La provincia de Alicante ganó 19.000 habitantes durante el primer semestre del año, gracias en exclusiva otra vez a la inmigración. La estimación de población a 1 de julio de 2022 que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE) cifra los residentes de la demarcación en exactamente 1.923.000, lo que implica un aumento bastante más significativo que en los semestres anteriores. En el contexto de la pandemia, el crecimiento demográfico fue mucho menor o incluso se registró algún leve descenso. La subida es una de las mayores de España en términos absolutos, pero el territorio se mantiene en el quinto puesto del país por su población, a 40.000 personas de Sevilla.

La provincia sigue así batiendo su propio máximo de residentes, aunque este crecimiento se debe única y exclusivamente a la inmigración, de la misma forma que viene sucediendo desde hace ya algunos años. Aunque los datos dados a conocer ahora por el INE no aluden de manera directa a esta cuestión, basta con cruzarlos con los de natalidad que se han difundido también este mismo mes. Como publicó este periódico la semana pasada, la natalidad apenas si remonta tras la pandemia, mientras la mortalidad alcanza cotas históricas. Por esa lógica, lo único que puede motivar un aumento de la población es la llegada de personas desde otros territorios.

Hay también otra variable que explica esta cuestión, y que sí se refleja en los datos que acaban de publicarse: la población autóctona sigue bajando poco a poco, mientras aumenta la de origen extranjero. En los seis primeros meses del año, la provincia perdió otros 1.996 residentes de nacionalidad española y nacidos en España, dejando la cifra en 1.407.912. Ahora bien, de la misma forma que ha ocurrido en semestres anteriores, la cantidad de personas con la ciudadanía española residentes en el territorio alicantino sigue en aumento: ya son 1.060 más, hasta un total de 1.508.411. Por primera vez, el número de habitantes españoles nacidos fuera del país supera los 100.000.

Como ya ha explicado este periódico con motivo de anteriores revisiones de estas cifras, la mayor parte de estas personas con la ciudadanía española pero nacidos en el exterior son de origen extranjero y, tras llevar un tiempo residiendo en España, han adquirido la nacionalidad. La mitad de ese contingente es originario de América del Sur, algo que en buena medida se explica porque los naturales de estos países pueden pedir la obtención de la ciudadanía con un menor tiempo de residencia. No obstante, destacan también los 16.334 oriundos de África y los 15.431 nacidos en otros países de la UE.

Factor de envejecimiento

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El hecho de que el crecimiento demográfico se deba por entero a la inmigración contribuye a acelerar otra cuestión a la que también aludía este periódico al conocerse los datos de natalidad del año pasado: el envejecimiento. La edad media de la población de la provincia ha subido dos décimas en el último año, situándose en estos momentos en 43,23 años los hombres y 45,29 las mujeres. Y esto se traduce, entre otros aspectos, en que los mayores de 65 años ya suponen un 20,64% de los residentes en la provincia. Eso sí, se advierte un ligero descenso de los mayores de 80 años, del 5,66 al 5,59%, que bien pudiera deberse, aunque es demasiado aventurado afirmarlo de forma categórica, a los estragos de la pandemia de coronavirus.

Conviene también señalar, por otra parte, que lo que se han conocido estos días son las cifras de población residente, que son en realidad una estimación de las personas que realmente viven en un territorio. Los datos del padrón, que sí son el número oficial de habitantes, se conocerán dentro de aproximadamente un mes, en los últimos días del año, como es habitual. No obstante, los datos provisionales avanzados hace unos meses hablaban de 1.897.323 habitantes al inicio de 2022, es decir, alrededor de 7.000 personas menos de las que se calcula que realmente vivían en la demarcación en ese mismo momento.