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La demanda de vitamina C por el coronavirus agota la producción de cítricos en la provincia

Los precios de naranjas y mandarinas han subido hasta un 200% en origen al aumentar los pedidos en Europa desde el inicio de la pandemia. Los productores alicantinos acaban todas las existencias con valoraciones justas

Un agricultor de Bigastro recoge las naranjas de sus árboles frutales durante la campaña citrícola que acaba de terminar. tony sevilla

Finaliza la mejor campaña de cítricos -naranja y mandarina- que se recuerda en la provincia. La crisis sanitaria por el coronavirus ha tenido efectos fatales en la economía y ha afectado también a muchos productos agrícolas, pero en el caso de la naranja y la mandarina ha sido todo lo contrario, la ha beneficiado y mucho. La razón es simple. La vitamina que todo el mundo asocia con los cítricos, la C, que fortalece el sistema inmunitario y que se toma, también, para protegerse de resfriados y gripes, ha pasado a ser mayoritariamente consumida al asemejarse los síntomas del covid-19 a los de una virulenta gripe. La gran demanda de esta vitamina ha hecho crecer exponencialmente las ventas de naranjas, principalmente, y de mandarinas, en toda Europa. y, con ello, ha permitido una subida de precios en origen que no se registraba desde hace muchos años.

La campaña que finaliza es esperanzadora para los productores de mandarinas y naranjas de la provincia de Alicante, debido a los precios justos en origen obtenidos. Cotizaciones que empezaron mejor que en la desastrosa campaña anterior y que registraron una moderada escalada desde que se decretase el estado de alarma por el coronavirus, como consecuencia de los cambios en los hábitos de los españoles y europeos por el confinamiento. Cambios que pasaron por un aumento de consumo de fruta fresca en casa y de vitamina C, lo que incrementó la demanda española y europea que disparó los precios y los situó, después de muchas campañas a pérdidas, en una franja rentable y digna para los agricultores.

De esta manera, muchos empresarios agrícolas han podido obtener ese balón de oxígeno que tanto venían necesitando para poder seguir con sus plantaciones. Se ha vendido todo en naranja y mandarina y los productores alicantinos han evitado así dejar el fruto en los árboles, como otros años, por los bajos precios de venta por debajo del coste de producción. En la provincia se cultivan entre 25.000 y 30.000 toneladas de naranjas, la mayor parte se exportan. Francia, Reino Unido, Alemania y los Países Bajos son los principales clientes. Además, el principal competidor de España, Sudáfrica, ha visto mermada la entrada de su producción en Europa en su inicio de campaña en mayo, por los problemas logísticos y operativos debidos a la pandemia.

Variedades

Haciendo un repaso por las distintas variedades, vemos como dentro del grupo de mandarinas, las tempranas, como las Clemenrubí y Oronules, no bajaron de 0,40-0,50 euros (?) por kilo (k) y llegaron hasta los 0,70 céntimos, cuando suelen cotizar en torno a unos ruinosos 20 céntimos, con lo que han registrado un incremento de más del 150%. Respecto a las variedades Clementina y las otoñales, se vendieron a partir de los 0,50-0,60 ?/k y repuntaron a los 0,70-0,80 ?/k. Por su parte, la variedad Clemenules, que se vende siempre muy barata, sobre 0,20 ?/k, este año ha cotizado en campo a 0,35/0,40 euros, un 100% más. Asimismo, después de Navidad, las mandarinas de media estación y tardías, como las variedades Nadorcott, Tango y Orri, se establecieron alrededor de 0,80 ?/k, alcanzando puntualmente un euro el kilo, cuando en campaña anteriores normales cotizaban entre 60-70 céntimos de euro, registrando un incremento de entre un 33%-66%.

En cuanto a las naranjas, ha seguido la misma tendencia en cotizaciones en el campo. La variedad que empieza en noviembre, la Navelina, suele registrar precios muy bajos y no superar los 15 céntimos el kilo, y este año se ha situado en una franja aceptable, no bajando de 24-25 céntimos el kilo y registrando un incremento del 66%. Asimismo, las Lane-Late, la Powel y las Valencia Late empezaron sobre los 30 céntimos el kilo y, desde la llegada del covid-19, fue ascendiendo su precio hasta 0,70-0,80 ?/k y, en casos puntuales, hasta un euro el kilo, con lo que registraron incrementos de entre el 166 y el 233%.

Confianza

Con todo esto, los productores alicantinos confían en que la campaña 2020-2021 empiece y continúe con la misma tendencia de precios en origen para los cítricos. «Los productores hemos tenido una campaña positiva y esperamos que continúe esta línea de cara a la próxima cosecha. Que nadie se piense que nos hemos hecho ricos, porque no ha sido así. Los precios obtenidos son cotizaciones equilibradas y acordes con los costos de producción y el trabajo que conlleva una cosecha», señala el presidente de Asaja Alicante, Eladio Aniorte.

Para Aniorte era «inaceptable» el precio que se estaba pagando en campañas anteriores, donde las cotizaciones en campo oscilaban entre 10 y 20 céntimos, y para las variedades más cotizadas, entre 35 y 40. «Estos precios ruinosos fue lo que nos hizo manifestarnos por toda España antes de la llegada de esta crisis sanitaria. Ahora que hemos demostrado el papel esencial y primordial de la agricultura en el mundo y en los momentos críticos, espero que nunca más se vuelvan a repetir», confía.

Las lluvias y el frío de abril mermarán la próxima cosecha

Los agricultores alicantinos esperan que la campaña 2020-2021 mantenga los altos precios por la menor producción

Los productores alicantinos de cítricos confían en que el repunte del consumo de naranjas y mandarinas al final de esta campaña se mantenga en el inicio de la próxima. Hay un factor clave que hace que la campaña 2020-2021se plantee con buenas perspectivas y es que habrá una menor cosecha y, por tanto, si se mantiene la demanda, los precios en origen se mantendrán tan altos como hasta ahora. La razón de la merma de producción es que el cuaje de fruto está siendo muy irregular por las lluvias y el frío que ha habido en el mes de abril.

«La floración y el cuaje, que se están produciendo ahora, son la época más critica del cultivo y cualquier variación climática le afecta mucho. Con los episodios de lluvias y bajadas de temperaturas sufridos en abril, unido al inicio caluroso de mayo y las lluvias de ese mes, se está viendo que se van a producir mermas en el fruto, porque estas variaciones climáticas están afectando mucho», señala José Vicente Andreu, presidente de Asaja Orihuela. Andreu vaticina que «nos enfrentamos a un expolse de fruta brutal».

Si al descenso de producción que se espera, se le une las perspectivas de alta demanda por el alto contenido en vitamina C, se prevé una campaña citrícola 2020-2021 con precios buenos para el agricultor «que le permitan vivir dignamente de su trabajo», manifiesta José Vicente Andreu.

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