No lo sé

Jon García Rodríguez

Esta es la respuesta más culta que jamás he oído. Cuando expongo un problema socio-laboral, de carácter sanitario o personal a alguien, confío en su intelecto para que me ayude a solventar inquietudes que son a veces transcendentales. La opinión que me vaya a dar esta persona me ayudará a subrayar lo que ya pensaba al respecto o, si discrepa, a retomar, quizá, el asunto desde una perspectiva diferente. Procuro escapar del pedante: su enquistada inquietud por impresionar me hará errar. Del Youtuber imberbe ducho en Nada. Y también del profesional, sea médico, abogado, etc., que se encuentra con demasiado trabajo. ¿Me podría ayudar a sobrellevar mi separación, Dr. Recién Divorciado? Su escasez de tiempo le impide ayudarme con la debida propiedad. La respuesta «No lo sé» conlleva una madurez que es infrecuente de ver hoy en día. Y si le prosigue al «No lo sé» un «pero coméntale Fulanito o le remito al señor Menganito porque tiene más experiencia que yo en ese tema». Se ha ganado mi respeto como amigo o como cliente. Y acudiré sin duda de nuevo a él ante un nuevo traspiés. Camilo José Cela –se te echa de menos– solía decir: «Yo no doy nunca consejos. Cada cual que se equivoque solo». Si conoces «Camilos», llámales y comparte tus cuitas. Nunca fallan.