BIGASTRO

La Audiencia condena al exalcalde de Bigastro a 4 años y medio de cárcel por apropiarse de 127.000 euros municipales

El fallo señala que José Joaquín Moya, que fue alcalde socialista de Bigastro durante 25 años, y el exfedatario municipal, no ingresaron en las arcas municipales parte del dinero procedente de la venta de una parcela municipal

La sentencia también condena a ambos por prevaricación al probarse que la enajenación del terreno en el D12 fue ilegal

José Joaquín Moya, en el acceso a los juzgados de Orihuela, en una imagen de archivo

José Joaquín Moya, en el acceso a los juzgados de Orihuela, en una imagen de archivo / Tony Sevilla

La Audiencia Provincial ha condenado a José Joaquín Moya, exalcalde socialista de Bigastro, a una pena de cuatro años y seis meses de cárcel y 11 años de inhabilitación absoluta por un delito de malversación continuada por apropiarse de 127.000 euros de dinero público procedente de la enajenación y permuta de un suelo municipal en el sector D12 del municipio. En su condición de primer edil vendió en 2005 a una empresa promotora el terreno como urbano pese a que el plan urbanístico que debía amparar la operación no estaba aprobado por la Generalitat. Por los mismos hechos ha sido condenado también el exsecretario Antonio Saseta a 2 años de prisión por un delito de malversación y a cinco de inhabilitación absoluta.

Además, por la misma causa, ambos condenados suman otras dos penas de inhabilitación de 3 años y seis meses cada uno por un delito continuado de prevaricación.

Responsabilidad

Moya (73 años) deberá abonar en concepto de responsabilidad civil al Ayuntamiento de Bigastro 59.000 euros, y de forma conjunta con el exsecretario otros 68.000 euros al mismo municipio, más intereses y la mitad de las costas del proceso. La sentencia dictada por la Sección Séptima de la Audiencia provincial de Alicante con sede en Elche puede ser recurrida en apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. El juicio se celebró el pasado mes de octubre de 2023.

Moya es trasladado desde los juzgados de Orihuela a la prisión de Fontcalent, en una imagen de octubre de 2008

Moya es trasladado desde los juzgados de Orihuela a la prisión de Fontcalent, en una imagen de octubre de 2008 / EFE

Alcalde de Bigastro durante 25 años, Moya dimitió mientras se encontraba en prisión preventiva en 2008 tras ser detenido en el marco de la operación de la Guardia Civil que investigaba su gestión como primer edil. Esta causa en la que la Fiscalía Anticorrupción pedía 8 años de cárcel al exregidor se deriva de la más de media docena de procedimientos en los que se desgajó la investigación, en su mayoría junto al exfuncionario Antonio Saseta. El Ayuntamiento bigastrense ha ejercido la acusación particular en este procedimiento y se había adherido a la solicitud de la fiscalía.

"Hacer y dejar hacer"

Según la sentencia "el señor Moya hizo y el señor Saseta dejó hacer" a la hora de "guiar, encauzar, dar las órdenes e instrucciones precisas" a sabiendas de su ilegalidad para que la Corporación aprobara la enajenación -venta- por permuta de un suelo en el llamado sector D12 cuya reclasificación estaba pendiente de autorización por la Generalitat. Ese suelo de 4.005 metros cuadrados se valoró, sin expediente previo que justificara la tasación, en 409.000 euros, y con una consideración de terrenos urbanos que no tenía.

Registro del Ayuntamiento de Bigastro durante la detención de José Joaquín Moya en noviembre de 2008

Registro del Ayuntamiento de Bigastro durante la detención de José Joaquín Moya en noviembre de 2008 / EFE/información

Pagos sin ingreso

A cambio, para sufragar su valor, la empresa Dorialco, aportó al Ayuntamiento 253.000 euros y tres propiedades en el casco urbano de Bigastro para compensar la diferencia de valor entre lo que el empresario recibía y lo que aportaba en metálico. De esa cantidad el Ayuntamiento ingresó correctamente 103.000 euros en agosto y diciembre de 2005.

Otros 127.000 euros fueron entregados a Moya, como depositario municipal, y al funcionario Saseta, en su calidad de Secretario-Interventor, en mayo de 2005 y diciembre de 2006, "sin que ninguno de los condenados efectuara el ingreso en las arcas municipales, ni se haya acreditado que se destinara ese dinero a otros fines públicos o necesidades del Ayuntamiento por lo que los acusados distrajeron esa cantidad de su legítimo destino", especifica la sentencia.

En la misma se describe cómo en mayo de 2005 Moya recibió 18.000 euros en efectivo por parte del representante de la empresa a cuenta de la enajenación. El 19 de junio de 2006 Moya, como depositario municipal, y Saseta como interventor, recibieron otros 50.000 también en efectivo. Y por último 59.000 euros el 19 de diciembre de 2006 a través de dos pagarés nominativos a favor del Ayuntamiento. 

Flagrantes vicios de ilegalidad

Para el tribunal fue un proceso de permuta "colmado de flagrantes y manifiestos vicios de ilegalidad, circunstancias de las que el acusado era conocedor, pese a lo cual actuó vulnerando las normas que exigían que la enajenación de este bien, en caso de realizarse, garantizara la libre concurrencia", y por el excepcional sistema de la permuta supuso una adjudicación directa, sin acreditar su necesidad, ni la equivalencia de valores entre los bienes permutados, según el fallo.

La enajenación no fue sometida a ningún tipo de fiscalización previa ni justificación de su precio o procedimiento a seguir, sin que el entonces secretario cumpliera con la que era su función. Ambos actuaron "en confrontación con los límites y controles impuestos por la ley" y sin seguir el procedimiento legalmente establecido, haciendo prevaler "su voluntad particular sobre la legalidad lo que provoca un resultado material injusto por la quiebra que en los ciudadanos va a tener la credibilidad en las instituciones y la confianza que en ellos deben merecerse, porque de custodios de la legalidad se convierten en sus primeros infractores, con efectos devastadores en la ciudadanía".

Moya antes del inicio de la vista oral en la Audiencia Provincial

Moya antes del inicio de la vista oral en la Audiencia Provincial / INFORMACIÓN

UNA SITUACIÓN JUDICIAL MUY COMPLICADA: DOS CONDENAS A PRISIÓN Y CINCO CAUSAS PENDIENTES

Desde que José Joaquín Moya fuera detenido en el marco de la investigación de su gestión municipal en 2008 ha sido condenado en firme a penas que suman más de 20 años de inhabilitación por prevaricación, incluida la que acaba de hacerse pública. Por autorizar un parque solar en un suelo protegido de La Pedrera a un familiar; permitir la tramitación de una urbanización con un resort en suelo rústico; ordenar el pago de la asesoría jurídica del Ayuntamiento durante diez años sin contrato -caso resuelto con una acuerdo de conformidad extrajudicial-, todas ellas resueltas con condenas por delitos de prevaricación a inhabilitación. Otra causa desgajada también de la tramitación del malogrado plan urbanístico del D-12 en Bigastro. Esta última con una condena por malversación a cuatro años de cárcel pendiente de recurso en el Tribunal Supremo.

Quince años después de estallar el caso Bigastro, restan por juzgarse causas relevantes, en las que la Fiscalía pide nuevas penas de cárcel. Como la investigación del regalo a Moya de un coche de alta gama por parte de unos empresarios a los que habría concedido obras; o el supuesto pago ilegal de la Seguridad Social a más de 40 vecinos por parte del municipio pese a no tener vinculación laboral con el mismo. En los juzgados está por resolver otro procedimiento por «compensaciones» recibidas por Moya mientras era alcalde. Y una causa pendiente más es la que investiga el destino de varias subvenciones de distintas administraciones que Moya habría empleado para un proyecto de hotel rural en Vistabella (Jacarilla) que no se llevó a cabo.

<strong>Esta misma semana está previsto que se celebre en la Audiencia el juicio por el cobro de pagarés emitidos por el Ayuntamiento</strong> y retirados por el propio exprimer edil al portador. La Fiscalía solicita provisionalmente ocho años de prisión por un delito continuado de malversación de caudales públicos y de nueve años de inhabilitación para el desempeño de funciones de alcalde a Moya por un delito de prevaricación, y de siete años de cárcel por un delito de malversación para el exsecretario del mismo municipio a los que acusa de usar sus cargos para apoderarse de dinero perteneciente al erario.

El Ministerio Fiscal mantiene que, entre los años 2004 y 2007 el primer edil ordenó el libramiento mediante cheques o pagarés, de más de 63.000 euros que se ingresaban en cuentas de empresas de su propiedad o con las que tenía relación. La Fiscalía añade que entre 2004 y 208, el exalcalde cobró numerosas cantidades de dinero, hasta 96.000 euros, a cargo de los fondos municipales sin presentar ninguna justificación. Según el relato del ministerio Público, el otro encausado, Secretario-Interventor municipal, asumió y admitió este uso indebido y la disposición del dinero público, sin ejercer el control del gasto y la fiscalización de las operaciones

El que en su día conocido con el sobrenombre del «Califa de la Vega Baja», por el control que ejerció desde la alcaldía de Bigastro sobre el PSOE comarcal, y que también fue diputado provincial, comenzó a ser investigado por la Guardia Civil en 2006, tras las denuncias realizadas por la oposición y particulares, con las operaciones urbanísticas durante el boom inmobiliario como telón de fondo. Su arresto se produjo en 2008: cuando los investigadores descubrieron que surgía una nueva causa a cada nueva indagación que realizaban de la gestión municipal de Moya.