A Salvador Pérez García el proceso de innovación de la época le cogió sin capacidad de reacción. Por aquella década de los 50, el arriero granadino tenía que alimentar a media docena de bocas, demasiadas para la ajustada ganancia que desprendía la venta ambulante por la Alpujarra, zona que recorría con un carro arrastrado por una mula. Así que cuando la competencia dio un paso adelante sustituyendo el lento caminar del equino por la ISO, la revolucionaria motocicleta que apareció en 1952, para llegar antes y abarcar más mercado, a Salvador no le quedó otra que renunciar a ese negocio y abandonar para siempre Guadix, siguiendo los pasos de tantos emigrantes andaluces que por aquella época solo vislumbraban futuro girando la vista hacia el norte.

En su caso fue su hermana quien despejó el camino. Años antes, Fica, casada con un carpintero, dejó el pueblo para recalar en Elche, donde su marido se las apañaba sin apuros para asegurar el jornal. Sus continuas recomendaciones para que Salvador y Soledad siguieran sus pasos acabaron por convencer al matrimonio Pérez-Vázquez, que por aquel entonces ya había traído al mundo a Pepe, Soledad, Salvador, Joaquín, Pedro Antonio y Juan Ramón (Manolo, último vástago, nació más tarde en la ciudad ilicitana).

Tras instalar a la familia en el recién creado barrio de San Antón, Salvador Pérez comenzó a trabajar en Facasa, una fábrica de zapatos, pero aquello duró poco dado que al cabeza de familia lo que realmente le tiraba era el comercio. Por eso decidió poner una tienda que, pocos años después, se convirtió en un supermercado de la cadena Spar en Elche, al que le siguió otro similar en el edificio Benacantil de la Playa San Juan, negocios que fueron incorporando a los hijos.

La aparición del hipermercado Pryca cortó en seco la rentabilidad de la tienda en San Juan y, a partir de ahí, siguiendo en un primer momento la dirección marcada por el hermano mayor, se probó con el transporte de camiones. Por ese camino, donde solo permaneció el primogénito, Pepe, llegó la primera variante que dio paso al germen del Grupo Soledad con la unión del resto de hermanos: Tres camiones cargados con dos mil neumáticos procedentes de Alemania solo encontraron comprador para la tercera parte del cargamento.

Ante ello, Salvador, Joaquín, Pedro Antonio, Juan Ramón y Manolo descargaron el resto del producto en un solar que, inesperadamente, comenzó a recibir un incesante goteo de visitas para adquirir ruedas hasta agotar las existencias en pocos días, circunstancia que encendió la luz del negocio.

A raíz de aquello se creó un pequeño taller en un solar en el Polígono Tres Hermanas de Aspe, donde un destartalado autobús asentando en un lateral del terreno se convirtió, tras acondicionarlo convenientemente, en las oficinas y el vestuario de la empresa (la imagen de aquel solar con el autobús-oficina preside hoy la sala de juntas de la empresa en el lujoso edificio del Parque Empresarial de Elche).

Por ahí arrancó el Grupo Soledad, que se centró en el neumático importando cubiertas de Europa para distribuir a fábricas como la Firestone en Bilbao o la Continental en Madrid, hasta cerrar el círculo de vida de las gomas dando utilidad al caucho. La empresa diversificó el negocio y fue creciendo como la espuma conservando siempre el cien por cien de su capital social tras articular un protocolo familiar que asegurara su futuro al sentar bases para su buen funcionamiento.

De hecho, hoy hablamos de Joaquín (vicepresidente de la compañía) como podemos personalizar en Salvador (presidente), nombrar a Juan Ramón (director general), o destacar a Pedro Antonio y Manuel (directores de ventas y talleres). Todos ellos, con cargos dispuestos por orden de nacimiento, comparten la zona noble del edificio Soledad, con despachos separados por finos cristales, abriendo paso a una segunda generación que a su llegada ha encontrado un grupo con más de mil trabajadores repartidos en un conjunto de empresas dedicadas a la industria del neumático, desde su producción, pasando por la distribución y la comercialización, hasta la renovación y el reciclaje con el tratamiento del caucho para ser usado en sectores tan diversos como el calzado, los parques infantiles, el pavimento de carreteras y puentes y la construcción.

Hoy, además de crear, reciclar y servir neumáticos en cualquier punto de España y Portugal, exportan a más de treinta países, fabrican maquinaria para cuchillas, goma para calzado, moldes y juntas de dilatación para puentes, cuentan con una red de gasolineras repartidas por toda la península y han entrado en el terreno de la construcción de naves industriales. Así que su producto forma parte, entre otras cosas, de la red de puentes de Arabia Saudí y Egipto a través de las juntas de dilatación, del metro de Riad, de los apoyos antisísmicos de México o como colchón de caucho para suprimir las vibraciones del ferrocarril de alta velocidad en Japón , entre otras cosas.

Joaquín, vicepresidente del grupo, encarna el rostro social de la empresa con su presencia al frente del Consejo Social de la Universidad Miguel Hernández o la presidencia de Cedelco (Círculo Empresarial de Elche y Comarca), pero el negocio es cosa de hermanos. De una familia unida y con las cosas claras, que marcha sobre ruedas.