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Orihuela recibe a su nuevo obispo entre vítores y expectación

José Ignacio Munilla hace su entrada en la ciudad cumpliendo con una tradición del siglo XVI - A lomos de una mula blanca cruza la puerta de la Olma y toma posesión de su cargo en la catedral

Vídeo de la entrada del nuevo obispo en Orihuela

Vídeo de la entrada del nuevo obispo en Orihuela

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Vídeo de la entrada del nuevo obispo en Orihuela Loreto Mármol

Campanas al vuelo y una numerosa banda de música dieron ayer la bienvenida a José Ignacio Munilla en la ermita de San Antón de Orihuela. Grupos de fieles se congregaron y cantaron mientras esperaban a un obispo que llegaba desde Cox, donde tuvo un recibimiento cercano y con un público entregado.

Tras almorzar el tradicional arroz y costra, pasó por Callosa de Segura y Redován. Media hora después de lo previsto, fue una niña de siete años, que acaba de iniciar la catequesis, la encargada de darle la bienvenida con un ramo de flores amarillas y blancas, los colores del Vaticano.

Después llegaba el momento más esperado. Le costó subir a lomos de la mula blanca Bartola, pero después se notó que estuvo ensayando en San Sebastián con la yegua Txispa, y actuó con soltura durante todo el recorrido: sonriente, bendiciendo y lanzando besos y gestos de abrazos.

"¡Vivan los obispos valientes!", gritaban los vecinos al paso de un obispo que suele sacar a relucir una viñeta de Mafalda: "¿Practicas algún deporte de riesgo? Sí, a veces doy mi opinión".

Aplausos y saludos desde el vallado y los balcones. Cánticos, pancartas y letreros con su lema episcopal -en ti confío- y con su escudo -la imagen del Corazón de Jesús-. Acompañado de un cortejo compuesto por cuatro concejales -Mariola Rocamora, Dámaso Aparicio, Sabina Goretti Galindo y Víctor Valverde- y tres policías locales a caballo, llegó hasta la puerta de la Olma.

El pertiguero llamó tres veces. "¿Quién va?", preguntó el alcalde Emilio Bascuñana. "El señor obispo, que hace su entrada en Orihuela", respondió el pertiguero, simulando una entrada pública del siglo XVI que solo se conserva en esta diócesis y en la de Sigüenza.

"Está emocionado", decía algún asistente. Y así, entre vítores, descabalgó y saludó a las autoridades, ellos vestidos con chaqué y ellas con media mantilla y peina, así como a los canónigos de la catedral y de la concatedral, con sus trajes corales.

El cortejo inició su recorrido a pie hasta la catedral. Primero por la emblemática calle de Arriba, a la que se asomó desde al arco de la virgen de Monserrate, la patrona de la ciudad. Campanas al vuelo. Cerca, la casa donde nació y vivió Miguel Hernández.

De los balcones colgaban versos del poeta del pueblo, con sus tres heridas: la de la vida, la de la muerte y la del amor. "Para la libertad sangro, lucho, pervivo", para vivir mientras el alma suene. Fue un encuentro con lo popular, con los gigantes y cabezudos.

Munilla cruza la puerta de la Olma, como entrada simbólica en la ciudad TONY SEVILLA

La asociación Nuestra Señora de Loreto, con sus dulzainas y tamboriles, interpretó un bolero cuya danza corrió a cargo de Raquel Gómez y Antonio Costa.

La comitiva siguió hasta la Iglesia-Museo de Semana Santa, donde representantes de las cofradías, hermandades y mayordomías y la Junta Mayor a la cabeza saludaron al obispo. Ya en la calle Alfonso XIII hicieron lo propio la Junta Festera y asociaciones de Moros y Cristianos de las Santas Junta y Rufina.

Largos minutos de cohetes se sucedieron a su llegada a la catedral. A la altura de la puerta de Loreto, fue recibido por el nuncio del Papa en España, Bernardito Auza; su antecesor, Jesús Murgui, y el presidente del Cabildo.

Después de pasar por la Capilla del Santísimo Sacramento, salió por la Puerta de las Cadenas en dirección al Palacio Episcopal, donde se vistió para la celebración.

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Toma de posesión de José Ignacio Munilla, nuevo obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante TONY SEVILLA

Arropado por una treintena de obispos, en señal de comunión, además de por autoridades civiles, militares, académicas y religiosas, tomó posesión como el obispo número 37 de la diócesis Orihuela-Alicante a las 18.15 horas.

Fue entonces cuando con mitra y báculo en mano y sentado en la cátedra, tuvo una ovación de cinco minutos de aplausos por parte de los asistentes.

De él destacaron caridad, sana doctrina y buena gestión. Munilla, en su despedida de San Sebastián, habló de "vencer los temores" y "sin mirar atrás con melancolía", porque "Dios no da puntada sin hilo y la nueva etapa que se abre es de crecimiento". Seguir el camino "con la convicción de que Dios siempre deja el buen vino para el final", y "lo mejor está por llegar".

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