Los habitantes de Pilar de la Horadada abandonaron ayer sus vehículos por otros mucho más ecológicos. La romería ecuestre congregó a más de 100 personas que viajaron en carros impulsados por caballos en un recorrido que se inició sobre las 11 horas y que se prolongó durante gran parte de la mañana en su recorrido por gran parte de las calles del municipio.

El evento hizo salir de sus casas a una buena parte de sus habitantes, alertados por el sonido tan particular del galope del animal. La jornada congregó también a los cargos festeros, como la carroza que portaba a las reinas y damas de la localidad.

Desde la prolongación de la Calle Mayor hasta la avenida Camilo José Cela, la Peña Ecuestre de la localidad ofreció una estampa singular por la belleza de los animales y la majestuosidad de muchos de los carros de los que tiraban los caballos.

Las tradicionales vestimentas de los jinetes, con los trajes típicos de los jinetes y la flor en el pelo de mujeres y niñas, pusieron la nota de color al evento, que reunió a familias enteras subidas a los carros. Padres, madres, abuelos y nietos pudieron participar en una jornada que no dejó indiferente a ninguno de los visitantes que se encontraban en las calles. El ambiente festivo se extendió durante toda la jornada, de forma que tanto los integrantes de la Peña Ecuestre como todos los pilareños salieron a la calle como si de un día grande de las fiestas se tratara.

La jornada estuvo animada por la presencia de otra de las citas tradicionales del municipio como son las concentraciones de mujeres que realizan encaje de bolillos, que una vez más se reunieron en la plaza del Ayuntamiento para mostrar este arte de la costura y que las nuevas generaciones aprendan a realizarlo como antaño de forma que puedan recoger el testigo de una amplia tradición no solo en el municipio sino en toda la comarca.