El final de la huelga de limpieza no tuvo ayer todo su reflejo en las calles de la ciudad que, tras una semana de paro, acumulaban el domingo en torno a 1,7 millones de kilos de basura por recoger, según los datos proporcionados por Atención Urbana. El día después del acuerdo que puso fin a la protesta, la concesionaria -UTE Alicante- trabajó en tres turnos de forma ininterrumpida. A las cinco de la tarde, fuentes de la adjudicataria indicaron que se habían eliminado de las calles 723 toneladas de basura y que la intención era finalizar el día con la retirada de alrededor de un millar, el triple de lo que se recoge durante un lunes. La pretensión de la mercantil es mantener el refuerzo del servicio para tratar de devolver la normalidad a las calles previsiblemente mañana miércoles, según fuentes de la adjudicataria.

Por su parte, el vicealcalde y concejal de Atención Urbana, Andrés Llorens, aseguró que las arcas municipales no asumirán los servicios extraordinarios que pueda realizar la empresa durante estos días.

Además, indicó que se le descontarán más de 225.000 euros del canon municipal. Al respecto, el edil recordó que por cada día de huelga se dejará de pagar a la mercantil 31.400 euros. Además, añadió que el coste de la empresa contratada por el equipo de gobierno para retirar los residuos acumulados en un centenar de puntos también será costeado por la adjudicataria -en torno a 15.000 euros, según Llorens-.

Todo el dinero que el Ayuntamiento se ahorre, repercutirá directamente sobre el importe de los recibos de la tasa de basura, que según incidió el concejal, se reducirá. Una propuesta que Compromís realizó en la mañana del viernes y que, si bien el equipo de gobierno rechazó en un primer momento, después asumió como propia.

También el viernes fue cuando la alcaldesa, Sonia Castedo, firmó el primero de los tres decretos para contratar a una empresa que durante el sábado y el domingo retiró la basura de los puntos más conflictivos en materia de salubridad y accesibilidad para los ciudadanos en base a las actas de los inspectores y agentes de la Policía Local. Y eso pese a que ese mismo día, desde las áreas de Sanidad y Atención Urbana, descartaron riesgos de higiene, a preguntas de este diario, y negaron la contratación de una mercantil externa, cuya identidad aún no ha sido facilitada por el equipo de gobierno.

Según confirmó ayer Llorens, se detectaron focos de insalubridad, con restos de comida putrefacta e insectos, a partir del cuarto día de paro así como problemas de movilidad que, en algunos casos, obligaban a los viandantes a tener que bajar a la calzada para poder pasar. Fue eso lo que, según afirmó, les forzó a actuar. En concreto, según el edil, la empresa externa actuó en un centenar de puntos para retirar los residuos de allí y trasladarlos a las islas de contenedores así como a diversos solares municipales. «No hemos querido llevarlos al vertedero», indicó Llorens para justificar que la intención municipal no fue atentar contra el derecho de huelga, como así han denunciado los sindicatos, el comité de huelga y los grupos de la oposición. Al respecto, añadió que la empresa externa «dejó de trabajar a las 23 horas del domingo», cuando trabajadores y adjudicataria habían firmado el acuerdo para poner fin a la huelga.

Llorens también volvió a reclamar explicaciones a la concesionaria por la reducción paulatina de residuos durante los días de huelga. Por parte de la empresa, ya aseguraron que los mínimos se han venido cumpliendo. El concejal añadió que la mitad de los contenedores de recogida lateral había sido «saboteado» para dificultar su recogida. Llorens también apuntó que «el porcentaje de averías en camiones de recogida ha sido muy elevado».