UTE-Alicante ha puesto en marcha un servicio extraordinario de limpieza de las calles de la ciudad para acabar con los restos de flores que han caído sobre las aceras desde jacarandas y acacias. Muy bonitas pero molestar al caer al pegarse en el suelo y en los coches.

Durante este mes de mayo y hasta principios de junio nuestras avenidas se alegran con los árboles que predominan en nuestra ciudad: moreras, jacarandas de flores lilas y acacias de flores amarillas. Estos árboles que florecen durante este periodo tienen una floración y caída de flor constante, lo que hace que en algunas ocasiones nos encontremos con mantos de flores durante nuestros paseos y en algunos lugares su acumulación provoca que pueda ser incómodo e incluso peligroso para los viandantes. 

 En previsión de esta situación, UTE Alicante, empresa concesionaria de los servicios de limpieza, recogida y tratamiento de residuos de Alicante, ha incorporado este año cinco cubas de baldeo para la limpieza de estas flores en las avenidas más afectadas, que se unen a una más de repaso de tardes para el baldeo de calles.

Este servicio extraordinario actuará en las zonas prioritarias y permitirá que las calles estén disponibles con más frecuencia y que los ciudadanos puedan disfrutar de la belleza de las flores, sin los problemas que conlleva su caída.

El servicio comenzó el viernes 20 de mayo y finalizará la primera semana de junio y se ha implementado con dos objetivos principales: limpiar las avenidas de las flores, evitando la suciedad que generan, y garantizar la seguridad de los ciudadanos y de los conductores.

 Por otro lado, Ute-Alicante realiza la limpieza y el acondicionamiento de las vías públicas para retirar los restos de poda acumulados, en especial, alrededor de los contenedores en pedanías y playa de San Juan. La empresa recuerda que para la correcta gestión de estos restos los ciudadanos deben trasladarlos a las instalaciones del Ecoparque y el Cetra (Centro de Tratamiento de Residuos de Alicante), donde hay contenedores gratuitos para la recogida de la poda.

En más de 1.000 contenedores de la ciudad, hay información donde se recuerda los puntos de recogida de los residuos vegetales. Abandonarlos en la calle está considerado como sanción grave con multas de hasta 780 euros

Aceras pringosas, resbalones y coches rebosantes de flores moradas llenas de melaza que ensucian los parabrisas hasta el punto de que en barrios como Babel, en los que el aparcamiento no sobra, los conductores dejan huecos libres para evitarse los efectos de la jacaranda. Y es que esta especie propia de la América intertropical y subtropical que tiene una llamativa flor y da mucha sombra atrae a las plagas en esta época del año por el clima Mediterráneo.

La principal es la del pulgón, que segrega una especie de resina (es su excremento) que trae de cabeza también a los servicios de limpieza. Al llegar el calor, comienza a caer la flor, que no tendría mayor problema que el barrerla, pero se infestan de pulgones que dejan pringosas aceras y coches. En los últimos años, se estaba probando un tratamiento biológico a base de mariquitas, insectos depredadores de este pulgón (cajitas con más de 700.000 colocadas en los árboles), pero el Ayuntamiento del PP ha querido redoblar la lucha contra la plaga de la jacaranda sumando también un tratamiento de pulverización para tratar el arbolado con una mezcla de productos biológicos no químicos, buscando una mayor efectividad.

Jacarandas en el barrio de San Blas. Tan bonitas como sucias Información

La jacaranda es un árbol originario de las zonas tropicales de América del Sur, específicamente de la región del Gran Chaco entre Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay. Aunque hay cerca de 50 especies de jacarandas registradas, el árbol que normalmente vemos en los paseos arbolados de las ciudades corresponde a la especie Jacaranda mimosifolia —llamada jacaranda azul en el mundo angloparlante—; el uso de esta planta como árbol de ornato se popularizó en los últimos 200 años y esto la ha llevado a la distribución global que presenta actualmente.

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Los árboles de jacarandas presentan un crecimiento lento pero continuo y no es extraño que lleguen a vivir más de cien años; un árbol adulto puede medir más de veinte metros de alto y su copa se puede extender de manera significativa. Las ramas de las jacarandas se doblan en ángulos marcados, lo que les da un aire tétrico cuando pierden sus hojas en los meses de invierno, pero el carácter más distintivo de esta especie son sus vistosos racimos de flores que van del azul al violeta —aunque hay individuos que presentan flores blancas— y que se desechan tan rápido como surgen, creando un espectáculo de color que se manifiesta tanto en las copas de los árboles como en el suelo debajo de éstas.

La arboricultura urbana ha mantenido una estrecha relación con las jacarandas desde mediados del siglo XIX y una buena cantidad de ciudades alrededor del mundo han adoptado este árbol para embellecer sus calles y avenidas. La presencia de árboles de jacaranda es significativa y muchos de sus habitantes ven a las jacarandas como plantas asociadas a su identidad local.