Así se ha puesto de manifiesto en el octavo congreso de la Academia Europea de Psicología de la Salud Ocupacional que se ha celebrado hoy en la Fundación Universidad-Empresa de Valencia (ADEIT) y donde se han analizado los riesgos psicosociales a los que se enfrentan los trabajadores.

Los costes humanos del estrés laboral también son importantes, ya que se calcula que el 16 por ciento de las enfermedades cardiovasculares de los hombres y el 22 por ciento de las mujeres se deben a este problema.

Además, la carga mental de trabajo supone una elevado porcentaje de afectación en los riesgos de accidente laboral, que en el 45 por ciento de los casos se producen por distracciones, descuidos, despistes o falta de atención, en el 19,4 por ciento por trabajar muy rápido y en el 17,8 por ciento por cansancio o fatiga.

Las dolencias que con más frecuencia atribuyen los encuestados al trabajo son el dolor de espalda (el 13%); el dolor de cuello (6,3%); y el estrés (6,3%), y en relación con la presencia de otros síntomas, el cansancio, las alteraciones de sueño y las cefaleas inciden de forma importante en la población trabajadora, afectando al 12,3%, 12% y 10,4%, respectivamente.

El presidente del Congreso, el profesor de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones de la Universitat de Valencia, Pedro Gil-Monte, ha explicado que en las últimas décadas ha cambiado el perfil de los riesgos que con más frecuencia afectan a los trabajadores.

Si en décadas pasadas la mayor parte de los trabajadores estaban en el sector primario y secundario, donde los riesgos laborales son fundamentalmente de carácter físico, químico o radiológico, en la actualidad en torno al 70% está en el sector servicios, donde se hacen un trabajo mental, y por ello los riesgos a los que se enfrentan son de carácter psicosocial.

Según Gil-Monte, en todos los países de la Unión Europea se está observando un envejecimiento de la población laboral activa, cambios en las formas de contratación, y el incremento de la conflictividad laboral relacionado, en ocasiones, a una mayor diversidad en la fuerza del trabajo.

En ese sentido, ha señalado que en la actualidad hay en las plantillas personas de otras procedencias y "cada uno de ellos entiende el trabajo de una manera diferente, por su cultura o sus creencias".

Además, la prevalencia del "síndrome de quemarse por el trabajo " estaría alrededor del 12 por ciento en colectivos ocupacionales como trabajadores que atienden a personas con discapacidad psíquica y profesionales de enfermería, mientras que la prevalencia del acoso psicológico se aproxima al 19 por ciento.

"El síndrome de burnout (o quemado) podría convertirse en pocos años en una de las principales causas de absentismo laboral en las sociedades desarrolladas", según se ha puesto de manifiesto.

También se ha referido al "trabajo emocional", empleos donde te demandan que no solo vendas tu tiempo de trabajo, sino tus emociones, como el caso de las personas que trabajan hacia el público, al que tiene que ponerle "su mejor cara a pesar de que no sea su día", lo que contribuye al desgaste emocional.

Para prevenir estas situaciones, Gil-Monte ha destacado la necesidad de formar en habilidades sociales y de que éstas sean una asignatura en todas las titulaciones que suponen la atención de personas,