Tras los comicios locales celebrados en mayo de 2011, el nuevo equipo de gobierno de coalición entre el PP de Bañuls y la formación independiente UCDL liderada por Aurelio Murcia se encontró al frente del Ayuntamiento de una localidad de poco más de 6.500 habitantes que contaba con una sobredimensionada plantilla de trabajadores formada por más de 100 personas, quienes desde hacía cuatro meses no habían cobrado sus nóminas porque no había dinero en la caja municipal. El colapso económico de la Administración local era tal que tiempo después se acabó decretando un ERE que fulminó a la mitad de los empleados. La deuda municipal rondaba entonces los 22 millones de euros, de entre los cuales se adeudaba un millón de euros a la Seguridad Social y hasta 800.000 euros a Hacienda. Buena parte de ese dinero, que se está devolviendo ahora a plazos, correspondía, precisamente, a las cotizaciones que el Consistorio adeudaba tanto por los jornaleros fantasma como por los trabajadores ligados legalmente a la Administración. M. A. RIVES