La sequía pone en alerta a la Vega Baja que teme la reaparición del destructivo escarabajo "matapinos"

Algunos ayuntamientos intensifican la lucha contra la plaga del tomicus, como el de Benejúzar que está instalando trampas en su sierra para mantener a raya al insecto que años atrás hizo estragos en el arbolado de la comarca

La ausencia de lluvias es caldo de cultivo de este coleóptero que ataca a los pinares más debilitados

Algunos pinos afectados en la Vega Baja por el tomicus, que los seca, en una imagen de archivo.

Algunos pinos afectados en la Vega Baja por el tomicus, que los seca, en una imagen de archivo. / Tony Sevilla

Rubén Míguez

Rubén Míguez

Mantener a raya al destructivo escarabajo de medio centímetro capaz de destruir grandes masas de arbolado, principalmente de pinos, y que causó estragos años atrás en los espacios verdes de la Vega Baja. Es el objetivo de algunos ayuntamientos de la comarca, que temen que vuelva a repetirse la destrucción que provocó hace unos años el tomicus por la situación de sequía, ya que es uno de los condicionantes de la aparición de esta plaga.

Uno de los primeros en "ponerse las pilas" es el Ayuntamiento de Benejúzar. La Concejalía de Medio Ambiente de este municipio, que tiene en su término una amplia masa forestal, ha adquirido diez dispositivos para el control y seguimiento de la plaga del "Tomicus destruens" en el arbolado del monte benejucense.

Estos dispositivos se han instalado gracias a la colaboración de dos asociaciones locales, la de Amigos de la Sierra de Benejúzar y el club de caza La Pilarica. Las trampas se han colocado en la masa de pinar y servirán para proteger 247 hectáreas de la sierra de la localidad.

El concejal de Medio Ambiente de Benejúzar, José Antonio Martínez, ha explicado que el fin de esta actuación es "realizar una monitorización de la presencia de este insecto, que ataca principalmente a ejemplares de pino común como los que contamos en nuestro monte".

Instalación de las trampas en la sierra de Benejúzar estos días.

Instalación de las trampas en la sierra de Benejúzar estos días. / INFORMACIÓN

Ataca a árboles enfermos y debilitados

El también conocido como "barrenillo de los pinos" o el escarabajo "matapinos" es una plaga de coleóptero muy extendida en los pinares, especialmente en árboles enfermos y debilitados. La principal actividad de este pequeño insecto, que forma grandes y destructivos grupos, es la perforación de los troncos impidiendo la circulación de la savia y provocando la muerte del árbol al quedarse seco.

Es una plaga relacionada directamente con la sequía y que ha favorecido que el escarabajo de marras estuviera años atrás muy presente en la zona meridional de la provincia, y con especial incidencia en la Vega Baja.

Aunque en la actualidad la plaga se encuentra controlada y estabilizada en la comarca, y, por ende en el término municipal benejucense, con cientos de ejemplares de pino en su monte, la utilización de estos dispositivos "van a permitirnos llevar a cabo el seguimiento y monitorización del tomicus en Benejúzar, algo que desde esta concejalía se realiza de manera periódica, y que nos permitiría actuar con la suficiente rapidez en caso de producirse un aumento de la presencia de este insecto", explica José Antonio Martínez. 

Un árbol afectado en 2015 en el paraje de La Pilarica de Benejúzar, donde causó estragos.

Un árbol afectado en 2015 en el paraje de La Pilarica de Benejúzar, donde causó estragos. / INFORMACIÓN

Cairomona y feromonas

Para su funcionamiento, las trampas instaladas se valen de difusores con un compuesto de cairomonas y feromonas para atraer y capturar a los ejemplares de "Tomicus destruens" sin necesidad de utilizar un plaguicida adicional que pueda ser nocivo para la naturaleza, por lo que se obtiene así un indicador de la salud del monte, ha indicado el concejal.

Los dispositivos deben ser instalados y mantenerse operativos entre mediados del mes de septiembre y de abril, aunque este periodo puede disminuir según el año, con un inicio de otoño más cálido como el actual. 

La plaga de tomicus dejó a las sierras de la Vega Baja, principalmente en Orihuela y Redován, y también en Benejúzar, con una gran pérdida de parte de su paisaje vegetal y su estética. Los pinos, secos tras el ataque, fueron durante un tiempo la imagen que se veía de estas zonas antes verdes.

Tras unas actuaciones intensas para controlar la plaga y reforestar, en parte, los montes, y miles de euros destinados a su control, actualmente se mantiene a raya el tomicus, pero no hay que confiarse porque la sequía es terreno abonado para este pequeño escarabajo.