El grupo parlamentario de Ciudadanos (Cs) en las Cortes Valencianas está más fragmentado que nunca. La escalada de tensión entre los dos sectores enfrentados ha llegado a un punto difícilmente sostenible y todos ellos han sido citados mañana a una reunión urgente con el secretario de Acción Institucional, Jesús Gimeno. La formación se encuentra en plena batalla interna para elegir al nuevo síndic y el chat común que mantienen en WhatsApp se ha convertido en un polvorín en el que unos y otros se están cruzando descalificativos, insultos y acusaciones que evidencian la deriva a la que se enfrentan los naranja. también en la Comunidad.
La durísima intervención protagonizada ayer por Vicente Fernández en la Cámara, donde llegó a llamar "nazi-onalistas" a Compromís; sostuvo que el Botánic pretende "poner un código de barras" a los funcionarios que no sepan valenciano y enviarlos a un gueto, como hicieron en su día con los judíos; o llamando "pandilla basura" al Gobierno del Botánic ha sido la gota que ha colmado el vaso. Dijo incluso que los "caraduras y sinvergüenzas", en referencia a la coalición de izquierdas, pretendían "arrinconarles y matarles", expresiones que matizó tras el llamamiento al orden de la presidencia. Todo ello ocurrió durante el debate para la aprobación de la Ley de Función Pública, que impone el requisito de acreditar conocimientos de valenciano para ser funcionario de la Generalitat. A este respecto, diputados de Cs han asegurado a este medio que "si ese es el nivel" que piensa mantener el partido de Arrimadas en las Cortes, no quieren participar de lo que consideran un "grotesco espectáculo".
Tras las intervenciones plenarias, por la tarde, Fernández aseguró en el citado chat tener constancia de que sus compañeros de grupo Toni Woodward y Fernando Llopis habían filtrado a los medios de comunicación noticias en su contra, de ahí que se iniciara una refriega sin cuartel. Será la ejecutiva autonómica, que se encuentra descabezada tras el abandono de Toni cantó, la que intente calmar los ánimos en la reunión programada mañana para evitar una posibilidad cada vez más real: la salida de más diputados del grupo y su adscripción al grupo mixto.
En Cs conviven en estos momentos dos bandos enfrentados: los hasta ahora seguidores de Toni Canto y los aliados del ya exsenador de los naranja Emilio Argüeso, que también ha abandonado el partido. Ambas grupos tratan de maniobrar para elegir al nuevo portavoz parlamentario y, precisamente, Vicente Fernández era uno de los nombres defendidos por los de Argüeso. Por contra, el otro sector maniobra para aupar a la actual portavoz adjunta Ruth Merino como nueva síndica. Sin embargo, todo apunta a que Mamen Peris podría ser la parlamentaria que más apoyos recabe para acceder al cargo. No obstante, será la cúpula de Arrimadas la que tome la decisión final. Una decisión que, en el complicado escenario actual, también podría causar bajas o dimisiones en las filas naranja.
