La primera grande en entrar en suspensión de pagos en la Vega Baja y la primera en salir. La empresa constructora oriolana San José Inversiones deja el concurso de acreedores tras una difícil travesía judicial y económica de tres años. Recurrió a la antigua suspensión de pagos, que impone administradores judiciales en su gestión, en mayo de 2008, al quedarse sin liquidez por los efectos de la crisis económica, más profunda en el sector de la construcción de la Vega Baja. El 70% de los 600 acreedores que le reconoce el juzgado de Lo Mercantil a la empresa han suscrito el convenio por el que se les resarcirá su deuda. De los 130 millones de euros que San José reconoció como pasivo cuando presentó el procedimiento, la sociedad asegura que se ha reducido a 26 millones de euros, a través de sucesivos acuerdos con entidades financieras, que eran las que sumaban la principal deuda. La empresa se ha desprendido de una parte de su patrimonio de suelo, valorado en 300 millones euros con este objetivo.

El compromiso se salda con una quita del 20%. O, lo que es lo mismo, en un periodo de cinco años los acreedores recibirán el 80% de la deuda que tienen contraída con la empresa. En concreto, el 10% en el cuarto año y el resto (70%), el quinto. Almudena Rodríguez, una de las responsables de la mercantil, explicó que una parte importante de los acreedores liquidará su deuda antes de ese plazo porque son compradores de viviendas. Es decir, antes de que transcurran los cinco años habrán escriturado una vivienda a su favor. El visto bueno final del juzgado está a falta de un trámite judicial, pero no se han presentado alegaciones al convenio.

La suspensión de pagos de San José no sólo tuvo una gran repercusión económica en la comarca (daba empleo directo a casi cien personas en su mejor momento, -ahora trabajan 20- y a 400 de forma indirecta en empresas subcontratadas y que se convirtieron en acreedoras). También marcó el fin simbólico de una época protagonizada por el boom inmobiliario en el que cualquier proyecto era posible y que llevó a muchos municipios de la comarca a disfrutar de una bonanza económica, que se constató, era un espejismo. Fue además una carga de profundidad al sistema de inversiones que vio crecer a esta empresa familiar como la espuma y al que estaban ligados los ahorros de más de 800 personas; sobre todo, vecinos Molins (Orihuela) y municipios aledaños, a través de sociedades de inversión.

Otra de las empresas del grupo, Herrada del Tollo también dejó el concurso de acreedores en el verano de 2010 y ahora tramita su proyecto estrella de urbanización en el municipio de Jumilla, que ha encontrado algún escollo administrativo y la oposición de propietarios.

Demanda inmobiliaria

El incipiente mercado ruso y alemán

La situación del mercado inmobiliario es similar a la de hace tres años, cuando San José tuvo que hacer frente a un procedimiento judicial que interviniera la empresa para salir adelante. Existen algunas previsiones positivas, que no certidumbres, sobre el incipiente mercado ruso, además de algunas estimaciones de peticiones de viviendas desde Alemania, mientras que el mercado británico e irlandés sigue hundido.

También se ha "movido" algo la demanda nacional de viviendas de primera residencia. San José está a punto de culminar una promoción de 42 pisos en Orihuela ciudad y quiere reiniciar las urbanizaciones que tiene pendientes en la zona del Pinet, con compradores interesados en Crevillent, santa Pola y Elche "para, también, generar empleo", según fuentes de la empresa.