La Audiencia Provincial ha impuesto penas que suman diez años de prisión al hombre que dejó a su pareja en estado vegetativo tras estrangularla con una cortina en una vivienda de Alicante, según confirmaron a este diario fuentes judiciales. Los efectivos sanitarios pudieron salvar la vida de la víctima, pero la falta de oxígeno le causó graves lesiones cerebrales de carácter irreversible, incapaz de hacer nada por sí misma.

Estas graves secuelas han determinado que el tribunal haya fijado unas indemnizaciones de 625.000 euros, así como otros 50.000 euros más por cada año que la víctima permanezca en estado vegetativo y que estarían destinados a pagar a la familia los gastos por los cuidados médicos. En este sentido, el tribunal ha dado la razón a las pretensiones económicas de la familia de la víctima, que ejercía la acusación a través de la abogada María Dolores Hernández. De todas maneras, se trata de cantidades que la familia difícilmente va a poder percibir, dado que el acusado apenas tiene recursos para pagarlas.

La sentencia notificada a las partes impone al acusado una pena de nueve años de prisión por intento de homicidio, así como otro año de cárcel por otras lesiones a la víctima en otra pelea. El caso fue enjuiciado por la sala que se encarga de resolver asuntos de violencia machista en Alicante. El procesado estaba en prisión preventiva por estos hechos desde su detención, en la que llegó a enfrentarse con los agentes que en ese momento trataban de ayudar a la víctima.

"Mamá sube que me mata"

Los hechos ocurrieron la madrugada del 30 de agosto de 2021, cuando la víctima llamó en plena noche a su madre diciéndole: "Mamá sube que me mata. Por favor, Javier no me pegues más". La llamada se cortó inesperadamente mientras al otro lado de la línea se escuchaban una especie de jadeos. La Policía se encontró a la víctima inconsciente sentada en la cama, con la cortina enrollada alrededor del cuello con dos nudos y otras dos vueltas, y con la cabeza apoyada en la pared.

El acusado y la víctima se habían conocido pocas semanas antes mientras recibían tratamiento en el Centro de Rehabilitación Psicosocial Doctor Esquerdo. La agresión se produjo cuando la víctima había empezado a disfrutar de permisos de salida del centro, algo a lo que la familia de ella se oponía porque no la consideraban capacitada para salir y porque no veía con buenos ojos la relación sentimental.

El procesado alegaba que era la víctima quien se había causado estas lesiones intentando suicidarse. Según su versión, habían discutido porque él había bebido más de la cuenta, mezclando cerveza con su medicación, y achacó a que "pretendía llamar la atención" el que se hubiera anudado la cortina en torno al cuello. Los informes médicos reflejaban que ella ya había tratado de acabar con su vida en otras ocasiones, mientras que los forenses no descartaron el intento de suicidio tampoco. Una versión que han descartado los magistrados de la Audiencia y que han concluido que las lesiones que presentaba la víctima tuvieron un origen claramente homicida.

Los agentes habían sido claros cuando dijeron que era imposible que esos nudos pudiera habérselos hecho la propia víctima. Ellos mismos comprobaron cómo la cortina podía arrancarse con un simple tirón, por lo que hubiera caído al suelo por su propio en el caso de que fuera ella quien tratara de ahorcarse. A los propios policías les llamó la atención del acusado en el momento en que se encontraron a la víctima en el dormitorio, como si lo que estuviera ocurriendo no fuera con él.

Lesiones irreversibles

Las graves lesiones sufridas por la víctima la han condenado a una muerte en vida, con necesidad de cuidados médicos constantes. Tanto para alimentarse, como para su lavado, e incluso cuidados de un fisioterapeuta para que no pierda masa muscular. Aunque en la actualidad la víctima se encuentra en un centro hospitalario de San Vicente del Raspeig, será necesario hacer reformas en el domicilio familiar cuando llegue el momento de volver a casa a fin de garantizar los cuidados que necesita.

Se da la circunstancia de que el hermano de la víctima había sido asesinado meses antes en Alicante. Durante el juicio trascendió que su estado mental había empeorado precisamente por la muerte de su hermano.

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Carácter violento

La familia de la víctima no veía con buenos ojos la relación que ella tenía con el acusado. La madre de ésta aseguró que el procesado era una persona muy violenta y agresiva y que delante de ellos ya le habían visto protagonizar escenas que no les había gustado. El procesado alegaba que sufría episodios psicóticos y de esquizofrenia, pero durante el juicio los forenses descartaron patología psiquiátrica alguna que le hubiera reducido su grado de responsabilidad en los hechos. De hecho, contaba con todo detalle lo que había pasado esa noche.