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La cesta de la compra se dispara hasta un 50% en cinco meses en la provincia

La segunda subida de precios este año encarece alimentos básicos como el aceite en más de un 100%, las frutas en un 30%, los huevos en un 27%; y las carnes, el pescado fresco, la leche y los cereales en torno al 20%

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Segunda subida de precios de los alimentos este año Pilar Cortés

Los precios de los alimentos están desorbitados. El coste de productos tan básicos como el aceite, la leche, los huevos, los pescados, todas las carnes y la mayoría de las frutas empujan a los hogares a cambiar sus hábitos. Desde marcas blancas a productos más económicos como choped y salchichón, en detrimento del lomo y el jamón, los consumidores intentan recortar gastos a la hora de comprar en los mercados y supermercados. Como explican vendedores y representantes de asociaciones de consumidores, las familias de algún modo tienen que compensar la pérdida de poder adquisitivo a causa de la subida del precio de los alimentos, que se suma a la del combustible o la factura energética.

En los primeros cinco meses del año, la compra de alimentos en volumen por parte de los hogares españoles ha descendido un 11% en comparación con el mismo periodo del año anterior, según desveló días atrás el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. La compra se ha vuelto "más selectiva", y cambia la forma de llenar la nevera: se va a comprar más veces a supermercados y mercados en función de la necesidad de productos y no se llena alegremente el frigorífico, un comportamiento de "crisis de consumo" ante la escalada de precios.

La cesta de compra es ahora hasta 600 euros más cara que hace un año y detrás está la inflación, que llegó al 10,8 por ciento en julio, según el dato preliminar publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa más alta de los últimos 38 años. La realidad es que su coste se ha disparado hasta un 50% en cinco meses en la segunda subida de precios que se registra en un año, tras la que sobrevino con el estallido de la guerra de Ucrania, que llegó a triplicar el precio del aceite de girasol y que ha elevado por las nubes el valor de mercado de todo lo que contenga cereales, como el pan o la pasta. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) maneja un estudio según el cual esto aún no ha parado y prevé que a final de año la cesta de la compra anual sea 830 euros más cara.

La segunda subida de precios en un año encarece productos como el aceite entre un 45% y un 118%; las magdalenas y la margarina un 75%; los plátanos, el 63,6 %; la pasta, el 59,9 %; el pescado congelado más del 50%; las frutas un 30%; los huevos un 27%; y las carnes, el pescado fresco, la leche y los cereales en torno al 20%. Los comerciantes de alimentación ya están notando la caída del consumo pues se destina menos dinero a alimentos (un descenso medio del 15%), por la pérdida de poder adquisitivo; y las tiendas pequeñas se empiezan a olvidar de cerrar el puesto en verano, como hacían hasta ahora, para proceder a turnarse el descanso sin echar la persiana. Ejemplo de la progresiva subida de precios es algo tan básico como los yogures naturales: hace un año costaban 0,99 euros; subieron a 1,19 tras a raíz del conflicto entre Ucrania y Rusia, y ahora valen ya 1,25 euros.

"Está subiendo todo progresivamente y el problema entre España, Marruecos y Argelia tampoco ayuda. Productos como el calamar, la sepia , el pulpo y el lenguado se pescan en aguas marroquíes; y aparte del tema precios, el problema es que puede haber desabastecimiento de algunos productos", explica Abel Fernández, propietario de un puesto de pescado congelado en el Mercado Central de Alicante. Este negocio ha visto cómo se dispara su factura de la luz de 400 euros mensuales a 1.200 euros por la refrigeración con el mismo consumo de años anteriores, sobrecoste que afirman no repercuten en el consumidor, solo el incremento del precio del producto "porque la gente tiene que comer".

El calamar congelado acumula una subida por encima del 50% en su precio desde la guerra de Ucrania. En febrero un kilo de tamaño grande pescado en aguas marroquíes costaba 16 euros y ahora ya marca 24 euros al escasear esta especie por el calentamiento del agua del Mediterráneo.

La sepia cuesta ahora un 40% más . De 10,40 euros el kilo ha pasado a 14,50 euros. El pulpo, un 20% más. Detrás, el precio del combustible, de la luz, la guerra, la crisis de España con los países del norte de África y el hecho de que muchos barcos "no salen a faenar porque no les sale a cuenta. Si antes pagaban 10.000 euros por el combustible para una semana ahora le cuesta el doble y el alquiler de contenedores ha pasado de 3.000 euros hasta 14.000 euros. La gente tiene que subir precios para poder seguir trabajando. Se presenta una época difícil".

El pescado y marisco frescos no son una excepción. Mejillones rozando los 5 euros el kilo y 14 euros las chirlas. En el caso del pescado fresco tiene mucho que ver también el paro biológico de los pescadores, como ahora están los de Calpe y hace dos semanas La Vila. La pescadilla (hay poca) ha encarecido el revuelto para fritura, que ha subido en pocos meses hasta 4 euros. En el puesto de María Jesús Bas lo que más ha subido es el atún rojo de vivero, el que se llevan los japoneses. Cuesta a 54 euros el solomillo y a 68 euros la ventresca. Se debe a que no hay atún salvaje, que vale sobre 38 euros. En cambio reseña que la merluza de pincho, de San Sebastián, ha bajado desde Hogueras. En mayo costaba 28 euros y ahora algo menos de 25 euros.

Carnes

Las carnes sufrieron a principios de año una subida del 30%, y desde entonces hasta ahora otra del 20%. Todas, desde el solomillo de cerdo al pollo, según explican vendedores, que ven cómo a ellos la materia prima en origen les cuesta como poco un 20% más desde la guerra de Ucrania. "Hemos asumido la subida nosotros hasta que hemos tenido que ajustar márgenes. La ternera, por ejemplo, ha pasado de costar 5,50 euros el kilo a 6,50 euros. No ha sido de golpe sino progresivo desde febrero. Intentamos no repercutir pero al final tendremos problemas de viabilidad porque nuestros márgenes no son altos", señala Jesús Díaz, propietario de Carnes Moltó en el Mercado Central de Alicante.

Uno de los gastos más importantes que tienen es la factura eléctrica, que les obliga a estar pendientes de la refrigeración. También hay comerciantes, como el propio Díaz, que han cambiado la iluminación de los expositores a luces led más que por estética por la temperatura porque la antigua iluminación daba más calor y obligaba a subir el frío de las cámaras.

En frutas y verduras, más de lo mismo. "Subir ha subido todo, está disparado. La verdura está cara porque la mayoría es de invierno y por el calor ahora se estropea más; los melocotones no bajan de precio pese a estar en temporada, y tampoco las cerezas ni los higos", explica Noelia Alemañ, de Frutas Alemañ, que apunta una subida media del género en lo que va de año de entre el 20% y el 30%.

Uno de los productos más caros pese a estar en temporada son los albaricoques. Los tienen a 5,60 euros el kilo. Las cerezas tampoco bajan de 7,80 euros. La climatología influye pues las cerezas estaban en flor cuando granizó en la montaña de Alicante, "hay menos producto, porque mucho se estropeó, y más caro". "Es un cúmulo de situaciones, la guerra, la inflación, el clima...". Otros ejemplos son los tomates a 4,80 euros el kilo; los pimientos rojo y verde a 3,80 euros; y las ciruelas a 5,20 euros el kilo. Luego hay productos exclusivos como el mango de avión que llega de México en su punto de maduración exacto y que no tiene hebras, que ronda los 10 euros el kilo.

Europa devora las sandías

El presidente de la Asociación de Concesionarios de los Mercados Municipales de Alicante, Francisco Alemañ, apunta a una subida de precios sobre todo en la fruta que no se debe tanto a costes energéticos como a una cuestión de escasez de producción, pues la mayoría de agricultores han tenido la mitad que otros años, incluso menos. "Hicieron mucho daño las lluvias de abril y al haber menos kilos, y que estamos exportando bastante, porque en Europa hace mucho calor y devoran las sandías; al final si hay menos kilos y sigue habiendo demanda los precios tienen que subir". "Nos toca ingeniárnoslas a la hora de negociar en Mercalicante o directamente apretarnos el cinturón para repercutir lo menos posible". En cuanto a la verdura, habla de subidas más bien puntuales, y que calabacín y pimientos, por ejemplo, han variado poco de precios.

Los vendedores de los mercados quieren poner de relieve que trabajan con proveedores locales, es decir, con productos de kilómetro cero y escaso gasto de plásticos para amortiguar la subida global.

Según la Unión de Consumidores de Alicante, la subida de precios está muy relacionada con el IPC de mayo y junio. En la Comunidad Valenciana, aceites y grasas han subido un 45,8%; los huevos un 27,5%; la leche 19,5%; los cereales un 18,7%; y la carne un 14%, apunta su presidente Cecilio Nieto.

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