Las calas de Torrevieja son uno de los pocos tesoros del litoral levantino que permanecen sin edificar masivamente y donde se puede disfrutar, como en ningún otro sitio, de la tranquilidad que ofrece el mar. Sin embargo, su estado preocupa a los vecinos y veraneantes que se quejan por las basuras que las "ensucian y degradan" y de la necesidad de mejoras en su "accesibilidad". De esta opinión es Elena Poveda, una vegabajense que veranea en Torrevieja desde hace catorce años: "El estado de las calas es lamentable. Aunque se mantiene una limpieza general, en las rocas y en los rincones hay mucha suciedad acumulada: botellas, plásticos, cristales, anzuelos... Además, cuando hay oleaje, el agua se llena de basura: botellas, trozos de redes, cañas de pescar...".

Esta opinión es compartida por Carlos Hernández, un madrileño que vive entre Madrid y Torrevieja, para quien la limpieza de las calas "deja mucho que desear". "El principal foco de suciedad es la gente que no respeta el entorno y muchos pescadores que dejan enseres abandonados. Se debería poner mucho más interés en el mantenimiento de este paraje", defiende Hernández.

Además de estos focos, los vecinos denuncian la suciedad proveniente del "botellón" que, cada día, aunque con principal incidencia los fines de semana, los jóvenes realizan en las calas. "Este fenómeno causa que las calas se llenen de desperdicios, además del escándalo que genera", señala Antonio Botella, que reside en una de las escasas propiedades situadas en la zona. Según este vecino, estos parajes están "abandonados" y aunque matiza que alguna vez los servicios de limpieza urbana recogen los desperdicios, "son los vecinos los que principalmente recogen la basura". Una basura que, según Ester Ramón, una joven veraneante que reside en Callosa de Segura, "se hace especialmente peligrosa por los restos de vidrio que cualquiera se puede clavar, además de que atraen a las ratas". A esta suciedad se le añade la procedente de los perros ya que, como señala Ramón, "pocos son los dueños que recogen sus desperdicios".

Accesos peligrosos

La tranquilidad que ofrecen las calas es uno de los principales atractivos para la gente que, en la mayoría de casos, huye de la masificación de las playas cercanas. La creencia de que las calas están "mal aprovechadas" es el denominador común que une a quienes las disfrutan diariamente: "Los accesos están muy mal, se han hecho un par de plataformas en 10 años, pero en el resto de calas continúan siendo una vergüenza y un peligro", critica Poveda. En opinión de Aurelio Lidón, torrevejense, las calas deberían "aprovecharse mucho más, se deberían mejorar los accesos y poner escaleras como se ha hecho en otras zonas de Torrevieja". Con esta medida, Lidón cree que la gente "estaría mucho más repartida y así las playas no estarían tan masificadas". A José María Vega, residente en Torrevieja, lo que más le preocupa es "el estado de la tierra de los accesos": "Hace años se dijo que se iba a hacer un paseo que bordeara la costa, pero pasan los años y todo sigue igual".

Este complicado acceso a estos parajes es lo que, en primera instancia, hace que la mayoría de veraneantes opten por las playas: "La entrada a algunas calas, como la de la Zorra, da verdadero miedo", declara Marisa Almarcha, una veraneante de Orihuela. "Es urgente que se tomen medidas en el cuidado de las calas y que la gente se conciencie de la importancia de mantenerlas limpias y no tirar desperdicios ni permitir que otros lo hagan", remarca Santiago Gómez, un argentino que pasa el verano en Torrevieja.

Un problema de competencias

Las playas de Torrevieja se limpian todos los días del año. Es uno de los servicios más completos que ofrece el municipio a sus vecinos. Pero las calas están marginadas de ese compromiso. Desde que se aprobó la ley de Costas en los ochenta esta franja de terreno entre el mar y la carretera del Torrejón está sujeto a un interminable expediente de deslinde que impide cualquier actuación en la zona desde el punto de vista constructivo, tampoco para aprobar planes urbanísticos. Una limitación que nunca ha gustado al Ayuntamiento que solo ha podido actuar para instalar algo de alumbrado y algunos bancos. Las viviendas construidas antes han ido reformándose poco a poco y ahora disfrutan de una situación privilegiada. De hecho, la única actuación importante para hacer algo más accesible la zona se produjo el año pasado de la mano del Ministerio de Medio Ambiente con unas obras en la cala de la Higuera.