Ayer se cumplían tres semanas desde que Pepa Ferrando (PP) tenía que haber sido nombrada alcaldesa de Orihuela y la realidad era que, prácticamente a la misma hora que comenzó aquel pleno frustrado, el edil Pedro Mancebo intentaba entrar a la Alcaldía desoyendo ruegos y recomendaciones para asistir a una junta de gobierno a la cual no había sido citado porque el equipo de gobierno (PSOE y Los Verdes) considera que su grupo ha dejado de existir al haber sido expulsados los cuatro concejales y, por lo tanto, él ya no es portavoz de nadie. Pero es que detrás de la puerta lo esperaba como alcalde en funciones Antonio Zapata (PSOE), y los portavoces Manuel Gallud (Los Verdes), también en funciones y Carolina Gracia (PSOE). Mientras, una policía local, un asesor y algún que otro funcionario trataba de explicarle con buenas palabras al liberal en la antesala que no podía acceder a esa reunión porque no era pública.

Mancebo sabía de la reunión y de la hora porque iba acompañado por Mónica Lorente, a quien sí citó Zapata a la misma y a la que los socialistas y ecologistas decían desde dentro: «Tú sí, pasa tú». Las palabras, los reproches y los desaires fueron a más pero aquello no tenía solución y la portavoz popular decidió darse media vuelta y no entrar en solidaridad con el liberal entre acusaciones al resto de falta de respeto democrático. La tensión llegó al punto de llamar a Comisaría para denunciar, pero allí no estaba la respuesta a este entuerto.

Y muchos se preguntarán, ¿dónde estaba el alcalde a esas horas? «Camino de Madrid», según confirmó el propio Antonio Zapata, quien hasta el próximo lunes a las 8 de la mañana ocupará el cargo de regidor de forma accidental. ¿Y los periodistas?, a medio kilómetro de allí desviados casualmente a una rueda de prensa, convocada a la misma hora que iban a suceder estos hechos y esperando a Carolina Gracia quien, evidentemente, formaba parte del grueso del batallón que, tras la puerta de la Alcaldía, intentaba evitar la entrada de Mancebo. Al retraso de la portavoz en acudir a la cita con los plumillas contestaban los asesores con un: «Ya viene por ahí...». Todo mentira porque nadie quería que la escena se vieran o filmara.

De mal en peor

El Ayuntamiento de Orihuela se ha instalado en una bronca permanente que irá de mal a peor y a la cual nadie sabe o quiere darle una solución, probablemente, porque la única que tiene es que llegue cuanto antes la fecha de las próximas elecciones, en mayo de 2015, porque la ciudad está paralizada y los ciudadanos no dan crédito al espectáculo en el cual se ha convertido el Palacio del Marqués de Arneva, la sede consistorial. Todo este relato de los hechos, más propio de un vodevil, fue confirmado, con pequeñas matizaciones, por unos y por otros, dando paso a última hora de la mañana a una catarata de insultos y descalificaciones por parte del PP y, especialmente del portavoz CLr-Claro y todas dirigidas contra Monserrate Guillén, que comenzaron por términos como «cobarde e indigno» y acabaron por los de «tirano» o «canalla político».

Mancebo preparó su comparecencia pública con calma y meditó todo lo que tenía que decir, lo cuál no le restó ni un ápice de dura crítica: «Han dado ordenes a la policía para impedir que entrara (a la junta de portavoces) a ejercer mi función como concejal. Guillén es un maestro de la mentira, un cobarde y un indigno. Ya dejó tirado como un perro en la moción de censura a Houliston y hoy ha escurrido el bulto detrás de Gallud, Zapata y Gracia para impedir la entrada de mi grupo en la junta de portavoces. No tienen ninguna autoridad para impedírnoslo, ni ellos ni el señor Guillén». Y el liberal fue subiendo el tono: «Hay una sucesión de hechos que el señor Guillén ha adoptado.

Es una muestra mas de esa red de mentiras que está tejiendo para cubrir las ilegalidades que se han ejecutado en este Ayuntamiento. Se ha presentado por registro un escrito y vamos a interponer cuantas medidas sean necesarias. Él no es quien para impedir a otro concejal entrar en unas dependencias municipales. Son hechos más propio de un tirano, de un canalla político, que de un defensor de la Democracia. No vamos a dejar que esto suceda. Se emplea la fuerza, las coacciones para evitar que representemos a los que representamos. Es una mordaza y no a este portavoz sino a los ciudadanos de Orihuela. Es un tirano sustentado por pequeños tiranos».

Por su parte, Lorente añadió: «Guillen ha convertido una institución en su cortijo. No solo por utilizar todos los mecanismos ilegales. Es un comunista con 2.000 y pico votos que se aferra al sillón, a la vara y a la nómina. Ahora se levanta el muro y la mordaza de Guillén. Formalmente el grupo municipal del PP no ha recibido notificación alguna estableciendo que hay cambio alguno en la junta de portavoces, que recuerdo es una institución del pleno municipal».