Leo con preocupación que las compañías aseguradoras van a dejar de cubrir los daños en vehículos producidos por las gotas frías (o DANA, como las llaman ahora), ya que cada vez son más habituales. Es lo que nos faltaba a los que vivimos en municipios costeros y sufrimos las consecuencias de las fuertes lluvias cada primavera y cada otoño. El último episodio lo hemos vivido hace tan solo unos días. Zonas inaccesibles, bajos inundados, cortes de luz y agua y ahora también el miedo de que nos arrastre el coche el agua y no tengamos cobertura. Por supuesto, si esto pasa tampoco nos llegarán las ayudas. El cambio climático no tiene condescendencia. Las aseguradoras tampoco.