La temporada turística crecerá por los extremos gracias al cambio climático pero los veranos van a ser mucho más intensos e “incómodos” en la Costa Blanca. Esta es la conclusión a la que han llegado los expertos del panel intergubernamental que analiza las fluctuaciones que está teniendo el clima en el mundo en general y en particular en el área Mediterránea, como se demostrado este año, con un verano que dura ya cinco meses, con el agua del mar a 24 grados cuando debiera estar en torno a los veintiuno, y con la previsión de que el buen tiempo y el calor se prolongue hasta mediados de noviembre, según la estimación de Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante.

Ni rastro de las lluvias tan necesarias y una constatación: el cambio climático posibilita que el verano arranque en junio y no finalice en la provincia hasta finales de octubre, incluso mediados de noviembre, con, además, unas 120/140 noches en las que la temperatura no baja de los 20 grados. Hasta la segunda semana de noviembre no se espera que pueda llover y es solo una previsión, ya que el periodo de mayor riesgo de gota fría empieza a entrar en su recta final.

El mar Mediterráneo sigue con temperaturas inusualmente altas, con valores que oscilan los 22-24 ºC en el entorno del Golfo de Valencia y Baleares. En algunos puntos del archipiélago se mantiene en 24-25 ºC, una barbaridad. La temperatura del mar se sitúa entre 2 y 4ºC por encima de lo habitual. Esta situación supone un plus de energía en caso de descuelgues de aire frío en altura sobre el Mediterráneo. Aunque por ahora no se vislumbran escenarios de gran inestabilidad, en estas fechas las previsiones cambian rápidamente.

Una circunstancia que, según los expertos, obliga, incluso, a replantear las temporada turística debido a que mientras en el Mediterráneo los veranos, y en concreto los meses de julio y agosto van a ser bochornosos en Alicante, en otros países clave como emisores de turistas como Gran Bretaña y Alemania serán suaves y secos. “Pero viendo el lado positivo tenemos la prolongación por los extremos, a meses como junio, octubre e incluso noviembre. No hablamos de temperaturas extremas, de récord porque siempre encontraremos un día con puntas de calor. La principal característica de esta nueva coyuntura es la prolongación de los días de calor", explica Jorge Olcina.

"No hablamos de temperaturas extremas, de récord, porque siempre encontraremos un octubre con puntas de calor. Lo nuevo es la prolongación de los días de calor"

Jorge Olcina - Director Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante

El catedrático Jorge Olcina subraya, en este sentido, que el calentamiento del mar es imparable desde 1982, y obliga tomar medidas, difíciles, pero necesarias. Según este experto, el cambio climático va a provocar, por ejemplo, que tengamos un gran temporal marítimo cada dos o dos años y medio, cuando hace 20 años eran muchos menos frecuentes. Además van a ser más intensos, y no solo en la generación de lluvias torrenciales, sino en la mayor virulencia del mar batiendo contra la costa.

Por ello, Olcina insiste en que es urgente que se revise la Ley de Costas de 2013 que prorrogó las concesiones de viviendas y negocios hasta 75 años más. “No se trata de que el nivel del mar vaya a subir sobremanera, pero sí aumentará la intensidad, fuerza y frecuencia de los temporales. Es un trabajo a medio/largo plazo pero hay que actuar».

Olcina subraya que «se puede hablar de una especie de «mediterraneización» en efectos del cambio climático en el litoral mediterráneo español, un proceso caracterizado por una pérdida de confort térmico, por el aumento de las temperaturas máximas y, sobre todo, de las mínimas (noches tropicales)».

Además, a esto se añade, según Olcina, que el cambio climático provoca «un aumento significativo de los extremos atmosféricos con episodios de lluvia intensa que no son aprovechables, y episodios de sequía más intensos, de menor duración pero de aparición más frecuente. La presencia de un mar cada vez más cálido en la cuenca mediterránea juega un papel decisivo en estas manifestaciones regionales de calentamiento climático».

Un informe del Ministerio para la Transición Ecológica sobre la relación del turismo y el clima revela que la percepción de los turistas sobre el confort climático del destino puede ser tan importante o aún más que los datos climáticos en si. El modo en el que los turistas experimentan el clima influye en su satisfacción sobre el destino, la intención de volver a visitarlo en el futuro, y el mensaje que comunican a otros turistas.

Turistas jubilados paseando por Benidorm esta semana David Revenga

Además, “sería recomendable establecer sistemas de monitoreo del impacto en el turismo de situaciones extremas que ocurran en la actualidad que pueden convertirse en recurrentes en el futuro, como olas de calor, problemas de disponibilidad de agua, o incendios forestales”, apuntan los autores.

Datos que pueden ofrecer una información clave sobre el comportamiento del sistema turístico frente a dichos eventos en el futuro, a la vez que proporcionan una oportunidad para el diseño e implementación de estrategias adaptativas que se pueden poner en practica cuando dichos eventos se repiten y que cuya efectividad puede ser estudiada para su aplicación futura. La relación entre cambio climático y turismo es bidireccional y la contribución que las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del sector, aunque inciertas, son de una magnitud considerable.

El Ministerio considera necesario, en este sentido desarrollar programas que analicen la contribución del sector con estrategias para minimizar dichas contribuciones. De todas las emisiones del sector, se ha estimado que hasta un 75% están asociadas al transporte, particularmente el transporte aéreo.

Existen indicios de que tarde o temprano el sector de la aviación tendrá que desarrollar un papel más activo en la reducción de emisiones, asumiendo sus responsabilidades como uno de los grandes emisores y dadas las expectativas de crecimiento que se esperan para el sector en los próximos años.

Sean cuales sean las medidas que se tomen, las consecuencias para el transporte de viajeros, y por tanto para el turismo, pueden ser muy importantes. Por tanto, y paralelamente al estudio de las emisiones del sector, es necesario desarrollar estudios que exploren las consecuencias que las medidas de mitigación pueden tener en el turismo en nuestro país, y particularmente en el flujo de viajeros a las comunidades insulares.