Somos Terreta

La Terreta media y su vertebración

Antonio Adsuar

Antonio Adsuar

«Conócete a ti mismo» nos decía hace tantos siglos el insigne Sócrates. Como ya saben muchos de mis lectores soy historiador pero también me gusta hacer incursiones en la filosofía, en la antropología.

Tener una visión humanística y completa requiere acudir a todas las ciencias humanas. Apostar por un enfoque multidisciplinar enriquece nuestro discurso y nos permite comprender mejor las sociedades.

Entender la Terreta, descubrir de verdad cómo es nuestra provincia, aprehender la esencia de nuestras comarcas. Ese está siendo mi objetivo durante estos últimos años, mi quehacer, que diría Ortega y Gasset.

Hoy quiero compartir con vosotros una reflexión sobre la provincia de Alicante desde la sociología, un análisis más basado en impresiones y realidades actuales.

Somos un territorio diferente, somos una Terreta media. Madrid y Barcelona, las grandes urbes españolas, destacan por su pujanza. Son ciudades que juegan en la primera división europea, capitales globales de importancia mundial.

Alicante, la Terreta, no es Madrid, no es Barcelona.

Pero tampoco somos Sevilla, ni Zaragoza, ni Málaga. Repasemos algunos datos: Sevilla es la cuarta provincia de España en población, casi empatada con Alicante, con prácticamente 2 millones de pobladores. Sin embargo, su capital tiene prácticamente 700.000 habitantes, mientras que nuestra urbe del Benacantil tiene únicamente unos 330.000 residentes.

La provincia de Zaragoza, por su parte, tiene casi un millón de habitantes y aproximadamente 666.000 se concentran en su capital.

La provincia de Málaga cuenta con unos 1,7 millones de ciudadanos, de los cuales unos 570.000 están en su capital.

Podemos observar cómo la provincia de Alicante destaca por el poco peso poblacional relativo de su capital. Tomemos nota del dato para comprendernos y conocernos mejor.

Sigamos.

¿Alicante es Huesca o Soria? La respuesta también es obviamente no. Huesca tiene 220.000 moradores censados mientas que Soria cuenta en toda su demarcación solamente con 90.000 habitantes.

¿Qué conclusión en clave alicantina podemos sacar de esta breve y sencilla comparativa?

A mi modo de ver queda claro que somos los alicantinos una especie de «man-in-the-middle», una Terreta media que destaca en población y potencial económico pero que, a diferencia de Sevilla, Zaragoza y Málaga, no tiene una capital que sobresalga claramente por encima de una red de ciudades bastante equilibrada.

Este policentrismo es positivo como siempre afirma mi amigo y excelente geógrafo Vicente Luis Benito.

Además, hemos de añadir a esta idea justo arriba remarcada que en la provincia de Alicante contamos con un interesante equilibrio relativo costa-interior en la esfera poblacional.

Aunque es evidente que desde la década de los 1960 con la llegada del turismo y la implementación general de una economía de servicios nuestras comarcas costeras cuentan con un atractivo cada vez mayor, el territorio ha sabido mantener importantes núcleos bien poblados en el interior, que basan sus economías en la agricultura, en la industria o en la logística.

Esto no ocurre, por ejemplo, en las otras dos provincias de la Comunidad Valenciana, Valencia y Castellón.

Bueno, ahora que ya nos conocemos un poco más a nosotros mismos, ahora que ya hemos hecho un poco de caso a Sócrates echando mano de algunos datos básicos de geografía humana, vayamos un paso más allá.

¿Cómo podemos aprovechar en positivo este carácter de Terreta media que nos singulariza?

Acudamos a algunas consideraciones sociológicas caseras. Durante los años en que viví en Barcelona, cuando volvía en verano o en vacaciones algo me llamaba poderosamente la atención.

Cuando estaba en mi pueblo, Crevillent, pero también cuando iba a Alicante, Elche, Villena, Elda, Alcoy y muchos otros de nuestros pueblos y ciudades, me daba la impresión de que aquí nos conocíamos todos (relativamente claro).

La provincia funciona en muchas ocasiones como una especie de «pueblo grande o ciudad difusa conjunta». Si uno se mueve algunos años en cualquier mundillo profesional o ligado a cualquier actividad de ocio (ajedrez, montañismo, sector de la construcción, salas de conciertos, lo que sea) acaba conociendo a casi todo el mundo que está relacionado con cada particular cosmos alicantino.

En Madrid, en Barcelona, estas cosas no pasan o pasan a mucha menor escala.

En nuestra Terreta media este «aire de familia» lo impregna todo, vinculando a nuestra capital con muchas de las otras principales ciudades y vertebrando la vida comarcal en torno a las urbes más importantes.

Por ejemplo, alrededor de Elche gira Aspe, Crevillent, Santa Pola, Novelda y otras ciudades próximas.

Paso ya a la parte más propositiva de este artículo. Considero que deberíamos aprovechar esta singular Terreta media nuestra para generar sinergias sociales y empresariales beneficiosas para todos.

Los que ya me conocen saben que pido machaconamente más coordinación alicantina, más vertebración de nuestras comarcas, más relato y proyecto común. Soy cansino pero creo que tejer el territorio más y mejor es necesario y beneficiaría a la provincia y al conjunto de la Comunidad Valenciana.

Pongamos sobre la mesa algunas propuestas concretas: ¿qué tal si potenciamos las sinergias turísticas entre Benidorm y Alicante?, ¿se podría reforzar el eje Vega-Baja/Baix Vinalopó vertebrado desde Elche?, ¿seríamos capaces de potenciar la recuperación y la capitalidad de Alcoy como ciudad clave de l’Alcoià-Comtat?, ¿es factible mejorar la coordinación entre las dos Marinas?, ¿alcanzaríamos a articular mejor el corredor del Vinalopó centrándonos en tejer más eficazmente el Medio y el Alto Vinalopó?

Como se dice en francés «l’espoir fait vivre», no nos apearán de nuestras ilusiones y de nuestras ganas de ir más allá.

Como has podido observar, generoso lector, estas ideas y propuestas se centran más bien en la geografía humana y económica y en la ordenación territorial. No son temas que yo domine especialmente pero creo que son áreas en las que debemos mejorar.

Como historiador lo que sí considero que me toca es explicar nuestro pasado para tratar de hilar un relato común que facilite las coordinaciones efectivas que propongo y la creación de un «nosotros alicantino» más trabado y completo.

De nuevo escucho a los críticos habituales que nos dirán, tratando de instalarnos en el pesimismo inerme, que la Terreta es un invento artificial, que nuestras comarcas son demasiado diferentes, que no hay nada que hacer.

Estos mismos debatidores, en mi opinión, se contradicen al afirmar que el espacio alicantino es invertebrable pero al defender acto seguido la creación de un territorio articulado en el conjunto de la Comunidad Valenciana o la eliminación de fronteras artificiales en una España compartida.

No digo que no tengan parte de razón y me encantada debatir, pero si defienden la necesidad de estructurar los conjuntos español y del territorio valenciano creo que no se deberían oponer a unas mayores sinergias alicantinas.

Todo suma, entre tots ho farem tot. Voy concluyendo ya afable lector, no quiero abusar de tu tiempo y veo que estás ya acabando el café.

A mi modo de ver no es necesario crear una identidad alicantina fuerte, común y muy cohesionada para poner en marcha las medidas concretas que propongo.

Debemos dejar atrás estas visiones identitarias que viven de la necesidad de homogeneizar. No son adecuadas estas perspectivas en un mundo global complejo, que tiende a la diversidad, al cosmopolitismo y a las sociedades abiertas y plurales.

Para mi todo pasa por coordinar de verdad Elche y Alicante. De la misma forma que el eje franco/alemán es el motor de la Unión Europea, el eje Alicante-Elche, si de verdad se articula, cambiaría nuestra provincia profundamente para bien en pocas décadas.

¿Quién cortará nuestro nudo gordiano?, ¿quién será capaz de liderar una Terreta que necesita dejar atrás la maldición alicantina de la desunión?

Recordemos para cerrar la propuesta de Sócrates: conocernos a nosotros mismos, saber que somos una Terreta media, nos ayudará a alumbrar un futuro mejor.