 de marzo. / EFE

Hace muchos, muchos años, un humano, de esos que andaba erguido por la sabana desde hacía poco tiempo y acababa de aprender a hablar, tuvo una disputa con un congénere. Muy cerca de él había unos cantos rodados de buen tamaño, sus proyectiles favoritos, la manera habitual de zanjar las discusiones con una buena brecha en la cabeza de su rival. Pero nuestro héroe lo pensó un segundo. Y mientras tomaba el pedrusco, ideó una nueva forma de confrontación, y así lo que lanzó a su adversario no fue una piedra; fue un insulto. Mucho tiempo después -nuestro héroe ya había muerto arrollado por un mamut- llegó un nuevo método de relación entre aquellos humanos: la argumentación.

- De modo que primero fueron las piedras, luego el insulto y por fin la argumentación.

- Así fue, JC.

- Pues los humanos han ido progresando, objetivamente, durante muchos siglos, pero diría que ahora, cuando más civilizados se les esperaba, están más cerca de las pedradas y el insulto que de la argumentación.

- No sé si tanto, pero lo cierto es que las discusiones entre humanos, sobre todo las de carácter político, las sociales sensu amplio, se han ido emponzoñando, desposeyéndolas de la racionalidad y sustituyéndolas por emocionalidad.

- Y por ideales ajenos, Pa. La mayoría de los humanos defiende con fervor digno de mejor causa ideas que no le son propias, que le han sido insertadas por los medios, los líderes, las redes sociales, su educación… en una palabra, principios intrusos que algunos llegan a identificar como propios, de los que hacen bandera, a veces con fanatismo impropio.

- Sí, lo detecto. Como detecto que muchos humanos siguen anclados en esa disyuntiva viejuna de izquierda y derecha.

- Viejuna, desde luego. Porque esa discusión ya no se sustenta. La izquierda ha conseguido muchas cosas, justo es reconocerlo. La mejora de las condiciones de trabajo, las vacaciones retribuidas, la extensión de la educación y la sanidad para todos, muchas prestaciones sociales… pero quizá ahora se les ha ido la cabeza con un ecologismo fuera de la realidad, con un feminismo extremo y una política de géneros poco comprensible…

- Es que se han quedado sin objetivos como los de antes, Pa. Y hoy en día la discusión ha de ser entre eficacia e ineficacia, ya que los conceptos tradicionales de izquierda y derecha son ya anacrónicos, y se ven incapaces de sufragar las complejas demandas actuales que requieren menos dogmas, menos ideologías y más ciencia y mucho más sentido común.

- Sin embargo cada día vemos más personas radicalizadas, con actitudes extremas y adictas a aquello tan antiguo de conmigo o contra mí.

- Cierto, Pa. La gente se radicaliza porque es mucho más fácil sentir que razonar, porque el cerebro humano siente predilección por dar rienda suelta a los instintos primarios antes que afrontar un complejo procesado de reflexiones que desemboque en un resultado racional. Por eso los políticos apelan a los sentimientos antes que a la razón, y esos son los que habitualmente tienen poco racional que ofrecer.

- Es triste ver como el mundo se va polarizando a lomos de personajes como Trump, Miley, Putin, Bolsonaro, Sánchez, Maduro…

- Es que la política se ha convertido en el reducto de los ineptos: son muy pocos los que desempeñan cargos de relevancia política que podrían cubrir puestos de responsabilidad en la empresa privada. Y quizá por eso intentan convertir a la sociedad en un marasmo donde el subsidio es más importante que el esfuerzo, donde el empresario es el malvado y donde el Estado tiene más peso que la iniciativa privada, la que genera riqueza, empleo y progreso.

- Sin embargo, una sociedad progresa adecuadamente cuando se premia su esfuerzo. La meritocracia implica que importa más la capacidad y el esfuerzo que la lista de contactos y es una de las herramientas más poderosas para impulsar la igualdad de oportunidades.

- Pero eso no parecen entenderlo los modernos admiradores de Lenin.

- Muchos no se han dado cuenta aún de que el principal enemigo de un hombre para salir de la pobreza es el político corrupto que diezma sus oportunidades, no el empresario que ha llegado a ser rico gracias a su trabajo y su esfuerzo.

- Son los humanos los que tiene la responsabilidad de ganarle la partida a la mediocridad, el abandono y la desinformación.

- Sí Pa, porque mientras ellos discuten por esos ideales ajenos, es muy probable que otros estén robando en su nombre.