Primer estudio sobre la problemática

Casi el 70% de los jóvenes se sienten o se han sentido solos, sobre todo quienes han sufrido bullying o pobreza

A este respecto, llama la atención que la investigación muestra que la pandemia no es una de las causas desencadenantes para casi el 80% de los jóvenes que dicen sentirse solos

Uno de cada cuatro jóvenes sufre soledad no deseada

Agencia ATLAS | Foto: EFE

Patricia Martín

Aunque en el imaginario colectivo las personas que sufren soledad no deseada son mayores de 65 años, jubilados que apenas tienen relaciones sociales o familiares, también los jóvenes pueden padecer este problema. El primer estudio específico sobre el fenómeno en personas de entre 16 y 29 años indica que casi el 70% (el 69%) se ha sentido solo en algún momento de su vida y cuatro de cada diez padecen este problema en el momento actual. De ellos, el 75% padecen aislamiento desde hace más de un año y casi la mitad desde hace tres años, con "frecuencia", sobre todo por las noches.

La investigación sociológica, llevada a cabo por SoledadES, el Observatorio de Soledad no Deseada de la Fundación ONCE y Ayuda en Acción, pone de manifiesto que la soledad juvenil afecta más a mujeres (3 de cada diez frente a 2 de cada 10 hombres) y alcanza su valor máximo en las franjas centrales de la juventud, entre los 22 y los 27 años. El estudio ha sido llevado a cabo con 1.800 entrevistas telefónicas y el objetivo del mismo es conocer la incidencia de la soledad en la juventud española e indagar en las posibles causas.

A este respecto, llama la atención que la investigación muestra que la pandemia no es una de las causas desencadenantes para casi el 80% de los jóvenes que dicen sentirse solos. Las causas tienen más que ver con el desempleo, el riesgo o la situación de pobreza, el acoso escolar o laboral, la mala salud, el origen extranjero o la orientación LGTBI. De hecho, la prevalencia en hogares con dificultades económicas es casi el doble; al igual que entre las personas que han sufrido acoso escolar o laboral (el 58,1% frente al 32,1%).

Las causas

Además, el bajo rendimiento académico es un factor que tiene mucha o bastante influencia en la soledad, según el 57,1% de quienes la sufren. Así como los problemas de salud mental, la ansiedad, la depresión o la baja autoestima. En la misma línea, los inmigrantes o el colectivo LGTBI padecen mayores tasas.

Los autores del estudio destacan que la relación de algunas de estas variables con la soledad es unidireccional. Por ejemplo, la orientación sexual o el origen generan más posibilidad de aislamiento, pero este no puede cambiar la situación. En cambio, otras variables son bidireccionales, es decir, las enfermedades o dolencias mentales generan más soledad y a la inversa, la soledad agrava los problemas de salud mental.

Asimismo, la investigación desmonta algunos mitos. Por ejemplo, los jóvenes que residen en municipios de tamaño medio (entre 50.000 y 500.000 habitantes) sufren más soledad que los que viven en pueblos o grandes urbes. Y aunque la dificultad para adquirir una vivienda es uno de los principales problemas de este colectivo, la prevalencia en personas que viven en un piso compartido o en su propia vivienda es mayor que entre quienes viven con sus padres.

Las relaciones

Por otro lado, el uso de redes sociales es similar entre los jóvenes que se sienten solos y los que no. Lo que cambia son las relaciones presenciales. La prevalencia de soledad aumenta en aquellos que tienen menos relaciones presenciales. A este respecto, contar con personas que pueden ayudar no es lo relevante, dado que la mayoría de jóvenes que sufren aislamiento dicen contar con personas a su alrededor que les pueden ayudar. Lo importante son las relaciones de amistad. Los lazos familiares, en el entorno de trabajo o de los estudios, son menos importantes que los amigos a la hora de sufrir o no soledad.

Teniendo en cuenta todos estos datos, el informe lleva a cabo una serie de recomendaciones para prevenir, detectar e intervenir ante la soledad no deseada. Los autores abogan por impulsar escuelas inclusivas que contemplen la educación emocional; proteger la salud mental; fomentar la participación juvenil y las relaciones sociales mediante el ocio saludable; desarrollar servicios de atención juvenil orientados a reducir la soledad; reforzar las políticas educativas, de empleo y de inclusión social, e impulsar acciones para reducir la soledad a través de las universidades.

El compromiso del Gobierno

A este respecto, la presentación del estudio ha contado con la participación de la ministra de Infancia y Juventud, Sira Rego, quien ha asegurado que la culpa de los jóvenes que se sienten solos no es individual, sino "colectiva". "No es responsabilidad de él o ella porque no se ha apuntado a una asociación o porque pasa demasiado tiempo frente a una pantalla, la responsabilidad también es nuestra", ha manifestado.

Ante ello, ha asegurado que frenar la soledad no deseada es una "urgencia" que "guiará la acción" del Ministerio, que está enfrascado en la génesis de la primera ley de juventud, que se desarrollará a través de un "proceso participativo" en el que participarán los jóvenes y responderá a sus "necesidades".