Opinión | Esto no es un cuaderno

Escarceos pasionales

Navarro fue fiel a sus principios (y finales, en este caso) y resignadamente adoptó la mejor decisión posible en tales circunstancias, convirtiéndose así en la segunda baja en los diez meses del actual gobierno bipartito.

Un policía local retira un sillón de concejal antes del pleno en el que se dio cuenta de la renuncia. | PILAR CORTÉS

Un policía local retira un sillón de concejal antes del pleno en el que se dio cuenta de la renuncia. | PILAR CORTÉS

«La longitud y la proximidad engañan a la vista».

Francisco de Quevedo (1580-1645), escritor español del Siglo de Oro.

Hemos tenido el pleno municipal (extraordinario en este caso) más corto de la historia de Elche, reciente y antigua: apenas dos minutos de duración. Tal hito ha sido posible porque no solo se hurtó el debate (no por parte de la presidenta, Irene Ruiz, más bien por desistimiento de la oposición), sino que además se hurtó (en este caso un policía local, lo cual no deja de ser chocante) uno de los sillones de la bancada del gobierno bipartito PP-Vox. Mudanza que pretendía hacer creer en plan trampantojo que el bipartito estaba al completo, cuando en realidad la brevísima sesión se convocaba para aceptar la renuncia al cargo de uno de los lugartenientes del alcalde Pablo Ruz: el edil popular de Recursos Humanos y Deportes, José Navarro, quien no asistió a la sesión (de ahí la silla sobrante).

Como es público y notorio, tanto en la localidad como en todo el país (de momento no hemos visto nada en el New York Times), el concejal Navarro daba por concluida (al menos por ahora) su prometedora carrera político-consistorial por lo que podríamos denominar los sucesos del Viernes de Dolores. Un desliz de índole etílica en lugar sagrado, aderezado con supuestas versiones apócrifas (desmentidas persistentemente por el edil) de actividades voluptuosas extramaritales bajo palio, que atentarían directamente contra los mandamientos sexto y noveno. Y tal vez contra el octavo, llegado el caso. Incluso habrá exégetas del catecismo católico, además de fariseos varios, que a la vista de los inciertos y anfibológicos testimonios de los presentes y ausentes pero enterados de oídas, sumen a la lista los pecados de lujuria, soberbia e ira.

En cualquier caso, el edil mostró ante el alcalde, el párroco y la hermandad (con baja subsiguiente) su hondo y sentido arrepentimiento, con acto de contrición y golpes de pecho incluidos, por su episodio beodo, que aunque superó las etapas de facilidad de palabra y exaltación de la amistad, no hay constancia de que llegara a los cantos regionales (o saetas en este caso) ni a los insultos al clero. Sin embargo, Navarro rechazó categórica y rotundamente el supuesto episodio lúbrico con fémina, anunciando que se les vería en el juzgado con quien asegurase tal dislate. La pasión que pudo experimentar en esos momentos, si es que la hubo, tenía solo un sentido místico y no carnal, acrecentada por la mezcla de los efluvios etílicos con el olor del incienso y las velas.

Ante tal manifestación de remordimiento y pesar, cuentan que el cura le impuso como penitencia rezar veinte veces el «Yo pecador», quince avemarías y diez credos nicenos, además de padrenuestros a discreción y sin escatimar. El alcalde, por su parte, le conminó a salir públicamente a reconocer su melopea y el comportamiento impropio de cargo electo en lugar sagrado, que el otro hecho hemos quedado que no hubo o hubiese habido, salvo nuevas evidencias. Todo ello sin necesidad de fustigarse con el cilicio y el flagelo en la Plaça de Baix, que bastante apesadumbrado se le veía al hombre.

Sin embargo, elevado ya el asunto a la categoría de comidilla pública y el concejal a materia de memes, y ante las peticiones de dimisión de la oposición, la presión de Vox en el mismo sentido, la creciente indignación de sectores católicos y el desbordamiento informativo en medios nacionales, el alcalde se vio en la dramática tesitura de recordarle a su compañero del alma, con lágrimas en los ojos y gran pesar emocional, la sentencia de Tomás de Kempis: «Si quieres arrepentirte de corazón, entra en tu retiro y destierra de ti todo bullicio del mundo». Todo con el tacto y la empatía que Ruz es capaz de desplegar en tales circunstancias adversas. No fuera a rebotársele su amigo y a pasarse a concejal no adscrito, para dejar al bipartito sin mayoría absoluta y abocado a un incierto futuro.

Navarro fue fiel a sus principios (y finales, en este caso) y resignadamente adoptó la mejor decisión posible en tales circunstancias, convirtiéndose así en la segunda baja en los diez meses del actual gobierno bipartito, tras la precoz salida de otro fichaje estrella (y a la sazón también amigo de Ruz), el empresario Tito Costa, el pasado verano apenas iniciada la legislatura. Renuncias que han comportado sendas reestructuraciones de competencias municipales y alguna más por en medio. Una situación insólita en un gobierno local en la actual etapa democrática en tan corto espacio temporal. Esta última renuncia ha causado más abatimiento en el equipo de gobierno de derecha y sus dos partidos, por tratarse de sucesos muy sensibles para el grueso de su electorado. Ruz incluso se enfrentaba a la amenaza del fuego amigo de la asociación Abogados Cristianos, que inició una campaña de recogida de firmas para exigir al alcalde la destitución del edil, dando por sentados los actos libidinosos bajo el trono. Huy, huy, huy…

Pleno en el que se dio cuenta de la renuncia de José Navarro al acta de concejal del PP en Elche

Pleno en el que se dio cuenta de la renuncia de José Navarro al acta de concejal del PP en Elche / Pilar Cortés

Para sobreponerse a tales circunstancias adversas, en un momento en que la gestión del gobierno local y del propio alcalde estaba logrando una amplia aceptación ciudadana, Ruz ha insuflado ánimos a los suyos para que no caigan en la melancolía «¡Nada de tomar alcohol antes de entrar en cualquier recinto religioso, aunque sea una boda!», dicen que les arengó. Dicho lo cual, y empeñado en pasar página y capítulo, se fue a València con concejales y técnicos para instar (él sí que sabe) a la consellera Salomé Pradas a que acabe de una vez la Ronda Sur. A la vista del número de personas y cargos relevantes asistentes a la reunión, parece que la cosa ahora va en serio. De momento solo parece, pero es un avance respecto al humo de colores, como le gustaba denunciar al Ruz opositor, que vendieron en esta cuestión los anteriores responsables autonómico y municipal, Ximo Puig y Carlos González.

Acabar los dos kilómetros que quedan de la Ronda Sur costará unos 30 millones (hace un par de años se dijo que serían 19,4, ríase usted de la subida del aceite de oliva), que asumirá la Generalitat tras haberle endosado el ministerio este inacabado proyecto. A ello hay que añadir otros ocho millones por las expropiaciones. «Això ho pague jo!», espetó Ruz, para que el asunto no se dilate más, con la aviesa intención de endosarle la factura al ministro Óscar Puente. Pero eso sí, amablemente, para que no se enfade.

También le pidió Ruz a la consellera que empiecen a trabajar ya en el tranvía que unirá el polígono de Carrús con la UMH, el Parque Empresarial y el aeropuerto. De momento lo que se sabe es que será un E-TRAM, lo último en tranvías. Tan tan lo último que no será ni tranvía, sino más bien un autobús eléctrico de guiado óptico: no habrá vías ni catenarias, solo unas rayas en el suelo en un carril o plataforma de uso exclusivo. O sea, más o menos lo que hay ahora, dirá algún indocumentado en la materia. Sí pero no: lo de ahora son autobuses urbanos y lo otro será E-TRAM periurbano con vocación interurbana e incluso supraurbana, llegado el caso.

¿Y qué diferencia hay con el autobús de alta capacidad que propugnó el anterior Govern del Botànic en su Plan de Movilidad Metropolitana de Alicante-Elche (PMoMe) y que apoyó el anterior bipartito ilicitano de izquierdas?, preguntará el mismo indocto de antes. Pues seguramente ninguna. Pero aquello era aquello y esto es esto, con sus matices. Cabe recordar, a efectos de la memoria histórica, que en 2009, la entonces jefa popular de la oposición, Mercedes Alonso, (con el socialista Alejandro Soler de alcalde) fue quien primero propuso para Elche este autobús de guiado óptico, junto al entonces director general de Transportes, Vicente Dómine, quien precisamente ahora es secretario autonómico de Infraestructuras y uno de los presentes en la última reunión en la conselleria. La iniciativa, cómo no, fue inicialmente rechazada por el gobierno PSOE-Compromís, pero posteriormente asumida como propia, para desvanecerse luego… hasta reaparecer en la anterior legislatura. Es decir, nada nuevo bajo el sol de la movilidad sostenible. Lo nuevo será cuando se convierta en realidad. (Nota: No vayan a sacar todavía los bonos del E-TRAM, ya se avisará).