Una puerta lateral semicerrada o mal encajada fue suficiente tentación para alguien que hace algo más de una semana se coló en el edificio municipal de la Plaza Marqués de Rafal, donde los Armaos, la Centuria Romana de Nuestro Padre Jesús, tiene su sede. Allí guardan valiosos estandartes, banderas bordadas, vistosas capas, cascos nuevos, elementos personales de los socios... Sin embargo, nada de eso pudieron llevarse, porque la Centuria tiene alguna medida extra de seguridad en la sala que les cedió el Ayuntamiento, según fuentes de la agrupación (que ahora se plantea añadir algún tabique).

El resto del edificio parece que sí fue campo de batalla para el intruso, o los intrusos. Algún agujero en la pared, mobiliario arrancado del sitio, papeles desordenados... Todo eso se detectó en la que fuera la antigua sede de Convega y en la zona donde ensayan los Cantores de la Pasión de Orihuela, en el primer y el segundo piso. De los Armaos se llevaron algunos trastos de poco valor amontonados en un almacén del primer piso, entre ellos hierros de viejos banderines, algo de ropa de cabalgata y algún casco antiguo.

Pero más que a llevarse cosas se dedicaron a romper y desordenar, a dejar patas arriba las dependencias. A eso y al menos a comerse una lata de aceitunas que abandonaron vacía en la Oficina de Turismo en la planta baja. Una de las trabajadoras comunicó que a su juicio alguien había entrado la noche anterior. La lata y una puerta automática aparentemente forzada, ligeramente desencajada de su sitio, eran las huellas del crimen.