Había otra película

Por supuesto que cuando asistimos a un estreno debemos juzgar lo que hemos visto, no lo que nos habría gustado ver. Pero en el caso que nos ocupa, ‘Disco Ibiza Locomía’, las opciones con que contaba el director Kike Maíllo para haber realizado un thriller musical fuerte y rotundo eran tan grandes que genera cierta decepción constatar el resultado final de lo que queda en pantalla.

Parece que las grandes cadenas televisivas de este país, que son las impulsoras del proyecto, prefiriesen el colorín y el brilli-brilli a volcar toda su energía en producir una película que por momentos sobrecogiese al espectador. Qué duda cabe que partiendo de los materiales reales de la historia real del grupo Locomía se podía haber optado por una historia de bajada a los infiernos, sólo redimida y suavizada por la poética de un director tan cargado de lirismo como Daniel Monzón (‘Las leyes de la frontera’).

Después de que Movistar estrenase la serie documental sobre Locomía nada volvió a ser igual. En ella el manager José Luis Gil se nos presentó como un villano de manual. Tan potente, que estaba pidiendo a gritos una serie de ficción o una película importante donde extrapolar sus excesos al mundo de la ficción. De ahí que verlo encarnado por un siempre lánguido Alberto Ammann nos supiese a poco. No digamos el resto del filme. Locomía exigía colorines. Pero en el contraste entre las luces y las sombras residía su enorme potencial. Aquí se ha escamoteado buena parte de la parte oscura, sin duda la más interesante. La película de Kike Maíllo se queda en mero entretenimiento, pero dentro contenía otra mayor que queda inédita.

Poco a poco van pasando por nuestras pantallas las casi 40 películas que integraron la Sección Oficial del Festival de Málaga. En cinco días llegará el trueno gordo, la ganadora del certamen, ‘Segundo premio’, de Isaki Lacuesta, un homenaje al grupo Los Planetas. Para la crítica especializada fue lo mejor que se vio en el certamen malagueño. Nos preguntamos cómo será recibida por el público en esta primavera veraniega en la que tanto cuesta entrar en las salas.