Plan de la Universidad ante el cambio climático: extender su isla de biodiversidad a las ciudades

La Universidad de Alicante ha puesto en marcha un ambicioso proyecto, en el que implica a expertos en ecología, clima, zoología y biología, con el objetivo de extender al conjunto del campus e incluso a las ciudades de forma generalizada, la isla de biodiversidad que las especies autóctonas tanto de fauna como de flora han logrado crear en el entorno del denominado como Bosque Ilustrado, donde se ubica el estanque de los patos.

Esta área, junto a las del parque científico donde crecen plantas asilvestradas, son para los expertos un ejemplo a seguir y potenciar decididamente para hacer frente a los peores indicadores que arroja el cambio climático.

“Sabemos que cualquier desequilibrio, como los que provoca el cambio climático, produce efectos negativos. Además de proteger la función vital sobre la salud, la UA trabaja para conseguir el certificado de calidad ISO 14.000 de la sostenibilidad ambiental”, puntualiza el responsable del secretariado de Salud y experto en Enfemería Comunitaria, José Ramón Martínez Riera, que lidera el proyecto. Este empeño permitirá a su vez añadir fondos para la investigación, puesto que las convocatorias europeas son cada vez más exigentes con los criterios medioambientales, añade.

Huella

Con este proyecto multidisciplinar y a corto y medio plazo, el campus espera servir de ejemplo a cualquier localidad sobre las posibilidades reales que ofrece favorecer el auge de la vida animal y vegetal propia de cada entorno.

En el campus se ha comprobado que las especie autóctonas contribuyen de forma decidida a reducir tanto la huella de carbono como, por extensión, la contaminación del aire que respiramos.

De hecho, la estrategia para la salud global que se ha emprendido desde el Rectorado incluye una estadística de los indicadores sobre la calidad el aire y la huella de carbono, para potenciar y proteger al conjunto de la Universidad como espacio saludable, desde la perspectiva global del bienestar que genera una política medioambiental que respeta la naturaleza, como añade Martínez Riera.

Se busca por tanto, como también subraya Sonia Blazquez, técnica de Ecocampus, proteger la biodiversidad en peligro y, a partir de ahí, impulsar la proliferación de nuevas especies que los expertos indican que se puede conseguir con prácticas sencillas.

Favorecer que nidifiquen nuevas aves se puede propiciar reuniendo palitos con los que crear especie de envolvente natural que atraiga a los seres vivos, y el acúmulo de piedra en rincones asilvestrados se convierte asimismo en un refugio ideal para los insectos.

Especies

El catedrático Eduardo Galante, investigador del Cibio, centro de la biodiverdad, añade que de la misma forma, la protección y proliferación de los insectos se consigue desde un entorno más silvestre y natural, porque los atrae y son fundamentales como alimento de la aves y para nuestra existencia.

“No olvidemos -recalca el experto biólogo- que a más del 64% de las plantas mediterráneas las polinizan los insectos, que son los grandes recicladores de la naturaleza y base de la alimentación de vertebrados, como las aves”. Pero que hay que protegerlos porque la reducción de insectos supera ya el 8% por la falta de un hábitat adecuado.

El asimismo experto en ecología de los vertebrados y destacado zoólogo, Germán López, propone por su monitorizar la fauna de vertebrados para aprovechar la información que se genere en potenciar el hábitat.

Añade que el ambiente que ofrece el campus ha favorecido que, por ejemplo, nidifique en el edificio del Rectorado el avión común, una especie de golondrina que construye los típicos nidos de barro. Y que son ya 80 las especies de ciclo anual desarrolladas en el propio espacio universitario que interesa “preservar y mejorar para acoger una mayor biodiversidad”.

El campus se muestra, por tanto, como un espacio medioambiental privilegiado, y desde el secretariado de Salud prevén exprimir las posibilidades que ofrece de especies autóctonas y de flora silvestre y natural para extenderlo a nivel del conocimiento académico, a partir de prácticas directas del alumnado en las áreas naturales por excelencia, como el paraíso de la diversidad que ofrece el Bosque Ilustrado, e incluso convertirlo en un jardín didáctico que abarque toda su dimensión, incluida el área de ampliación en la parque científico.

Flora

El catedrático de Botánica del departamento de Ciencias Naturales, Manuel Benito Crespo, afirma que atraer flora autóctona desemboca a su vez en una menor carga y costes a la hora de su conservación porque también necesita menos agua, además de que favorece una mejor relación con la fauna, y que se trata de que alumnos y trabajadores del campus en general “conozcan lo que tienen”.

Estos expertos van por tanto a “tratar de reproducir parte de los ecosistemas naturales del campus” y trasladarlo también a un aprendizaje “más natural”, algo que, asegura Crespo, se puede hacer desde ya.

El campus cuenta ya con 400 especies catalogadas, “muchas de ellas grandes desconocidas”, lamenta, que se distribuyen por las zonas ajardinadas de la periferia a las que se trata de sacar partido con este proyecto multidisciplinar, además de transferir dicho conocimiento a la sociedad en general mediante códigos QR.

Clima

Y antes de que concluya este curso, desde el Laboratorio de Climatología que dirige el catedrático Jorge Olcina, se está diseñando un sistema de alertas meteorológicas que evite el riesgo de las personas tanto frente a lluvias torrenciales como a elevadas temperaturas “a la vista del histórico de episodios en el campus" pero teniendo en cuenta también los avisos oficiales de la agencia Aemet.

El sistema de alertas propio del campus seguirá la medición de determinados umbrales para dar aviso de la forma que se determine, ya sea vía SMS, por mail o en redes sociales ante cualquier evento meteológico extremo.

Residuos

Con todos estos elementos se configura un ciclo medioambiental que se va a completar asimismo con la gestión de residuos cero en el conjunto del campus.

Además de potenciar la recogida selectiva y de los residuos sanitarios de los distintos laboratorios tal y como ya se viene haciendo, y que son los más peligrosos, Blázquez añade la previsión de cerrar el círculo de residuos evitando su transporte para eliminar también la generación de CO²

Así, los residuos del conjunto de las cafeterías, convertido en compos, se incorporará a las zonas verdes del campus para favorecer asimismo la materia orgánica y la biodiversiad.

Riera concluye que se va a crear un “todo integrado”, sobre la base del clima que organiza la biodiversidad y junto a la vegetación, insectos y aves.