«La resistencia que he visto en Ucrania está protagonizada por mujeres. Ellas son las que se han quedado en sus casas o en los refugios, las que han resistido con sus hijos o al cuidado de familiares, mientras los hombres han ido a luchar a la guerra. La resistencia civil en Ucrania es de las mujeres». Así de contundente describió el pasado jueves el periodista Nicolás Castellano su experiencia como corresponsal durante un mes en el país tras la invasión de Rusia en el foro Talent-A. Acto que contó con la participación de excepción de Anabell Sotelo Ramires, profesora de español, filóloga, editora, actriz y directora del grupo de teatro ProEnglish Theatre, un colectivo independiente en Kiev cuyo centro es un antiguo refugio en la II Guerra Mundial que ha vuelto a ser estos días un búnker para muchos kievitas en los peores momentos de la guerra en la capital.

El encuentro, titulado «La voz de la mujer en tiempos de guerra» y organizado por el Club INFORMACIÓN, puso en valor el papel de la mujer en la guerra a través de las vivencias de estos dos ponentes, quienes coincidieron en destacar la fuerza de las ucranianas en el contexto actual y «la importancia de que las mujeres tengan una función para afrontar su día a día», apuntó Sotelo.

«Las únicas mujeres que hacían su trabajo al inicio de la guerra eran las médicas, quienes estaban en labores de rescate, las que han ido al frente, las farmacéuticas o las mujeres de tiendas de alimentación y supermercados», recordó la actriz, quien lamentó que las féminas que se quedaron en Kiev al inicio de la guerra no podían hacer nada. «Creo que las cosas tienen que avanzar y la situación va a cambiar a partir de ahora. Todas tenemos que hacer nuestro papel para el futuro del país», reflexionó.

Sobre la reactivación económica de Ucrania, Anabell Sotelo aseguró que las mujeres jugarán un papel fundamental en el logro de la estabilidad. Algo en lo que coincidió el periodista, aunque fue más prudente al considerar que es pronto para hablar de reactivación pese a que el número de personas que vuelve a Ucrania crece paulatinamente.

El miedo y la guerra

Otros de los puntos tratados en el encuentro fue el de los estados de ánimo y el de la influencia del miedo. Al respecto, la actriz opinó que «el concepto de guerra es la destrucción, y lo primero que hace es romper la realidad de las personas» introduciendo en sus vidas el miedo y la culpa, sobre todo en las mujeres que son las que están viviendo completamente solas en sus casas.

«La mayoría de ellas se ha quedado en sus apartamentos solas, viviendo con sentimientos de miedo y de culpa. Y muchas se convierten en fantasmas, esperando a que la guerra acabe. Puede aplicarse también a los hombres, pero la mujer lo siente de un modo diferente. La mujer tiene menos oportunidades», indicó.

El foro se celebró en la Sede Universitaria de la Ciudad de Alicante. En la foto, público asistente. PILAR CORTES

Nicolás Castellano corroboró estas palabras al describir que el miedo «paraliza la vida, anula la vida social e intelectual y acaba con la persona». Además, al igual que Sotelo, señaló que «convierte a la persona en un fantasma que huye del peligro de una forma permanente». De ahí que, a la hora de encontrar historias durante su corresponsalía en Ucrania, intentara «poner cara a la gente que antepone la palabra a la hora luchar contra la guerra», una búsqueda que le llevó a la actriz.

Cultura como arma de guerra

Las actividades y espectáculos de proEnglish Theatre están programados en inglés. Es la única sala en Kiev que lo hace. Hasta la noche de la invasión, fecha en la que los responsables del colectivo decidieron abrir el centro a otros colegas actores y, después, a vecinos. El espacio ha acabado convirtiéndose en un refugio durante los peores momentos de la guerra en la capital, donde además de comida, medicinas, agua… también hay cultura.

«Cuando empezó la guerra perdí la fe en cualquier tipo de arte. Lo único que quería era ir al servicio militar y coger un kalashnikov para luchar. Lo primero que piensas en la guerra es en lo inútil que eres si no sabes usar armas», recordó Anabell. Es necesario esperar semanas y escuchar a otras personas, voces y experiencias para retomar la posición. «Después de dos semanas entendimos que había que hacer todo lo contrario: el arte y la educación son básicos y son los que pueden frenar una guerra. Las armas pueden parar la muerte, pero el arte puede prevenir, curar y ayudar a reconstruir una sociedad».

La importancia del periodismo

La labor de los periodistas en las guerras también estuvo presente en el foro Talent-A. Al respecto, Nicolás Castellano resaltó la importancia de tener a profesionales de la información sobre el terreno contando historias con testimonios y fuentes directos con el fin de contar a los países sin guerra qué es lo que está sucediendo. Según afirmó, la cobertura de la prensa española de Ucrania está siendo buena con cerca de 150 periodistas acreditados. «Hoy en día nadie puede decir que no sabe lo que pasa en Ucrania», aseguró, al tiempo que lamentó la existencia de personas que aún así asumen la dialéctica de Putin.

De ahí la importancia, argumentó Anabelle, de la educación para «poder analizar la información y tener un pensamiento crítico». Porque, tal y como ha podido comprobar estos días, mucha gente carece de instrumentos para hacerlo. A pesar de ello, consideró que la educación por sí sola no es suficiente. «También es necesario tener valores. Cuando lo más importante para una persona es el poder, la economía o el dinero, en detrimento de otros como la verdad o la sinceridad, la educación no es suficiente, y esto es algo que la gente puede olvidar cuando tiene una vida bastante cómoda».

Un foro de mujeres referentes

La jornada estuvo conducida por Toni Cabot, director del Club INFORMACIÓN, y el diálogo entre los ponentes fue moderado por Laura Cárdenas, cofundadora de «Las 20 de Torre Juana» y socia de Yonder Consulting. El foro Talent-A está organizado por el Club INFORMACIÓN y «Las 20 de Torre Juana», con el patrocinio del grupo Ribera Salud, la Conselleria de Innovación, la Universidad Miguel Hernández y la Universidad de Alicante.

De las bombas de Kiev a Alicante PILAR CORTES

La rectora de la UA y también miembro de «Las 20 de Torre Juana», Amparo Navarro, abrió el encuentro destacando la importancia de dar visibilidad a las mujeres en la actualidad y recordando que «si la igualdad no se ha alcanzado todavía en los países desarrollados, en las zonas en guerra menos». Asimismo, indicó que las mujeres «siempre sufren discriminación por partida doble: por ser mujer y ser pobre, por ser mujer y estar en guerra...»

Representación: De las bombas de Kiev a Alicante

La jornada Talent-A acogió la representación de «The book of Sirens», una obra inspirada en la Segunda Guerra Mundial que traslada al espectador al momento actual que se vive en Ucrania. Basada en «La ladrona de libros», un texto de Marcus Zusak, la representación se ha interpretado varias veces en Ucrania en plena guerra tras la invasión de Rusia. En Alicante, los intérpretes de la obra fueron la propia Anabell Sotelo y su compañera pianista Valerie Leif.

El relato más aterrador

La invasión de Rusia ha hecho que Anabell Sotelo haya conocido episodios escalofriantes y descubierto la fuerza que tienen las mujeres de su país. En concreto, la actriz narró la historia de una madre y su hija, de 13 años, que muestra la vulnerabilidad a la que están sujetas las mujeres en los conflictos bélicos.

«Conocimos el caso de una mujer que vivía con su hija de 13 años en Bucha. El marido estaba lejos. Los rusos habían entrado en la ciudad y ellas no sabían lo que pasaba con las otras personas de la ciudad. Y los soldados rusos, lo que hacían era ir casa por casa, puerta por puerta, preguntando por los hombres y por los ‘nazis».

Cuando tocaron a su puerta, le dijeron que la tenían que violar. En caso contrario, tendrían que matarla, como ya habían hecho con otras mujeres en otros barrios, les dijeron los soldados. La madre, en lugar de resistirse, decidió tomar una opción opuesta tras hacerles prometer que no violarían a su hija. Y lo cierto es que a la menor no la tocaron. La madre, por su lado, optó por dejarse violar por grupos de tres hombres durante dos semanas seguidas de forma continua. Pero no solo eso. Ella, además, trataba de hablar con ellos mientras era violada. Les preguntaba sobre su vida y su familia. Sin resistirse. Todo lo contrario que la mayoría de los casos de violaciones de Ucrania.

Mientras la mujer contaba esta historia, nosotros estábamos llorando y ella nos decía: «¿Por qué lloráis? ¿No veis que nosotras sobrevivimos? Yo tengo otra vida ahora y sé qué es importante y qué no lo es. Y esto nos lo decía con una sonrisa en la cara. Las psicólogas de diferentes ONG con las que hablamos y que habían atendido a otras mujeres violadas nos decían que la mayoría de ellas, después del primer shock y de recibir atención médica, aseguraban que no iban a malgastar sus vidas con lo ocurrido. La fuerza de toda esta gente me chocó e impresionó».

La resistencia civil en Ucrania tiene nombre de mujer

La resistencia civil en Ucrania tiene nombre de mujer