Podría haber sido el crimen perfecto. James M. Cain no lo escribió mejor en "El cartero llama dos veces". Joaquín R. P. contrató siete seguros en los primeros ocho meses de casado a nombre de su esposa, María del Mar E. C. Provocó un accidente de tráfico y prendió fuego al coche con ella dentro. Murió abrasada. Al día siguiente del entierro, comenzó su intinerario para cobrar la prima de los seguros, que sumaba casi dos millones de euros.

Ocurrió en 1995 y hasta ahora la justicia no ha podido probar la culpabilidad de este vecino de Albatera. Fue juzgado y absuelto en 2008, pero el Supremo revocó la sentencia por incongruente y ordenó repetir el juicio. La Audiencia Provincial de Valencia acaba de condenarle a 14 años de prisión por un delito de asesinato y otro de daños, como medios para cometer un delito continuado de estafa. La magistrada Beatriz Goded elabora una relación fáctica afirmando que todos los indicios llevan a un "plan trazado" por Joaquín R. P. "para obtener un lucro económico a través de la muerte de la esposa".

Todo comenzó dos años después de la muerte de María del Mar, en 1997, por el empeño de las aseguradoras que se negaban a aceptar tanta casualidad, y de la entonces fiscal de Sueca y actual portavoz del Consejo General del Poder Judicial, Gabriela Bravo, que vio indicios de delito. Al final, ha sido el fiscal Nuño de la Rosa quien ha conseguido la condena.

Universidad

En 1999, el abogado de una aseguradora, Juan Luis Domínguez, solicitó un informe pericial a la Universidad Politécnica de Valencia sobre la posible causa del incendio del coche. Fue determinante. El tribunal dice: "Resultan más convicentes los dictámenes del Laboratori de Automóviles del Departamento de Ingeniería Mecánica".

A partir de aquí, las pruebas fueron desmontando el atestado inicial de la Guardia Civil que concluía con la "posibilidad" de un accidente. María del Mar era una "mujer enamorada", dijo su hermana en el juicio. Y ello la llevó a "confiar plenamente" en su esposo cuando no cuestionó que al mes siguiente de la boda -se casaron tras seis meses de novios-, su marido la llevara de peregrinaje por bancos y oficinas para firmar seguros de muerte por accidente. Entre julio de 1994 y febrero de 1995, firmó siete seguros cuyo beneficiario era el marido por 1.926.844 euros. La prima anual era de 3.600 euros para una pareja sin recursos. Ella estaba desempleada y él trabajaba en el campo.

El 20 de mayo de 1995 alquilaron un coche y se fueron de fin de semana a Barcelona. El vehículo estaba a nombre de su esposa, que no tenía carné, y se pagó con la Visa Oro de ella con un seguro en caso de accidente. Dos días después, a la vuelta, tuvieron un accidente en la AP-7 a la altura de Favara. Según la sentencia, fue una salida controlada por Joaquín, que le dio un golpe a su mujer para dejarla inconsciente y prendió fuego al coche. No hizo nada para intentar sacarla. Alguien paró y llamó a una ambulancia, se fue dejando a su mujer mientras se abrasaba viva. Al día siguiente comenzó el peregrinaje por las compañías de seguros, según la sentencia.