Dos meses se cumplieron el sábado desde que el Consell decretó el cierre del ocio nocturno. Un hecho que supuso un jarro de agua fría para quiénes se dedican y viven de este sector.

Así lo destaca Yolanda Berenguer Galvañ, la propietaria del pub El Tributo de Alicante, quien haciendo un balance recalca: «fuimos los primeros en cerrar y los últimos en abrir. En mi caso, estando en fase 3, al permitirnos abrir con un tercio del aforo, concretamente podían estar 15 personas de 47. Era muy triste decir no puedes entrar porque el aforo está completo». Además, añade, «mientras veíamos cómo los establecimientos de hostelería abrían en fase 1 con un 75% de aforo».

"Estamos pagando los gastos que supone ejercer una actividad económica, pero con la prohibición de ejercerla"

A esta autónoma la prórroga del cierre del ocio nocturno otros 21 días no le coge de imprevisto. Sabe que era algo previsible, teniendo en cuenta las restricciones en hostelería impuestas en las vecinas poblaciones de Elche y Orihuela por el repunte de casos. Respecto a esta prórroga declara: «nuestro cierre fue decretado por el Consejo Interterritorial de Salud y hasta que la entidad diga lo contrario vamos a permanecer cerrados. Alargarlo cada 21 días es un formalismo, tenemos asumido que el cierre va a ser muy largo», sentencia.

En este sentido las pérdidas económicas son elevadas. En el de ella, se pueden cifrar en unos 25.000 euros. Por ello, reclama al Gobierno un plan de rescate, una inyección económica directa por compensación de pérdidas, «no hay que olvidar que en muchos casos no estamos hablando de grandes superficies sino de locales pequeños de los que depende directamente la economía familiar de personas con nombre, de niños en esos hogares», afirma con rotundidad, dejando entrever la realidad de muchas personas en esta segunda ola del coronavirus.

"Alargar el cierre cada 21 días es un formalismo. Tenemos asumido que todo esto va para largo"

Así, destaca el paquete de medidas que trasladaron al Gobierno desde las asociaciones de hostelería para intentar paliar los graves efectos de esta doble crisis: económica y sanitaria. En él se contempla la ampliación de ERTE a coste cero para los empleados, la de la prestación extraordinaria de cese de actividad de autónomos y la de la moratoria en préstamos ICO. Sin olvidar, también las ayudas al alquiler.

A colación, explica «no hay que olvidar que estamos con ingresos cero pero con todos los gastos ya que no se nos ha perdonado alquileres ni impuestos como las retenciones al alquiler, por ejemplo. Estamos pagando por los gastos que supone ejercer una actividad económica pero con prohibición de ejercerla». Con mucho desespero señala «esto es un sinsentido, no se puede cerrar un sector de actividad y mantenerle los gastos cuando no está produciendo. De que entre dinero en nuestras casas para alimentar a nuestras familias e hijos, pagar nuestras hipotecas, de eso ya ni hablamos porque dada la situación es absolutamente imposible».

Abandono municipal

Yolanda reitera con firmeza que «en absoluto se han sentido apoyados por las instituciones municipales». Mientras que en otras poblaciones sí permiten la apertura temporal de pubs como cafeterías, con la restricción horaria actual: cierre a la 1; en Alicante «nuestro alcalde parece que teme más a las asociaciones de vecinos que al hundimiento de la actividad económica de la ciudad y se ha limitado a redactar declaraciones institucionales a sabiendas de que no servían para nada. Se olvidan que hay pubs en toda la ciudad y con esta actitud están perjudicando seriamente a muchas familias». Una solución temporal para poder cubrir gastos y no tener más pérdidas. «Nuestra única culpa es que en un papel pone PUB y no otra cosa», aclara.

Está convencida que el ocio no es el origen de los contagios «siguen subiendo y llevamos dos meses cerrados». Por esta razón, propone ser la solución y no el problema. ¿Cómo? «Las fiestas en casas y los botellones no son controlables, la actividad en un establecimiento público, sí».