El cierre del plazo para la presentación de enmiendas a la proposición de ley sobre la comúnmente conocida como tasa turística ha vuelto a traer a la actualidad uno de los debates más candentes durante el verano político en la Comunidad. Los tres grupos que forman el Botànic (PSPV-PSOE, Comrpomís y Unides Podem) han cerrado filas y han presentando sus enmiendas de forma conjunta, sin plantear nada que vaya más allá de algunas mejoras sobre cuestiones técnicas en el texto. Los grupos de la oposición, PP, Cs y Vox, en cambio, siguen mostrando sus críticas al impuesto que grava las pernoctaciones y sus enmiendas buscan la derogación individual de cada uno de los artículos de la proposición. Por su parte, tanto la patronal Hosbec como las principales asociaciones de hosteleros y restauradores siguen expresando un rechazo firme, al considerar que el empeoramiento de la situación económica registrado durante el último semestre desaconseja la entrada en vigor de una tasa que restaría competitividad al sector turístico de la Comunidad.

El PSPV-PSOE, en el mes de julio, no mostró su apoyo hasta pocas horas antes del inicio en las Cortes del debate parlamentario, pese al acuerdo que se alcanzó a finales del año pasado. Sin embargo, en esta ocasión los tres grupos del Botànic han firmado la paz, como lo demuestra el hecho de que hayan presentado sus enmiendas de forma conjunta y no haciendo cada uno la guerra por su cuenta. El PSPV habló en julio de la capacidad de mejora que tenía la tasa en su recorrido parlamentario, pero en esta ocasión no ha intentado trastocar el tronco de la ley.

Los tres grupos del Botànic han acercado muchas posturas en este debate durante los últimos meses. Así lo asegura la síndica de Compromís, Papi Robles, quien asegura sentirse «muy satisfecha» del trabajo conjunto que se ha hecho con los socialistas. El diputado de Unides Podem Ferran Martínez también celebra el trabajo realizado: «Llevamos mucho tiempo detrás de este tema y el texto inicial estaba muy afinado. Pese a ello, siguen apareciendo algunas visiones críticas».

Entre los críticos a los que hace alusión el diputado de Unides Podem se encuentra el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, una de las voces que más se ha alzado contra el impuesto dentro del PSPV. Entre los alcaldes de la provincia, también se ha mostrado muy contrario el regidor de Dénia, Vicent Grimalt, también perteneciente al partido del puño y la rosa. «No es el momento. Se debería haber negociado con todos los sectores y no se ha hecho», asegura un Grimalt, que no cambia de postura.

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Hosbec, por su parte, ha enviado una carta al grupo socialista en las Cortes, en la que advierte de que la tasa fomentará «la fuga de turistas hacia la economía sumergida». La patronal insiste en que, ante el empeoramiento de la coyuntura económica, lastrada por la guerra, la crisis energética y la inflación, es «una idea inoportuna, innecesaria e improcedente». Para finalizar, apunta el riesgo de que se produzca un «dumping fiscal» entre los municipios y ayuntamientos que implanten el nuevo impuesto turístico y los que no. 

Por último, los grupos en la oposición se alinean con los argumentos de Hosbec. «Mantenemos nuestro rechazo, se trata de un impuesto ideológico en contra de la opinión de un sector estratégico», manifiesta la síndica popular, María José Catalá. El diputado de Cs Carlos Gracia añade: «La actividad turística ya deja 4.000 millones anuales en las arcas valencianas y Ximo Puig se deja arrastrar por sus socios».