Tecnología y sociedad

El primer implante cerebral de Neuralink en un humano está rodeado de misterio

La empresa de Elon Musk guarda un absoluto silencio sobre una experiencia que siembra dudas técnicas y éticas

Los implantes cerebrales suscitan dudas y polémicas científicas.

Los implantes cerebrales suscitan dudas y polémicas científicas. / Brian Penny en Pixabay.

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe

Existen dudas sobre si el primer implante cerebral a un humano, anunciado por Elon Musk el 29 de enero, se ha producido realmente, ya que todo está rodeado de falta de transparencia, ausencia de certificación científica, escasos detalles sobre su tecnología, sus métodos y sus resultados.

Neuralink, la empresa con la que el empresario Elon Musk espera revolucionar las interfaces cerebro-computadora (ICC), ha implantado un dispositivo de "lectura cerebral" en una persona por primera vez, según un tuit publicado por Musk el 29 de enero que ha creado un profundo desconcierto por el secretismo que rodea a un anuncio de ese calibre.

Las ICC registran y descodifican la actividad cerebral, con el objetivo de permitir que una persona con una parálisis severa controle un ordenador, un brazo robótico, una silla de ruedas u otro dispositivo solo con el pensamiento. Aparte del dispositivo de Neuralink, otros están en desarrollo y algunos ya han sido probados en personas.

Entusiasmo y cautela

Los investigadores en neurotecnología están cautelosamente entusiasmados con el ensayo clínico de Neuralink. Pero también hay frustración por la falta de información detallada. Ni siquiera hay ninguna confirmación de que el ensayo haya comenzado, más allá del tuit de Musk.

La principal fuente de información pública sobre el ensayo es un folleto de estudio que invita a las personas a participar en el experimento. Pero carece de detalles como dónde se están realizando los implantes y los resultados exactos que se evaluarán en el ensayo.

Aunque los ensayos propuestos por Neuralink fueron autorizados el año pasado por la Administración estadounidense de Medicamentos y Alimentos (FDA), el implante que ha anunciado Musk ahora no ha sido registrado en ClinicalTrials.gov, un repositorio en línea gestionado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Muchas universidades exigen que los investigadores registren un ensayo y su protocolo en un repositorio público de este tipo antes de inscribir a los participantes del estudio.

Además, muchas revistas médicas hacen de este registro una condición para la publicación de los resultados, de acuerdo con los principios éticos diseñados para proteger a las personas que se ofrecen como voluntarias para los ensayos clínicos.

Neuralink, con sede en Fremont, California, no respondió a la solicitud de Nature de comentar por qué no ha registrado el ensayo en el sitio. Esta revista ha examinado cómo se comparan los implantes de Neuralink con otras tecnologías de ICC, cómo el ensayo avanzará en las ICC y las preocupaciones de los científicos. El panorama que refleja es bastante desconcertante.

Dentro del cerebro

Al igual que Blackrock Neurotech en Salt Lake City, Utah, Neuralink se dirige a la actividad de las neuronas individuales, un enfoque que requiere electrodos que penetren en el cerebro mediante un robot cirujano.

Otras empresas están desarrollando electrodos que se sitúan en la superficie del cerebro, algunos de los cuales son fácilmente extraíbles, para registrar las señales producidas por poblaciones de neuronas.

Los neurocientíficos han argumentado durante mucho tiempo que se necesitan datos de neuronas individuales para una sofisticada decodificación del pensamiento.

El chip que puede cambiarlo todo.

El chip que puede cambiarlo todo. / Neuralink.

Link cerebral

Neuralink afirma que su dispositivo, llamado Link, es el primero que puede registrar y estimular simultáneamente la actividad de miles de neuronas individuales.

El Link consiste en un disco de 23 milímetros de diámetro y 8 milímetros de grosor que se implanta en el cráneo y se conecta a un conjunto de electrodos flexibles que se insertan en el cerebro: contiene 64 hilos de polímero flexible sobre los que están distribuidos 1.024 electrodos de registro, explica Nature.

El chip procesa las señales neuronales y las transmite de forma inalámbrica a un receptor externo. Se comunica con un ordenador mediante Bluetooth. El dispositivo también puede recibir señales del receptor y estimular el cerebro con corrientes eléctricas.

Certezas y dudas

Neuralink ha publicado vídeos que muestran a monos y cerdos con implantes de Link jugando a videojuegos, controlando un teclado o una máquina de pinball, y moviendo un cursor en una pantalla.

La empresa dice que el dispositivo podría utilizarse para tratar una variedad de trastornos neurológicos, como el párkinson, la epilepsia, la depresión y la adicción.

Sin embargo, otros investigadores han cuestionado la novedad y la utilidad del Link. Algunos señalan que ya existen dispositivos similares que pueden registrar y estimular la actividad de cientos de neuronas individuales, aunque no de forma inalámbrica.

Otros argumentan que Link no es lo suficientemente pequeño ni discreto como para ser usado por personas con parálisis, que podrían preferir dispositivos que se puedan quitar fácilmente. Además, algunos expertos advierten de que Link podría causar daños en el tejido cerebral o provocar una respuesta inmunitaria adversa.

Objetivos declarados

Según el folleto del estudio, el objetivo del ensayo clínico de Neuralink es evaluar la seguridad y la viabilidad del Link en personas con tetraplejia, una forma de parálisis que afecta a los brazos y las piernas.

El ensayo pretende reclutar a diez participantes que hayan perdido el control motor debido a una lesión de la médula espinal, un accidente cerebrovascular, una esclerosis lateral amiotrófica u otra enfermedad.

Los participantes recibirán un implante de Link en el área motora del cerebro, que controla el movimiento voluntario, y se les enseñará a usar un ordenador o un teléfono inteligente con el pensamiento. El ensayo durará dos años, durante los cuales se monitorizará la función del Link y se evaluará el rendimiento de los participantes en diversas tareas.

El ensayo podría aportar información valiosa sobre cómo el Link interactúa con el cerebro humano y cómo se puede mejorar la decodificación del pensamiento. También podría ofrecer a los participantes una mayor independencia y calidad de vida.

Sin embargo, el ensayo también plantea importantes cuestiones éticas y sociales, como la privacidad de los datos cerebrales, el consentimiento informado, el equilibrio entre los beneficios y los riesgos, y el acceso y la asequibilidad de la tecnología.

Secretismo

Los científicos han expresado varias dudas sobre el ensayo clínico de Neuralink y su dispositivo, tal como recoge Nature. Una de ellas es la falta de transparencia y de revisión por pares de la empresa, que ha publicado pocos detalles sobre su tecnología, sus métodos y sus resultados.

Algunos temen que Neuralink esté exagerando las capacidades y las ventajas de su dispositivo, creando falsas expectativas entre el público y los posibles usuarios.

Otros critican que Neuralink no haya colaborado ni consultado con la comunidad científica, ignorando las lecciones aprendidas y los estándares establecidos por décadas de investigación en ICC.

¿Y es seguro?

Otra preocupación es la seguridad y la fiabilidad del dispositivo, que podría causar complicaciones a corto o largo plazo, como infecciones, hemorragias, inflamación, rechazo, cicatrización o deterioro del rendimiento.

Algunos investigadores también se preguntan si Link es realmente necesario o deseable para las personas con parálisis, que podrían beneficiarse más de otras intervenciones, como la rehabilitación, la estimulación eléctrica o la terapia celular.

Además, algunos expertos advierten de que Link podría tener efectos impredecibles o indeseables en el cerebro, como alterar la plasticidad, la personalidad o la identidad de los usuarios.

Impacto social

Finalmente, hay una preocupación por el impacto social del dispositivo, que podría crear nuevas formas de discriminación, desigualdad o explotación. Algunos investigadores se preguntan quién tendrá el control y la propiedad de los datos cerebrales recogidos por Link, y cómo se protegerán la privacidad y la seguridad de los usuarios.

Otros se cuestionan cómo se regulará y supervisará el uso del dispositivo, y qué medidas se tomarán para evitar el abuso o la manipulación.

Además, algunos expertos plantean la posibilidad de que Link se utilice para fines no terapéuticos, como el aumento cognitivo, el entretenimiento o la comunicación, lo que podría plantear nuevos dilemas morales y sociales. Demasiadas dudas para una investigación, aparentemente fuera de control científico, que no puede dejar indiferente a nadie y que se basa en inversores privados que solo rinden cuentas a sus accionistas en un entorno muy poco regulado.