El pico del Agudo dibuja una línea imaginaria que divide las comunidades de Murcia y Valencia. Tanto es así que al vertedero de Proambiente se puede entrar, según se quiera, por una (Abanilla) o por otra (La Murada, Orihuela) y según se mire El Agudo, algo que le ha valido a su propietario, Ángel Fenoll, para bordear, nunca mejor dicho, la legislación de una y otra región. Tanto es así que a día de hoy ambas se están peleando por saber hasta dónde llegan sus lindes, precisamente, sobre esta escombrera y para saber si tienen algo que decir en relación con la petición de ampliación de los vasos a los cuales van a parar los residuos. Éste es ahora mismo el gran problema que tiene su propietario: nadie le autoriza a crecer y más basura ya, prácticamente no le cabe.

Antonio Ángel Fenoll nos enseña las instalaciones. Él es el hijo del empresario más polémico de la Vega Baja. Hace seis años partieron de su padre unas grabaciones repartidas entre periodistas, que éste hizo a escondidas a políticos y empresarios sobre supuestos amaños y comisiones para favorecer adjudicaciones del contrato de la basura en Orihuela y que ha generado uno de los escándalos más graves de esta provincia. Es el llamado caso Brugal que, con el paso del tiempo, derivó en hasta 17 causas distintas de todo signo e, incluyendo imputaciones, entre otros, contra el expresidente de la Diputación o el también empresario Enrique Ortiz por la adjudicación del multimillonario contrato del Plan Zonal de la Vega Baja -para entendernos, el gigantesco vertedero al que tienen que ir por ley todas las basuras de la comarca previo pago religioso de sus ayuntamientos a través de los impuestos que cobran a sus vecinos-.

Antonio Ángel Fenoll es el primero en reconocer que la basura es un negocio; de hecho, la planta genera a día de hoy 150 puestos de trabajo directos y otros cien indirectos porque lo que más dinero da, y eso lo ha sabido entender los propietarios de Proambiente, no es la báscula de pesaje (se paga por tonelada que entra para su eliminación), sino la gestión óptima de la basura para otros menesteres.

De hecho, la planta sólo se detiene 8 de las 168 horas que tiene la semana y por obligación, ya que hay que limpiar máquinas para continuar el proceso febril; de hecho, acaba de adquirir más. Se trabaja las 24 horas del día para que más del 85% de las más de 200 toneladas procedente de 19 municipios de la Vega y de cuatro de Murcia que entran cada día se conviertan en dinero y el resto, se entierre.

La mayor parte de la planta está ubicada en Abanilla y, consecuentemente con ello, es la Consejería de Medio Ambiente de Murcia la responsable de todo lo que ocurra en su interior. Hace nueve días se levantó un expediente -otro más- contra Proambiente, pero de tal gravedad que amenaza con obligarles a echar el cierre. El argumento de irregularidades o enterramientos ilegales es rebatido por los letrados del empresario Fenoll que sólo ven una excusa que no se sostiene. "Se han cansado y nos están ahogando", asegura su abogado, que recuerda que hace tres años solicitaron la ampliación del vaso 3 y aún están esperando una decisión. "Nos piden papeles y más papeles y nos cuentan que hace falta informes y más informes" se queja el letrado harto de viajes a Murcia sin resultados.

Fenoll presentó hace cuatro años también una petición para que le autorizaran otros dos vasos más, los números 4 y 5, después de adquirir más de un millón de metros cuadrados. Estas tres autorizaciones de los vasos garantizarían un próspero futuro a Proambiente, de más de 30 años, pero el problema es que la Comunidad de Murcia está cerrada en banda y la planta, sin ampliaciones posibles, está llegando al límite. Los Fenoll en este negocio de las basuras compiten con otros empresarios -Cespa en Murcia o en Alicante asociada con Enrique Ortiz- a los que se les han adjudicado grandes plantas de gestión pública tras adjudicaciones de la Administración. La de Proambiente no es el caso, comparativamente es pequeña y ahora ven una "mano negra" que quieren apartarlos del lucrativo negocio.

Echando un órdago, Fenoll aseguró esta semana que, aunque le obliguen a clausurar el vaso 3 seguirá adelante con el negocio porque está dispuesto a que ese 15% de las 200 toneladas que no se pueden transformar y convertir en dinero -lo que se denomina técnicamente rechazo- vayan a otras plantas previo pago de los gastos de transporte y eliminación, que asumiría él, porque, aún y así, le seguiría siendo un lucrativo negocio. Mientras tanto, la Vega Baja sigue sin una ubicación para su planta de basura, esa que se adjudicó a Ortiz y que está pendiente de lo que pase en el caso Brugal.

Lo que tendrá que pagar el ciudadano

Proambiente cobra por cada tonelada de basura que entra a su planta entre 7 y 27 euros, según el Ayuntamiento de que se trate. Otros vertederos, en Murcia o Alicante, cobran entre 50 y 70 euros. La diferencia reside en los años de contrato o en el hecho de que Fenoll, a través de otras empresas del grupo como Colsur, tiene asumida la contrata de la basura. Por eso es tan barato. Obviamente, si la planta de la Vega Baja se cierra se encarecerán los costes de transporte al resto de escombreras y también el precio que se paga por tonelada y, por lógica, todo esto repercutirá en el bolsillo del ciudadano. Fenoll echa mano de este argumento porque sabe que en precio nadie puede competir con él en el mercado de la basura de la Vega Baja. Informa M. A.