Torrevieja: Bendita felicidad nos dan
Docenas de vecinos cumplen con la tradición de la bendición de animales por la festividad de San Antón
La imagen de San Antón salió puntual, al caer la tarde de invierno, ayer a la puerta de la Iglesia de la Inmaculada en Torrevieja, para acompañar la bendición de los animales como es de fe y de costumbre. Y a la costumbre que hace participar también de la fe humana a esos seres que gozan de un soplo divino, no faltaron ni torrevejenses ni sus animales, esos a los que se llama de compañía pero que, a veces, son mucho más que eso.
Mucha organización y un circuito vallado para que humanos y mascotas fueran desfilando de uno en uno para recibir el agua que todo lo bendice ante el pórtico del templo parroquial. La mayoría de mascotas, perros que ya fuera a pata o en brazos de sus dueños aguantaban con más o menos nerviosismo el momento de la bendición.
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Inquietos
Alguno hubo más inquieto y ladrador para el que el público pedía doble ración de agua bendita al sacerdote oficiante, Mikel Uribe, en su creencia de un efecto apaciguador.
Los gatos domésticos tampoco faltaron al evento recluidos en sus transportines, más cómodos aunque con desventaja a la hora de recibir el santo elemento porque el agua se quedaba en las cajas.
Pero eso era lo de menos ayer porque lo importante era acercar a lo divino a esos seres de cuatro patas que nos hacen la vida más feliz. La misma escena se repetía casi a la misma hora en el barrio de La Punta, con la bendición que tuvo lugar en el acceso a la iglesia del Sagrado Corazón.
Y otra cosa hubo de especial porque ayer, por primera vez, San Antón llegó también al recinto del albergue municipal de animales de Torrevieja.
Hasta allí se desplazó la concejala del área -y Fiestas- Concha Sala y el párroco Pedro Payá para extender la bendición urbi et albergue a esos otros animales que esperan sin perder la alegría la llegada de unos dueños que les ofrezcan un hogar.