Trabajadores con horarios tan ajustados que no tienen tiempo para cocinar, personas mayores con pensiones bajas sin ganas de meterse entre fogones, y familias con los recursos justos pero que quieren comer sano y caliente son los principales clientes de las casas de comida preparada, que están desbancando al menú del día de bares y restaurantes. A estos negocios cada vez les es más complicado competir con unos establecimientos que desde hace siete años se han multiplicado en la provincia gracias a sus precios competitivos, con clientes que llaman por teléfono a primera hora para reservar su plato, y días en los que tienen colas y que agotan los alimentos a las dos de la tarde, llegando a vender más de un centenar de menús. Solo en la ciudad de Alicante hay alrededor de 250 de estos establecimientos y en Elche más de un centenar. Frente a esta competencia, la hostelería apuesta por diferenciarse aumentando la calidad del servicio, dado que ofrecer menús por debajo de 10 euros es cada vez menos habitual por la escasa rentabilidad que supone para estos negocios.

Los martes vuela en pocas horas la paella de magro con verduras como plato del día en un establecimiento de comida preparada del PAU 1, en la avenida Doctor Jiménez Díaz 5, bajo el Puente Rojo de Alicante. Es el mejor día laborable para este negocio junto a los viernes. «Mucha gente llama para hacer encargos desde el trabajo, a primera hora, para que no se les olvide», explica Mari Carmen Hurtado, que integró el nombre de su madre y una nieta, Anita, en la denominación de un establecimiento que usa aceite de producción propia de olivares de la familia y pan de masa madre «auténtica».

Esta aventura que le ha llevado a contratar a tres empleados por el crecimiento que está teniendo la actividad, nació un mes de mayo de hace siete años. La propietaria, que trabajaba en un supermercado, se quedó en paro con 52 años, y decidió hacer algo. «Me lié la manta a la cabeza, y me he sorprendido a mí misma de que me salga buena la comida porque solo había cocinado antes como máximo para ocho personas». Y no sólo utiliza recetas de familia, sino que esta empresaria se confiesa autodidacta puesto que no es cocinera de profesión y le gusta investigar y probar hasta conseguir platos «todos caseros, con materias primas frescas de primera calidad, nada precocinado, ni con potenciadores del sabor». El plato del día, el pasado viernes un guiso de ternera, lo ofrece a 3,95 euros, con ensalada o postre. El menú cuesta 6,90 euros, e incluye dos platos a elegir, ensalada o postre.

También introdujo una línea vegetariana, que antes estaba fuera del menú pero que ha tenido que incluirla «porque se pide mucho. Hay muchas cosas versionadas por mí. Por ejemplo, la croqueta de alga wakame, veganas, con harina de avena, sin lácteos ni nada animal. También hacemos gazpachos veganos. Tenemos una clienta de Pinoso que lo destacó en redes cuando lo probó».

No faltan platos sin gluten, «hay cosas en las que procuro no poner harina para espesar que se lleva con confianza gente que no toma gluten». Aunque no sean recetas específicas para celíacos, como ella advierte. Su hija es además nutricionista. Cada día el establecimiento recibe «a muchas familias que trabajan y no les viene bien cocinar, gente de empresa, funcionarios, y gente mayor. Me enorgullece que vengan a comprar las señoras mayores porque con la edad nos volvemos más exigentes y no nos gusta cualquier cosa».

Otro establecimiento de comida preparada en el que la gente hace cola para llevarse el menú está en el barrio de San Blas de Alicante, que se promociona en el propio local con un sugerente «Comidas preparadas a fuego lento». Llevan 4 años en la avenida de los Condes de Soto Ameno 31, donde empezaron Merce López Arroyo y su marido. Ahora tienen dos empleados más para atender la demanda de entre 90 y 100 menús al día. Porque abren de lunes a domingo de 11.30 a 15.30.

«Tenemos mucha clientela fija. Gente joven y mayor que vienen todos los días, y comen de cuchara y caliente, todo casero. Gente que trabaja con horarios muy apretados y que dicen que no les merece la pena hacerse la comida por el precio y el menú», explica la propietaria. Merluza con salsa de almendras, jamoncito de pollo encebollado y pavo asado en salsa son algunos de sus platos.

También tienen clientes fijos que llaman por teléfono para hacer encargos. «Son muchos años, ya los conocemos. Es una fórmula que funciona por los horarios y la comodidad, es comida sana y casera, y por el precio la gente se da cuenta de que con lo que se gasta en un primero y un segundo plato, y el postre, almuerzan y cenan, sobre todo la gente mayor que tampoco come mucho».

En este establecimiento el menú cuesta 5,50 euros, con dos platos y postre o bebida.

André Belardo es supervisor general de un restaurante del barrio de San Blas que también sirve comida preparada que la gente se lleva a su casa por 5,95 euros. Visión de negocio para quienes prefieren comer en casa comida recién hecha, que se suma a los menús de todos los precios que tiene este establecimiento para captar a la clientela, desde 6,95 euros el sano, a 9,50 euros el del día, 6,50 medio menú, y 16 euros para dos. «A la hora de comer vienen obreros de reformas, oficinas, trabajadores de todo tipo, a veces nos colapsan», ya que llenan las mesas del interior del local y en cuanto empieza el buen tiempo las del exterior. Pero todo cliente es bienvenido ante la competencia de las casas de comida preparada.

La irrupción de los platos de comida para llevar también en las grandes superficies está influyendo mucho en los negocios de hostelería en toda la provincia. En Elche, la vicepresidenta de la Asociación de Empresas de Servicios (Aesec), Nieves Gil, apunta que «esto está obligando a los hosteleros a mejorar su servicio».

Esta situación provoca que cada vez queden menos establecimientos con menús muy baratos, y los que los mantienen lo hacen a costa de reducir otros servicios, aunque reconocen que esta situación no la podrían prolongar si no fuera porque sacan cada día un volumen importante de menús.

Al alza

En el lado opuesto a estos ejemplos, hay hosteleros que han apostado por subir los precios, para no pillarse los dedos y mejorar el servicio a los clientes. Es el caso del restaurante de Elche donde trabaja Tomás López, un cocinero que sostiene que «es imposible ofrecer un menú barato conforme están los precios en el mercado». Este empresario, que ejerce de jefe de cocina en su negocio, asegura que «el que vende barato por el hecho de vender al final acaba cerrando». Este restaurante empezó ofreciendo un menú del día por 12,50 euros, y en la actualidad lo saca por 14,50 euros. El empresario reconoce que «pese a subir el precio, para ajustarme más al coste de los productos y los costes laborales, sigo sacando una media de 100 menús diarios. La clientela se acostumbra cuando le ofreces algo distinto y de calidad».

En otro establecimiento del centro de Elche con menú a 15 euros consideran que «un menú a 10 euros solo se puede mantener al principio como gancho, pero a la larga es muy complicado seguir dándolo si lo que queremos es ofrecer un buen servicio», señala Óscar Fernández. También hay establecimientos que ante el auge de las comidas para llevar han optado por dejar de ofrecer menú del día, por el hecho de que les resulta muy complicado sacarle rentabilidad.