Desilusiones y miserias en “La ilusión conyugal”

La ilusión conyugal

TEATRO PRINCIPAL DE ALICANTE

** ½

Versión y dirección: Antonio Hortelano. Reparto: Alejo Sauras, Ángela Cremonte y Álex Barahona. Productor: Jesús Cimarro (Pentación Espectáculos).

Esta pieza la interpretó el rey de los líos, el recordado galán Arturo Fernández, en abril de 2013, bajo el título de «Los hombres no mienten», según la versión de Juan José de Arteche, y se representó en este escenario. Lo hizo con sus peculiares maneras expresivas y narcisistas, centrando el interés sobre su personaje, y ahora se ha visto como «La ilusión conyugal», traducción exacta de la obra de Eric Assous, la cual obtuvo diversos premios en Francia.

Una comedia de tresillo o de salón y el clásico tema de la crisis matrimonial. La esposa propone un juego al esposo. Saber en qué punto se encuentra la relación tras varios años. ¿Han cometido infidelidad los dos? ¿Han existido relaciones sexuales solo o afectivas con otras personas?

Afloran miserias, celos, miedos y lucha de sexos. El asunto frecuente de las infidelidades masculinas y femeninas, los equívocos o la ridiculización componen los 75 minutos del montaje dirigido por Antonio Hortelano a partir de su propia versión interpretada por Alejo Sauras, Ángela Cremonte y Álex Barahona, cumpliendo las exigencias de su labor con firmeza y fluidez verbal en un teatro de siempre adaptado al tiempo de hoy.

La dramaturgia realista se altera al dirigirse directamente al público cada uno de ellos en distintas ocasiones. Una de esas tradicionales piezas de alta comedia que en teoría no persigue la risa fácil a través de los procedimientos de la farsa visual. A pesar del rigor y de la consistencia, Hortelano cae en la tentación en algunos pasajes con típicos recursos y añejas picardías.

He ahí un hombre de éxito en los negocios, «vacío y estúpido», dice el amigo que está en horas bajas, divorciado y sin trabajo. ¿La sinceridad en la relación de pareja es vital para llevarse bien? ¿Qué ocurre si existe desconfianza? La verdad suele ser peligrosa y las mentiras tienen sus consecuencias.

Así, en el chalé del matrimonio acontecen sospechas, dudas y desconciertos. Y los numerosos espectadores del Principal de Alicante lo pasaron francamente bien.