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La desembocadura y la CV-95 centran las 21 actuaciones del Plan Vega Renhace para este año

De la veintena de acciones que prevé el Consell en la comarca, quince son en infraestructuras hidráulicas y desarrollo económico, con el río y el desdoblamiento de la comarcal como epicentro

La limpieza del cauce del río es una de las medidas más demandadas. En la imagen, su tramo final lleno de cañas, el pasado septiembre. | TONY SEVILLA

La DANA de septiembre de 2019 marcó un antes y un después en la Vega Baja y un punto de inflexión en las relaciones entre la Generalitat y una comarca que siempre se ha sentido lejos de la toma de decisiones. La mayor catástrofe en 140 años puso de relieve un déficit histórico en infraestructuras. Un año después el Consell presentó el Plan Vega Renhace, una estrategia para reducir riesgos y fomentar un desarrollo sostenible. El 13 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la puesta en macha de una oficina en Orihuela para coordinar el proyecto y acortar distancias con el territorio, se celebró una cumbre que reunió a políticos, técnicos y representantes del tejido social y empresarial para debatir sobre los cuatro ejes que sustentan el plan: infraestructuras hidráulicas, emergencia climática, sociedad y desarrollo económico.

En torno a esas mesas de trabajo, el Consell ha elaborado un documento con las principales conclusiones, que presenta mañana en Pilar de la Horadada. El informe, al que ha tenido acceso este periódico, define 21 actuaciones para este año en base a las necesidades detectadas, nueve de ellas en materia hidráulica. No en vano, el Segura es el eje vertebrador de la comarca. Su red de riego tradicional abarca 400 kilómetros desde la entrada en el municipio de Orihuela hasta la desembocadura en Guardamar. Un patrimonio tan querido como temido. Una de las primeras medidas para reducir los efectos de las inundaciones es la conservación ambiental y el dragado en el tramo final del río. Así, se contempla la conexión entre los cauces de la desembocadura, tanto el viejo como el nuevo, con el objetivo de incrementar la capacidad de evacuación en caso de crecida. A juicio de los representantes municipales, el mantenimiento es «una solución menos costosa y más eficaz que las que plantea la Confederación Hidrográfica del Segura», según reflejan las conclusiones. En este sentido, Ana Berenguer, directora general de Análisis y Políticas Públicas de Presidencia de la Generalitat, detalla que Guardamar ha destinado a la mejora del cauce nuevo la subvención que la Conselleria ha otorgado a los municipios para los sistemas de drenaje sostenible. En cuanto al cauce viejo, avanza que el Ministerio publicará el próximo mes el anteproyecto.

No solo el río es un eje vertebrador, sino que también lo es la CV-95, la carretera que une el interior con la costa. Tanto es así que su desdoblamiento se incluye como una actuación que traspasa varios ejes (infraestructuras hidráulicas, desarrollo económico y sociedad): «Para este año se pretende realizar el desdoblamiento, demanda histórica recogida en el Plan Vega Renhace, siendo uno de los proyectos más votados y más necesitados para la comarca», especifica el documento, que contiene varias referencias a que hay «un consenso generalizado en cuanto a que es imprescindible». Incluso, constata que en la cumbre se habló de que las actuaciones acometidas hasta ahora, como las nuevas rotondas, son insuficientes: «La actuación debe ser más ambiciosa». Berenguer explica que hay una inversión prevista de 30 millones, a realizar en varias fases.

No obstante, el documento recuerda que se debe realizar «un estudio de impacto ambiental en la redacción del proyecto y en su ejecución, con el objetivo de analizar cómo afectaría en cuanto a las inundaciones». Hace solo unos días asociaciones de vecinos y ecologistas advertían de que esta medida, tan demandada por el sector empresarial, responde más a un interés urbanístico que a dar solución a la congestión del tráfico, poniendo de relieve que alrededor de la comarcal hay casi 1.400 hectáreas de suelo urbanizable con 25 proyectos residenciales en diferentes fases.

Con todo, Berenguer insiste en que «en un territorio tan complejo y diverso como la Vega Baja es necesario tejer complicidades, buscar puntos de consenso y huir de posiciones inamovibles», y reitera el compromiso de la Generalitat en seguir «aportando recursos económicos para materializar los objetivos». En suma, una hoja de ruta que traza 21 actuaciones para este año.

Aumentar la vigilancia urbanística

De las 21 actuaciones que el Consell ha diseñado para este año, dentro del Plan Vega Renhace, dos son en el eje «sociedad», destacando la identificación de edificios más vulnerables a las inundaciones en una comarca donde predominan construcciones con sótanos, semisótanos y garajes. El documento habla de actualizar las zonas de riesgo y hace hincapié en prohibir que se edifique en esos lugares, ya que «a pesar de estar recogido en la legislación se sigue construyendo donde no se debe». En la cumbre se abrió el debate de la «alegalidad» de muchas viviendas y se abordó la opción de realizar «deconstrucciones».

Adaptación a la emergencia climática

Cuatro son los proyectos que prevé el Plan Vega Renhace en materia de «emergencia climática». Uno de ellos es la creación de un centro de análisis en extremos del agua y cambio climático, que podría ubicarse en el Palacio del Marqués de Rafal. Este año se avanzará también en la redacción del Plan Comarcal de Emergencias de la Vega Baja. El documento plasma la necesidad de un proyecto a escala supramunicipal, ya que «se han detectado incongruencias en la forma de operar de diferentes municipios» y «numerosos ayuntamientos [pequeños] han transmitido su incapacidad para atender a la población».

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