Zancadillas para salir del infierno

En un país en guerra y devastado por un terremoto, España obliga a una mujer residente en Alepo y madre de un sirio alicantino a tramitar de nuevo la solicitud de un visado que le denegaron hace dos meses por un error de Interior y la embajada

Mirad Ayoud con su hijo Firás Aldakar en Alepo en mayo de 2022. Hacía nueve años que no se veían.

Mirad Ayoud con su hijo Firás Aldakar en Alepo en mayo de 2022. Hacía nueve años que no se veían. / INFORMACIÓN

Mercedes Gallego

Mercedes Gallego

A punto de cumplir los 80, hace poco más de dos meses Mirand Ayoub tuvo que salvar la distancia que separa Alepo, ciudad de donde es y en la que reside, de Beirut, sede de la representación diplomática española para los ciudadanos sirios tras el cierre de la embajada en aquel país, para presentar la solicitud de un visado Schengen que le acabaron denegando a principios de este enero. 

Un rechazo que se apoya en que «la información que se facilitó para justificar el propósito y las condiciones de la estancia de Mirand en Alicante no resultaba fiable, además de haber dudas razonables en cuanto a su intención de abandonar el territorio europeo al expirar el visado», pero que realmente fue fruto de un fallo de comunicación entre la embajada y el Ministerio del Interior.

Error que, aún así, no le evita el trago de que tenga que iniciar de nuevo el proceso para volver a pedirlo con el calvario que supone reunir los 16 documentos que se requieren en un país asolado tras más de una década de guerra y a la que ahora se ha sumado la devastación de un brutal terremoto. 

«Visto el error, pedí que rectificaran la denegación del visado por motivos humanitarios, pero me respondieron que la ley no los contempla», relata impotente el hijo de Mirand

En realidad Mirand tuvo que recorrer esos casi 800 kilómetros en dos ocasiones en apenas 48 horas. Había conseguido cita para la embajada, imprescindible para atravesar la frontera libanesa, pero desconocía que el permiso estaba limitado a unas horas. Con lo que su idea de llegar la víspera para descansar antes de ir a presentar a solicitud se topó con la prohibición de entrar en el país y el regreso de nuevo a Alepo para retornar a Beirut al día siguiente. Otras ocho horas de unas carreteras para olvidar. 

Pero esto, con todo, no es lo más sangrante de una historia que comenzó cuando uno de sus hijos, Firás, un farmacéutico residente en Alicante desde la Navidad de 2013 y nacionalizado español desde el año pasado, pidió el reagrupamiento familiar para sacar a su madre por unos meses del infierno en que la guerra ha sumido su país.

En 2018 presentó la solicitud que el Ministerio del Interior rechazó en septiembre del año siguiente. ¿El motivo? No poder probar, en lo más crudo de la contienda, el dinero que mandaba a su madre a través de un amigo. 

 «Difícil justificar en un país sometido a sanciones, como es Siria, el dinero que periódicamente le enviaba a mi madre", explica Firás, quien asegura que la última intención de esta mujer, mayor pero dinámica, es no regresar a su país. «Solo quería pasar aquí el invierno y olvidarse por un tiempo de esa pesadilla», precisa.

Su marido murió en 2009 y sus otros dos hijos viven una en Canadá y el otro en Alemania, «pero mi madre tiene allí su vida, sus amigos», agrega su hijo de Alicante. Pero ni eso, ni su nómina (él trabaja en una farmacia de la provincia), ni la de su mujer (es profesora), sirvieron entonces ni han servido ahora.

El 20 de enero y mediante un poder notarial a través de un amigo de Firás que vive en Beirut (el trámite no puede realizarse por correo) se presentó el recurso contra la denegación del visado que la embajada volvió a ratificar.

Y en estas llegó el terremoto. Ante la nueva situación, que viene a sumar más devastación en la zona donde vive su madre, con jornadas de hasta veinte horas sin luz, falta de combustible, bajas temperaturas y un sistema sanitario aún más desbordado por el seísmo, Firás se pone de nuevo en contacto con la embajada en Beirut y es entonces cuando le comunican el verdadero motivo por el que se le ha negado la visa a su madre. «Al parecer el Ministerio del Interior no comunicó a la embajada la resolución de la solicitud del agrupamiento con lo que más de tres años después, a efectos consulares, seguía abierta, lo que impide la concesión del visado». De hecho, el fin de este proceso no se ha anotado hasta hace apenas una semana. 

Localizado el error de coordinación cometido por la Administración, y al que esta mujer es ajena, su hijo solicita de nuevo que tramiten entonces la petición del visado. Pero la sorpresa llega cuando le responden que la solicitud presentada en diciembre ya ha caducado y que tiene que iniciarse el proceso de nuevo presentando los mismos 16 documentos que Firás y su madre tardaron dos meses en conseguir, y que ahora tienen que volver a reunir en un país con unas condiciones aún peores que las anteriores.

País colapsado

«Les he explicado que el país está colapsado por el terremoto y hasta les he suplicado que rectifiquen esa denegación aunque solo sea por motivos humanitarios, pero han respondido que la legislación no contempla esos motivos y que la única opción es repetir el proceso», relata impotente Firás. 

Desde la Oficina de Información Diplomática aseguran que la embajada «está al tanto del caso», que «sigue los trámites ordinarios de acuerdo con la legislación y procedimientos previstos», y que «se facilitará la tramitación de un visado Schengen en los próximos días».  

Y a la espera de eso están cuando va a hacer un año que Firás pudo viajar a Alepo para abrazar a su madre. Un suspiro comparado con los nueve años que hasta ese momento habían estado sin verse.