Algunos de los animales que desfilaban en cabalgatas o fiestas de Moros y Cristianos y que con la cancelación de actos por el covid están en las cuadras. juani ruz

«Esto no es una fábrica que bajas la persiana y ya está. Aquí tenemos animales que siguen comiendo y necesitan cuidados». Esta es la realidad a la que se enfrentan las cuadras desde que empezó la pandemia del covid-19. La cancelación de festejos las ha dejado sin su principal fuente de ingresos y sus propietarios intentan salir adelante y hacer frente a una crisis que «nos está afectando mucho».

Los desfiles de Moros y Cristianos y las cabalgatas de los Reyes Magos son actos en los que habitualmente participan animales. El alquiler de dromedarios, caballos, «burritas» y bueyes ha sido un negocio hasta la fecha «muy rentable», pero su cancelación ha supuesto un duro golpe para el sector.

Con la desescalada «pudimos empezar a dar clases de equitación», lo que les permitió tener «algunos ingresos», explica José Rafael Llorens, el director de la cuadra Peluca, en Alcoy.

Sin embargo, las cuotas de los alumnos no son suficientes para un negocio que tiene que mantener a 120 animales, como es su caso, pero tampoco lo es para Isaac Rovira, el propietario de la cuadra Rovira, que cuenta con 20.

El problema es el mismo en ambos casos. Y es que los animales no entienden de crisis económicas, ni de «apretarse el cinturón», ellos siguen comiendo como si el covid no hubiera irrumpido en el mundo y todo siguiera su curso.

Los caballos son los que más cuidados necesitan, ya que «son atletas y tienen que trabajar a diario». Esto supone, en el caso de Llorens, tener a operarios que se encargan de montar y entrenar a los animales, además de alimentarlos, cepillarlos y limpiarles la cuadra. «Tienen que salir a diario, no pueden perder la forma física, porque después, cuando volvamos a la normalidad, no podrán hacer su trabajo».

La situación es algo más complicada para Rovira, pues su negocio es más pequeño y no cuenta con trabajadores. «La familia me está ayudando a cuidar a los animales», mientra él ha tenido que buscar otro empleo para «mantener mi casa, porque todo lo que saco de las clases es para el cuidado de los caballos. Ahora se puede decir que trabajo para ellos».

El sector afrontó el primer confinamiento con el «colchón» de las cabalgatas de los Reyes Magos, pero tras ésta «no hemos vuelto a facturar». De hecho, los propietarios coinciden en que un segundo encierro, en muchos casos, sería «inasumible».

A modo de ejemplo, Llorens explica que «sólo en Alcoy he dejado de ganar más de 20.000 euros», una cifra a la que cabe sumar un sinfín de festejos no sólo de la Comunidad Valenciana, sino de otras autonomías. «Este año sólo se han celebrado los Moros y Cristianos de Sax y Bocairent, y cuando estábamos preparando para Lorca se paró todo».

Los gastos en este tipo de recintos son «importantes». Un camión de pienso puede rondar los 3.500 euros, según Llorens, quien asegura que esa cantidad puede alimentar a los animales «unos tres meses», pero que además necesita comprar alfalfa y paja.

Pero como en toda crisis, la falta de ingresos agudiza en ingenio, y el sector intenta salir adelanta reintentándose. Una muestra de ello es que este veranos se ha incrementado la contratación de excursiones a caballo por el término municipal de Alcoy. «Se nota que mucha gente no ha salido de vacaciones y ha optado por este tipo de turismo», lo cual les ha permitido «un cierto respiro», aseguran.

Las cabalgatas

Mientras algunos están convencidos de que hasta 2022 no volverán a la normalidad, otros son más optimistas y ponen la mirada en las cabalgatas de los Reyes Magos. «No sabemos si se harán o no, pero ya hemos recibido llamadas, incluso de un pueblo cercano a Pamplona, y tenemos algunos animales reservados», indica Llorens. En este sentido, el propietario de Peluca lo que tiene claro es que «tendremos que ir donde nos llamen», para salir adelante.