Esta actual (pero no última) revolución digital dice que no quiere intermediarios, esta revolución busca que entre el comprador y el vendedor no haya nada ni nadie. Nos urgen y surgen muchas preguntas: ¿qué en este caso el hacedor de la comida o vendedor sería la «dark kitchen» y el comprador sería el comensal? ¿no hay restaurantes por medio? La respuesta es€no. En este caso se acabó y con esto se logra un producto más económico, inmediato y directo. Su objetivo es trasladar pedidos de comida desde cocinas industriales de alta rotación en ubicaciones económicas, directamente a las puertas de sus clientes.

Los contras, que también existen y no son pocos, es que se pierde la parte experiencial, la calidez de sentirte acogido, el restaurante temático y étnico no te lo pueden traer a casa, la comida sí, pero la esencia y el servicio no, tampoco la sonrisa de su camarero, sí la del repartidor, pero no es lo mismo.

Hay grandes compañías y también pequeños emprendedores digitales que están invirtiendo muchísimo dinero en el servicio de reparto a domicilio dentro del mercado «food & drinks», convirtiéndose en operadores de «cocinas oscuras» (cocinas virtuales o dark kitchen).

Disrumpir en el negocio de los restaurantes no es tarea fácil, o sí, si tienes el manejo total de las modernas cocinas inteligentes y tienes grandes ambiciones para cambiar la forma en que se preparan y venden las comidas, siempre sujeto a una autorización regulatoria de sanidad e higiene, por supuesto. Todo esto las grandes compañías lo saben y conocen bien, se han hecho con las reglas del juego.

De las herramientas tecnológicas en la restauración a la robótica

De las herramientas tecnológicas en la restauración a la robóticaEl negocio de la restauración siempre ha sido inviable, un nicho precario donde se abren y cierran persianas constantemente y en este caso son los restaurantes tradicionales los más perjudicados, enfrentándose a altas rentas, a la exposición de sus constantes errores en esta era digital y a lo que con un robot de cocina no te ocurre, gastos de recursos humanos.

Entrando en las odiosas comparaciones pero inevitables en esta era donde los robots están «ganándose» su espacio en lo que conocemos como oficios tradicionales, pasamos a balancear y enfrentar estos dos sujetos susceptibles de entrar en nuestros restaurantes como lo hicieron los chefs en nuestras tabernas tras la revolución Francesa de 1784, venían con su tecnología del momento, sus herramientas y su creatividad.

Hace años se defendía la idea de que los robots deberían encargarse de aquellas tareas que nadie (o muy pocas personas) quieren hacer, las tareas más pringosas o arriesgadas. Sin embargo hoy por hoy se fabrican robots que realizan tareas de servicio como tomar nota de tu cliente hasta preparar un gin-tonic, tareas nada sucias ni peligrosas para los humanos.

Imagina un pequeño robot que avanza hasta tu mesa, levanta la tapa de un plexiglás mostrando un plato de cangrejos y dice con voz mecánica «¡Buen provecho!». Esa quizás sea una de las pesadillas más recurrentes que persiguen al hostelero tradicional, al camarero de a pie.

Cuando hablamos de recursos humanos, el objetivo básico de cualquier empresa de restauración es aumentar la eficacia del servicio y reducir los costes laborales en su establecimiento, aquí el propietario del futuro valorará entrar en el juego de comprar inteligencia artificial, donde robots del tamaño de un microondas rueden para llevar los platos a los clientes.

Dónde está esa fina línea entre preferir el trato humano al de un robot, se acercan y cada vez más presente en la restauración, un alto beneficio para el negocio a nivel costes de personal, aparecerá el renting en la robótica, se podrá desgravar hasta que se amortice y luego se vende de segunda mano, tramas y estrategias que en cambio el trato con un ser humano no te permite.

En España, un camarero cuesta de media mil quinientos euros mensuales y se necesitan varios camareros para ejecutar un servicio, esto supone muchos miles de euros al año, en cambio no se necesitan tantos equipos de robots y están operativos cada día.

La comanda se la crea el cliente en el local y se hace a través de una aplicación, llegando la comida directa a su mesa.

Los restaurantes del futuro que apuesten por el robot dependerán de una subcontrata o proveedor de estos que le gestionarán su mantenimiento. Los restaurantes son un símbolo del uso desmesurado de las nuevas tecnologías, son el primer conejillo de indias de la era digital, decidida a convertirse en líder de la inteligencia artificial. Pero€¿cuántas veces no hemos visto en películas la sustitución de los humanos por máquinas? ¿A dónde llegará el uso de la tecnología en la vida del hombre?